jueves, 18 de abril de 2024

Siria: tribulaciones trumpistas

El presidente gringo muestra su falta de luces una vez más...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 21/10/2019
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Conflicto sirio (10)
Las tropas sirias ocupan posiciones en los ex territorios de la milicia kurda para enfrentar a los agresores turcos

Los acontecimientos en Siria luego de la decisión turca de ampliar su ilegal presencia militar en ese país; del apresurado, unilateral e inconsulto retiro de las tropas usurpadoras gringas en aquel territorio; y del abandono por Trump de sus aliados kurdos en la “guerra antiterrorista”, evidencian una vez más la torpeza, improvisación y actuación personalista que caracterizan al actual presidente de los norteamericanos.

Las críticas contra el magnate inmobiliario devenido figura central de la Casa Blanca llueven por estos días, y lo interesante es que vienen desde todas las tendencias, desde los que ven un expansionismo malsano en la remisión de contingentes militares a cualquier rincón del planeta, hasta los que se quejan de que el mandatario descredita al país por su inconsistencia hacia sus socios, sin obviar a  la tendencia que asume que Trump acaba de darle al “enemigo” (Rusia, Irán y el Hizbolá libanés) todas las oportunidades para reafirmarse como la fuerza predominante en torno al ocaso de la guerra desatada por el hegemonismo hace poco menos de un decenio contra el pueblo sirio.

Desde luego, además de incapacitado políticamente y de asfixiado por su oblonga prepotencia, el señor presidente, que dice “no  podría resistir” su no reelección este 2020, al menos intuye que, especialmente en estos días, anda sobre una cuerda floja en aquello de intentar edulcorar su figura como renovado aspirante a la jefatura del país, y eso acelera sus vaivenes, contradicciones e improvisaciones con el peso adicional de que nada le está saliendo bien en Siria.

Primero utilizó su añeja alianza con el ladino terrorismo musulmán a través del Estado Islámico y la versión siria de Al Qaeda para pretender derrotar al gobierno de Bashar el Assad.

Luego, con la batida militar exitosa de Siria y sus aliados rusos, iraníes y del Hizbolá libanés, creo las milicias kurdas en las áreas que usurpó militarmente en aquel país sin el consentimiento de sus legítimas autoridades, y mientras alegaba combatir al Estado Islámico, alentaba el separatismo entre sus socios para sembrar un futuro conflicto interno contra Damasco.

Esta última decisión le creó ronchas con un aliado levantisco como Turquía, que también con tropas ilegalmente desplegadas en Siria, acaba de ordenar una invasión bélica que extienda sus predios de manera de “neutralizar” a quienes denomina “terrorista kurdos”

Enredado en un laberinto que no acaba de entender, Trump entonces, por designio personal, ordenó a sus tropas salir del noreste sirio, dio la espalda a las milicias kurdas, y se cruzó de brazos ante los planes de Ankara.

Llegó a escribir incluso el presidente gringo en sus habituales mensajes digitales, que sus hasta hace poco socios kurdos son de los “peores terroristas que se haya conocido”.

Pero pasadas apenas horas, y en medio del desconcierto que generan sus marchas y contramarchas, alguien le advirtió que los irritados kurdos habían llegado a un acuerdo con Damasco para que el ejército nacional sirio irrumpiera en las zonas hasta ahora bajo su control para enfrentar a los militares turcos, lo que echa por tierra toda posibilidad de reasumir los planes separatistas que Trump estaba alentando.

Entonces, y por un instante, su irá giró hacia Turquía a la que amenazó con inauditas sanciones, y remitió a su vicepresidente Mike Pence a Ankara para lograr un temporal cese de hostilidades que, curiosamente, no implica abrir negociaciones generales con las partes enfrentadas, sino se proyecta como una “oportunidad” para que las milicias kurdas abandonen sus puestos y los soldados turcos ocupen su lugar. En pocas palabras, si ya no puede haber secesión kurda, entonces que exista presencia militar de Ankara  entorpeciendo el fin de la guerra criminal contra Siria y su integridad territorial.

El embrollo es de tal magnitud, que una reciente reunión entre el legislativo y el presidente norteamericano sobre tan espinoso tema, las críticas de los parlamentarios alebrestaron de tal manera a Donald Trump que  llamó públicamente “vieja loca” a Nancy Pelosi, la demócrata jefa de la Cámara Baja del Congreso, en un arrebato sin precedentes en la ya nada apacible platea política estadunidense.

Y mientras las tropas sirias avanzan con el proclamado ánimo de defender la soberanía nacional, y los invasores ya han sido acusados de utilizar armas químicas y grupos terroristas en sus acciones bélicas, la Casa Blanca no deja de sacar cuentas para intentar reorganizar el rompecabezas que, de total autoría propia, ahora actúa como un serrucho que le está tajando el piso.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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