Los niños y adolescentes argentinos nada tienen que ver con el mal gobierno de Mauricio Macri. Ignoran qué es el neoliberalismo, la deuda pública, la economía, la política. Pero sí sufren la falta de comida en la mesa, extrañan la escuela que quedó atrás, y sufren cuando ven a los padres salir en busca de un empleo que no aparece.
La crisis económica fomentada por la administración derechista de Macri tiene sus víctimas más vulnerables en las edades de 0 a 14 años. Uno de cada dos chicos es pobre, lo que eleva el número de pobreza infantil a 6,3 millones de chicos con al menos una carencia importante. O sea, un 46,8 % de la población infantil.
Ellos sufren, quizás más que el resto de los sectores sociales, los elevados niveles de miseria existentes en ese país suramericano (27,3 % ) en que sobreviven 12 millones de personas y un 4,9 %, en la indigencia, según reconoció el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (CICLE) en su análisis de 2018. Esos números representan 706 000 más que en el mismo período el año anterior.
En términos sociales, significa que la situación económica nacional empeora y que las esperanzas gubernamentales de salir de la crisis mediante la deuda contraída con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 56 000 millones de dólares resultó un fracaso, precisamente en un año de elecciones presidenciales.
El INDEC refiere que la recesión que vive Argentina afecta los precios de las bebidas y alimentos más que a otros sectores económicos. La inflación influye también en el precio de la ropa y zapatos, y el pago de servicios públicos como el agua, el gas y la electricidad.
Solo en mayo pasado subió el 2,4 % el precio de los alimentos y bebidas. En su explicación, el documento analiza que los precios acumulan un alza anual del 65 por ciento.
LOS NIÑOS POBRES VIVEN UN INFIERNO
La situación de las niñas, niños y adolescentes del antaño llamado granero del mundo hace que sientan miedo e inseguridad e incluso muestran su disposición para trabajar y ayudar a la mantención del hogar, indicó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que estudió la situación de los menores argentinos.
Tras un recorrido que abarcó la mayor parte del país, la Unicef comprobó que además de la pobreza, entre los infantes aumentó también la indigencia, con un incremento anual del 7,6 % al 11 %. Esas cifras poco mencionadas por el presidente y su gabinete en sus informes a la nación precisan que son 1,2 millones de esa faja social que viven en hogares donde el ingreso mensual no alcanza para cubrir una canasta alimentaria.
En 2018, según Unicef, además de sufrir como un adulto la crisis económica resultante del mal gobierno derechista del país, los niños argentinos no gozan de otros derechos sociales, como la asistencia a la escuela, visitas a médicos y dentistas, y recreación, elementos imprescindibles en la infancia.
El déficit alimentario infantil creció de la mano de la pobreza el último año. (Foto: infobae).
Las medidas neoliberales adoptadas por el actual Ejecutivo afectan gravemente a las familias en general, pero con incidencia en los hogares con bajos ingresos o empleo informal.
El FMI previó en su Reporte Mundial donde analiza la economía global y precisa puntos clave para los países endeudados, un 30,5 % de inflación y un 9,9 de desempleo en Argentina este año.
La tasa de desempleo subió casi dos puntos interanuales debido a que se cerraron puestos de trabajo: oficialmente 1 185 000 personas.
Pero la carencia de empleos es mucho mayor, pues las entidades oficiales solo se remiten a quienes buscaron trabajo en el último mes, pero no cuenta a quienes no lo hicieron o buscan sustento en el mercado informal, sujeto a las altas y bajas de la oferta y la demanda, también reducidas en un país donde el valor del salario es mayoritariamente bajo.
La recesión hizo que el empleo cayera el pasado año. La tasa de ocupación se redujo en un 42 % (-0.8 punto anual). O sea otros 100 000 trabajadores se quedaron en las calles.
En ese contexto sigue creciendo la población económicamente activa. El pasado año 161 000 nuevos trabajadores ingresaron en el mercado, pero no encontraron respuesta a sus demandas.
Además de despedir a más de 200 000 personas en los primeros meses, el gobierno de Macri fue responsable de la subida hasta en un 75 % de los servicios básicos (electricidad, gas, transporte), lo cual redujo el nivel de vida de un alto porcentaje de la ciudadanía.
Las noticias del FMI son pesimistas. El informe del organismo sostiene que la economía argentina en recesión caerá 1,2 % este año, lo cual brinda pocas esperanzas de una mejora a la ciudadanía, y de ella, los más vulnerables —niños y ancianos— sufrirán las mayores afectaciones.
Tampoco hay muchas esperanzas de recuperación. El organismo advirtió que “los riesgos a la baja para la economía siguen siendo importantes y, de materializarse, podrían desviar las preferencias de los inversionistas en detrimento de los activos en pesos y generar presiones sobre la moneda y la cuenta de capital.
”Es fundamental que se continúe ejecutando el plan de estabilización en el marco del programa de reforma económica respaldado por el FMI para apuntalar la confianza de los inversionistas y recobrar el crecimiento sostenible que permite mejorar las condiciones de vida en todos los segmentos de la sociedad”, apreció.
Es decir, la implantación de las medidas y reformas neoliberales hasta ahora no han dado resultados positivos y nadie asegura que hasta octubre, cuando se realizan los comicios presidenciales, el panorama económico tenga cambios significativos.
Sin embargo, el FMI sigue apretando a Argentina. “Como complemento de estos esfuerzos por estabilizar la economía a corto plazo, la reanudación del programa de reformas estructurales ayudará a mejorar las perspectivas de crecimiento a mediano plazo”.
Las vulnerabilidades económicas se reflejan en la alteración de las dinámicas familiares, en especial aquellas donde el dinero alcanza para hacer una sola comida diaria.
Los niños argentinos, sin ninguna responsabilidad en esta dramática situación, sufren las consecuencias del quehacer de una irresponsable administración pública.
En su análisis de 2018 en Argentina, Unicef determinó que el desempleo y la precarización laboral trae como consecuencia un déficit habitacional —miles de personas viven en las calle, algo no visto en los 12 años de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández— y la restricción del consumo. Son seres humanos con una vida normal hasta la asunción de Macri hace casi cuatro años y que ahora son estigmatizados y discriminados.
Para el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica, un 15 % de los infantes y adolescentes bajo la línea de pobreza realizan “tareas domésticas intensivas” o trabajan en lugares peligrosos.
También la organización no gubernamental Aldeas Infantiles SOS Argentina alertó que resulta muy grave que los niños en esas circunstancias son explotados por sus empleadores, “pues se trata de estructuras productivas apoyadas en una forma delictiva: el trabajo infantil”, de acuerdo con Alejandra Perinetti, directora de la entidad.
El economista Claudio Lozano, coordinador del Instituto y presidente de Unidad Popular, expresa en las alarmantes conclusiones que “el salto vivido en materia de pobreza durante el último año equipara lo ocurrido entre octubre del 2000 y octubre del 2001, es decir, en el año previo a la debacle del 2001”.
El muestreo precisa que las provincias más pobres se encuentran en el nordeste del país: Corrientes 57,9 %; Gran Resistencia 45,7 %, por debajo se ubica el Noroeste del país, 38,4 %, con Salta en el 45,3% y Catamarca con el 40,7 %. El Gran Buenos Aires supera con el 40,9 % a Catamarca.
“Es difícil imaginar que en el ordenamiento económico social vigente dominado por la primacía del capitalismo financiero y las renovadas formas extractivas, los cuellos de botella del proceso económico no se resuelvan trasladando los efectos de las crisis a los sectores populares”, alerta el texto
“Macri (…) multiplicó los impuestos brutalmente incumpliendo sus promesas de campaña, aumentó la fiscalización de manera compulsiva y el Estado es más rico y el pueblo es muchísimo más pobre, la inflación es el doble que el promedio de los últimos años”, reconoció el analista Nicolás Moras en una entrevista de prensa.
Moras sostuvo que el mandatario argentino se “burla en el rostro” de su pueblo diciendo que ha mejorado la situación económica del país suramericano.
Para Paolo Luna, de ocho años, uno de los chicos entrevistados por los expertos de la Unicef, su único deseo es que su padre trabaje y el deje de limpiar los vidrios de los autos en la calle para asistir a la escuela. El no conoce qué es el neoliberalismo, pero sí sus efectos en la gente pobre y decente que ha ido a la ruina.
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