Las últimas demostraciones populares en Argentina este mes ratifican la inconformidad de la mayoría contra las políticas económicas de Mauricio Macri, alumno sobresaliente del expresidente Carlos Menem, el político que creía que el Estado también era de su propiedad y dejó a su salida un país en jirones.
Macri, un empresario millonario, envuelto en presuntos sucios negocios junto a su familia, ganó la Casa Rosada por un mínimo de tres puntos porcentuales a fines del 2015, seguido por el candidato del Frente para la Victoria (FPV), Daniel Scioli, quien tuvo una campaña electoral endeble, a pesar de los esfuerzos de la jefa de esa coalición, la exmandataria Cristina Fernández.
Si este año continúa como comenzó marzo, con movilizaciones de cientos de miles de personas en las calles en signo de protesta, aunque su gobierno está lejos de caer, habría repercusión en las elecciones legislativas del próximo 22 de octubre, cuando la oficialista alianza Cambiemos intentará hacerse de una mayoría en el Congreso Nacional, ahora en manos opositoras.
Hasta ahora, el mandatario se ha visto forzado a gobernar mediante decretos ejecutivos, pues la mayoría parlamentaria de oposición veta sus proyectos encaminados a implantar la economía de libre mercado.
Periódicos como Página 12 bautizaron el mes como “marzo caliente”, tras las gigantescas concentraciones de los días 6, 7 y 8, cuando en la mayoría de las provincias, y en especial Buenos Aires, la capital, las calles devinieron escenario de lucha y confrontación, incluso con los cuerpos policiales.
El lunes, 70 000 docentes repudiaron en las avenidas al gobierno; el martes —según estimaciones— fue el turno de medio millón de ciudadanos convocados por sindicatos y organizaciones sociales; y el miércoles, Día Internacional de la Mujer, cientos de miles de féminas protagonizaron una protesta que muchos medios catalogaron de “impresionante”, “incomparable”, y que terminó con manifestantes atacadas por la policía, algunas mujeres heridas y otras detenidas.
En una nota periodística de la Agencia Resistir y Luchar, difundida por Resumen Latinoamericano, se expresa: “De esa Catedral, que en otras épocas no muy lejanas albergó las misas de marinos, militares y aviadores de la dictadura oligárquica, salieron un grupo de fanáticos armados de extintores de fuego y con la excusa de apagar una pequeña fogata rociaron de espuma y líquido tóxico a nuestras compañeras. No nos extraña, como tampoco la detención el día lunes de otras hermanas, que por el solo hecho de pintar nuestras consignas fueron detenidas e insultadas al grito de ‘Viva Cristo Rey’. La inquisición sigue vigente”.
UN GOBIERNO EN APRIETOS
El presidente está envuelto en escándalos económicos que implican también al Grupo Macri —iniciado por su padre, un inmigrante italiano llegado en 1948—, dado que utiliza su posición en el Estado para favorecerlo.
Sobre el mandatario —cuya familia se enriqueció de manera notable durante la última dictadura militar de Juan Carlos Onganía 1966-1970)— penden cinco imputaciones judiciales que involucran a su persona, su familia y funcionarios del Poder Ejecutivo. Entre las causas está lavado de dinero y omisión maliciosa ante la aparición del escándalo denominado Papeles de Panamá.
Su nombre apareció al menos en una de las más de 50 cuentas offshore mediante las que el Grupo Macri movió 9,3 millones de dólares nunca declarados desde un paraíso fiscal (investigaciones del Fiscal Federico Delgado, Fiscalía Criminal y Correccional Federal N.°6; juez Sebastián Casanello, Juzgado Federal N.° 7 de la Capital Federal).
Aquellos argentinos que votaron por él y sus anunciados cambios en la política nacional quizás ni imaginaron lo que se les vendría en poco más de un año. Las promesas del candidato derechista están incumplidas, su alineación lo une a Estados Unidos y otras naciones conservadoras, y sobretodo es evidente desprecio por la clase obrera, la más golpeada con su políticas neoliberales.
Poco después de su asunción comenzó a firmar decretos contra las masas trabajadoras: se calculan en más de 160 000 los despidos, los tarifazos a servicios vitales, el aumento de la pobreza. Al unísono también fueron a las calles millares de personas. Algo que parecía olvidado renació: las ollas comunitarias con comidas hechas en las calles para distribuirlas después en poblaciones hambrientas de los barrios pobres.
Argentina vive en absoluta movilización, como una forma de resistencia a las abusivas medidas emanadas de la Casa Rosada, el encarcelamiento impúdico a la lideresa Milagro Sala y varios dirigentes comunitarios, la campaña de desprestigio contra la exmandataria Fernández, y la presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, la anciana Hebe de Bonafini.
Desde que Menem se vio obligado a cederle la presidencia a Fernando de la Rúa, que después escapó de la ira ciudadana en un helicóptero desde la sede gubernamental, hasta ahora, y luego de 12 años estables de los gobiernos de Néstor Kirchner y su esposa Cristina Fernández, no se veía en la tierra del tango una indignación colectiva de esa magnitud.
En contra de Macri se han activado los resortes de las organizaciones sociales, centrales obreras, —a cuyos dirigentes los afiliados exigen posturas más duras contra el Ejecutivo—, gremios de profesores, con sus paros de 48 horas, huelgas generales; estudiantes afectados por las políticas en la rama educacional, que pretende privatizar también; agricultores, científicos.
En opinión del intelectual argentino Carlos Aznárez: “Los más golpeados por la ofensiva neoliberal no están dispuestos a quedarse con los brazos cruzados”, así expresó en el artículo “Juega con Fuego Mauricio Macri”.
Para analistas, y la población entrevistada por medios locales, el mensaje anual ante el Congreso Nacional, tuvo tintes demagógicos y mentirosos, pues escondió la realidad del país, y se limitó a ensalzar lo que consideró logros de su gobierno. Aunque dijo a los parlamentarios que “la inflación está bajo control”, según una encuesta de Estudio Rouvier, el pasado mes, más del 40 % de los argentinos consideraban que la situación económica del país iba a empeorar.
Ninguna de las promesas de inversiones extranjeras se cumplió e ingresaron al país capitales especulativos de corto plazo con distintos propósitos. En opinión de expertos, los grandes grupos económicos con decisión internacional emiten señales de desinterés porque Macri pretenda la reelección en 2019, ya que es evidente su incapacidad y la de su equipo para controlar las variables económicas. Además, es significativo que hasta ahora, el presidente utilice al Estado no para favorecer al conjunto de corporaciones que operan en Argentina sino en beneficio de su grupo familiar.
EL MENTIROSO ES MACRI
Las cifras no mienten: Argentina cerró 2016 con una caída de 5,9 % en la actividad económica y un retroceso del Producto Interno Bruto (PIB) en 0,5 %, según el Banco Mundial, y 1,5 %, calculó el Fondo Monetario Internacional. La inflación interanual está en un 42 % y sigue subiendo.
Más de un millón de personas están desempleadas (si se toma en cuenta las que solicitaron empleo el último mes), planteó el Instituto de Estadísticas y Censos, organismo que también ubica a un 32,2 % de los ciudadanos en el rubro de pobres, y 1,3 millones como indigentes. El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) y el Instituto de Economía Popular precisaron que la pobreza en Buenos Aires asciende a 33,25 %.
Para el periodista Alberto “Cacho” Rodríguez, el discurso de Macri ante diputados y senadores es “un monumento al cinismo, la mentira y la hipocresía, pues no mencionó la caída de los ingresos de asalariados y jubilados de entre un 8 % y un 10 %, e incluso la eliminación de los medicamentos gratis del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados, conocido como PAMI, para brindar atención médica social y asistencial a los adultos mayores.
La maquinaria electoral que puede o no cambiar algunas de las reglas de juego en el país ya está en marcha y varios nombres suenan como candidatos en las elecciones primarias de los distintos partidos que aspiran a un escaño parlamentario, entre ellos el de Cristina Fernández como senadora por Buenos Aires.
Corresponde a los argentinos, como hicieron en las urnas cuando eligieron a Macri, decidir si lo respaldan también en el Congreso o lo obligan a continuar con sus decretos neoliberales y a soportar, hasta donde le sea posible, la avalancha popular en su contra.
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