En el deporte se debe andar con dos jabas. Sí: Una para echar las victorias; otra para las derrotas. Es algo muy elemental. Pero se nos olvida con demasiada frecuencia. Por eso el domingo escribimos con cautela antes de que este lunes el luchador cubano Ismael Borrero no se conformara con la medalla de plata ya asegurada, y en la ansiada final ganara su segunda de oro en Campeonatos Mundiales. La primera vez fue en Las Vegas 2015. Y la segunda ahora en Nur-Sultán (Kazajistán).
¿Qué escribimos en el último párrafo del trabajo anterior...?
“Este lunes muchos estaremos pendientes del capítulo final de la ´telenovela´ de Ismael Borrero. Y termine con oro o plata seguiremos pensando que una vez más estuvo espectacular”.
Esa cautela es una forma de no añadirle más presión psicológica a un deportista.
O de lo que sin dudas es un buen resultado termine siendo empañado, o semi empañado, porque antes se dijo qué…
Y, en el caso de lo que bautizamos, como ya recordamos antes, de “la telenovela de Ismael Borrero”, no se podía olvidar que enfrentaría a un rival laureado.
Sí: Es algo muy elemental. Pero se nos olvida con demasiada frecuencia…
¡UN RUSO!
El contrario, en la final de la división de los 67 kilogramos en el estilo grecorromano, iba a ser un representante de Rusia (potencia en este deporte): Artem Surkov, hasta este lunes campeón mundial vigente, pues ganó en el de Budapest 2018.
“Es un rival al que nunca me he enfrentado, y estoy seguro de que será difícil”, le dijo horas antes en la sede al colega Rudens Tembrás Arcia, del sitio digital Jit.
Borrero resolvió sin demasiadas preocupaciones los enigmas del capítulo final de la telenovela…
“En el primer período logró la pasividad de su rival (1-0), y dos puntos más en el trabajo en el suelo, con un intento de desbalance que acabó en expulsión del tapiz (3-0)”, escribió Tembrás. Entonces, casi con la de oro en un bolsillo, apeló a un inteligente toque de cautela que lo llevó a pasividad, y tener que ir al piso, lo cual no pudo aprovechar el ruso. Así quedó el 3-1 final.
¿QUÉ HABÍA PASADO?
Antes de enfrentarse al ruso había logrado cinco victorias, las tres primeras de ellas por superioridad técnica.
Vamos a recordar lo ya escrito sobre ellas…
La primera fue ante el iraní Hamed Mousa (9-0). Luego contra el rumano Mihai Radu Mihut (9-0). Y la tercera ya sí enfrentando a un rival más exigente: el alemán Frank Staebler (11-0), quien ha sido tres veces campeón mundial en las divisiones de 66, 71 y 72.
En el último duelo matutino se midió al contrario más difícil, y sosteniendo ante él la pelea más complicada: el sudcoreano Hae-Soon Ryu, campeón mundial en París 2017. El asiático se presentó exacto en todos los frentes. Y nuestro compatriota encontró el camino al éxito logrando que a su rival le marcaran pasividad, y después sacándolo del colchón. No se pudo más…
En la tarde dominical, luego de un descansito, doblegó 6-2 al egipcio Mohamed Elyased, con lo que logró, como ya escribimos, asegurar su presencia en la pelea por la medalla de oro.
¡INFORMANDO!
No podemos dejar de recordar otros dos puntos:
1.-El desempeño de Borrero permitió extender una racha impresionante: en los últimos 28 años con celebración de Campeonatos Mundiales los luchadores cubanos han ganado al menos una medalla. Y esa racha empezó en 1982…
2.-Y aseguró ya su ansiada presencia en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 (algo válido en esta competencia solo para los seis primeros).
Ahora una breve pincelada apartándonos de la “telenovela de Borrero”: su compatriota Oscar Pino (130 de la greco), disputará este martes la presea de oro. Él aprovecha la ausencia estratégica del casi invencible Mijaín López, quien se reserva para tratar de ganar en los de Tokio 2020, su cuarta medalla de oro en Juegos Olímpicos.
Queremos ponerlo ahora todo más claro. Para que este dato contundente no se pierda en medio de la crónica. En su camino indetenible hacia el punto más alto del podio Ismael Borrero derrotó a seis rivales. ¡Y tres de ellos campeones mundiales!
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