sábado, 20 de abril de 2024

Mozambique y sus razonables victorias

Tras 44 años de independencia y la firma del tercer acuerdo de paz entre los contrincantes en la última etapa de la Guerra Fría, la reelección del presidente de Mozambique, Filipe Jacinto Nyusi, reforzó el proyecto de construcción nacional de ese país africano...

Julio Marcelo Morejón Tartabull en Exclusivo 17/11/2019
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Elecciones Mozambique
Los resultados en las urnas decidieron la continuidad del Frelimo al frente del gobierno mozambiqueño.

El triunfo del candidato del Frente de Liberación de Mozambique (Frelimo), Filipe Nyusi, en las pasadas elecciones presidenciales confirmó el respaldo ciudadano al proyecto de construcción nacional basado en el orden y la convivencia.

Para su reelección para la jefatura del Estado, Nyusi contó con el apoyo de 4 millones 639 162 votos y en orden descendente quedaron Ossufo Momade, de la Resistencia Nacional de Mozambique (Renamo) con 1,356 786; Daviz Simango, del Movimiento Democrático de Mozambique (MDM) (273 599) y Mario Albino con 46 048, de Acción del Movimiento Unido para la Salvación Integral (Amusi).

El mandatario obtuvo el 73,46 por ciento de las boletas de la consulta y su rival más cercano, Momade, el 21,48 por ciento, lo que significó una amplia ventaja para el gobernante, quien pasó a desempeñar su segundo mandato presidencial, para continuar laborando en la construcción de la paz y reconciliación mozambiqueñas.

Frelimo  gobierna desde hace 44 años, mientras que la Resistencia Nacional de Mozambique (Renamo), de Momade, siempre fue la principal facción opositora y su plan de acción estuvo profundamente marcado por la violencia que sacudió al país tras la independencia en 1975.

La estabilidad que posibilitó la realización de la consulta en un ámbito favorable es tal vez el primer resultado del acuerdo de paz firmado el pasado 6 de agosto entre los dos partidos luego de un período calificado políticamente de tenso por funcionarios y medios de prensa.

De hecho,  para pactar la paz y lograr la ecuanimidad se requiere una voluntad muy positiva de todas las partes para evitar que los extremismos nublen la razón, a la vez que se respeten los principios y la filosofía de los participantes en el juego político, en todo eso Mozambique sigue una línea consecuente.

Con la realidad expresada en las urnas –sin encarnar toda la perfección- se asume que ese Estado cumple su propuesta democrática, como reconoció la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC), al aprobar las elecciones y afirmar que el periodo preelectoral y de votación transcurrió ordenadamente.

A criterio de observadores, los comicios pasaron la prueba de fuego y suficiencia del último acuerdo de paz alcanzado por las partes y que conforme con la percepción regional puede constituir un modelo a imitar en otras situaciones de conflicto político-militar en África.

El Frente se constituyó en 1962 con Eduardo Mondlane como jefe, quien emprendió la lucha armada contra el colonialismo portugués y al morir en 1969  le sucedió Samora Machel, que declaró la independencia el 25 de junio de 1975, tras la Revolución de los Claveles de abril de 1974, que resquebrajó la estructura opresora lusa.

“No obstante los desafíos severos que se le han presentado a la autoridad del Gobierno, el Frelimo en el poder ha demostrado un nivel de unidad interna notable”, reconoce un análisis crítico de Jason Sumich, y añade que con la independencia el Frente se convirtió en la fuerza social dominante y constructor de la nación.

LEGITIMIDAD

La configuración política postcolonial mozambiqueña colocó al partido de la independencia -con Samora Machel al frente- en el espacio institucional ganado en la guerra de liberación; su legitimidad fue indiscutible, pero su carácter revolucionario era una amenaza para los regímenes de Sudáfrica y Rhodesia del Sur (hoy Zimbabwe).

Esos dos países sustentaron la reacción: la Renamo, un grupo armado patrocinado por la Organización Central de Inteligencia rodesiana. Se le consideraba un “ejército sustituto de Rhodesia” y durante la Guerra Fría sirvió para enfrentar lo que Pretoria y Salisbury identificaban como la avanzada comunista en el sur de África.

El magnicidio de Samora Moisés Machel en 1986, cuando su avión regresaba de una reunión en Zambia, constituyó una pieza del engranaje de la reacción del régimen racista sudafricano del apartheid, luego de la firma del Acuerdo de Nkomati, por el cual Pretoria se comprometía a cesar su respaldo a la Renamo, lo que nunca ocurrió.

La Resistencia Nacional de Mozambique comandada desde su inicio en 1975 por André Matsangaissa, y desde 1979 por Afonso Dhlakama, que murió el año pasado y a quien sucedió Ossufo Momade a la cabeza de esa organización, el candidato derrotado en las pasadas presidenciales.

Después del deceso del Samora Moisés Machel ocuparon la presidencia mozambiqueña Joaquín Alberto Chissano (1986-2005) y Armando Guebuza (2005-2015), todos al igual  que Nyusi formados en las filas del partido, afiliado a la Internacional Socialista.  

Se destaca que el Frelimo encarna la esperanza de la mayoría de la población, lo cual es institucionalmente evidente, cuando en los pasados comicios generales sus aspirantes vencieron en los 10 gobiernos provinciales, y obtuvieron más del 76,25 por ciento de los votos para la Asamblea de la República, el Legislativo.

Todos esos territorios dieron la victoria al Frelimo, incluso Zambezia y Nampula, que anteriormente no respaldaban a ese partido.

Hace apenas dos meses el Frelimo y la Renamo firmaron su tercer acuerdo de paz, que se considera incidirá en todos los aspectos de la dinámica nacional, un pacto que acogió con beneplácito Naciones Unidas, la Unión Africana y la SADC, entre otros actores internacionales.


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Julio Marcelo Morejón Tartabull

Periodista que apuesta por otra imagen africana


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