En Vietnam está pasando algo, y bueno: son tantos y tan variados los informes y noticias sobre los éxitos económicos y sociales del país que uno termina entre admirado y perplejo.
El Producto Interno Bruto sobrepasó los 220 000 millones de dólares al experimentar una expansión del 6,81 por ciento, la tasa más alta desde 2011. La escala de la economía nacional aumentó hasta situarse en un estimado de 223 000 millones de dólares. El PIB per cápita aumentó 170 dólares y llegó a los 2 385 anuales.
Las exportaciones superaron los 213 770 millones de dólares, para un crecimiento del 21,1 por ciento. El superávit comercial estuvo en el orden de los 2 700 millones de dólares. Las inversiones extranjeras directas rozaron los 36 mil millones de dólares, un aumento interanual de más del 80 por ciento.
Vietnam, arrasado por la guerra con Estados Unidos, inició este despegue en 1986 con su política de apertura (DoiMoi) y transición de la planificación centralizada a una “economía socialista de mercado”. Comenzó con un conjunto de reformas, que supusieron el reconocimiento de la propiedad y la iniciativa privada, la progresiva apertura a la inversión extranjera y una ofensiva en la apertura comercial al exterior.
El país dio un primer paso con la transición de una economía dominada por la agricultura a otra más industrializada en base a exportación de mano de obra intensiva; ha diversificado su base exportadora añadiendo a productos primarios como café, té y arroz, otros más industriales como zapatos, textiles y ensamblaje de computadoras.
Vietnam ha aumentado los programas de bienestar social que demuestran claramente la alta determinación de combinar el crecimiento económico y la garantía de la igualdad social y el progreso.
Para este 2018 contempla políticas económicas de Estado con planes a largo plazo, en cuya dirección principal ha colocado a la inversión extranjera directa. Está en un proceso de integración, con los países de la región a través del Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica (TPP), a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático y un Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea. Su incorporación a la OMC, en 2007, ha supuesto su integración plena en el comercio mundial, con una paulatina reducción de aranceles y la liberalización de determinados sectores que le ha permitido también beneficiarse de la entrada de nuevas inversiones extranjeras que han jugado un papel fundamental en su industrialización.
A ello se suma sus enormes atractivos para el turismo internacional. El pasado año el país recibió 13 millones de turistas extranjeros, una cifra récord que sobrepasó en un millón y medio los previstos, lo que generó ingresos superiores a los 22 000 millones de USD.
Todos esos éxitos se alcanzaron contra viento y marea, literalmente hablando: en 2017, Vietnam sufrió el azote de 16 tifones, los cuales provocaron pérdidas materiales y humanas por 2 300 millones de dólares.
En la estrategia de desarrollo socioeconómico para 2020, el Partido Comunista y el Gobierno reafirman su determinación de convertir Vietnam en un país industrial a través de tres grandes avances estratégicos, que son el perfeccionamiento de las instituciones de la economía socialista de mercado, el desarrollo de recursos humanos de alto nivel y la modernización de su infraestructura.
Hoy el futuro le sonríe al pueblo de Vietnam. Con una cultura milenaria y con monumentos considerados Patrimonio de la Humanidad, como el Santuario de My Son, un conjunto de templos hinduistas dedicados al dios Shiva en la provincia de Quang Nam.
La larga lucha emprendida por el máximo líder vietnamita, Ho Chí Minh, hace más de seis décadas, hoy rinde sus frutos con un país próspero y en desarrollo, pero, sobre todo, con un pueblo que a base de sacrificios creyó en su destino y conquistó su libertad y el derecho a vivir en paz.
Cuba y Vietnam, dos naciones distantes geográficamente, separadas por miles de kilómetros y con realidades históricas y culturales distintas, son ejemplos de lo que se puede hacer en materia de solidaridad, cooperación, negocios y de un comercio mutuamente ventajosos. La visita del Secretario General del Partido Comunista Nguyen Phu Trong a Cuba es una muestra de ese interés por fortalecer los lazos y las relaciones bilaterales y beber de la experiencia política y económica de ambas naciones en la construcción del bienestar de sus pueblos.
Saludo fraternal entre Miguel Miguel Díaz Canel y Nguyen Phu Trong en el Aula Magna de la Universidad de La Habana. (Foto: Ismael Francisco).
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