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sábado, 16 de noviembre de 2024

México amaneció en esperanza

El nacionalista López Obrador promete un gobierno para los pobres…

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 02/07/2018
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Lopez Obrador
AMLO es el presidente electo con mayor respaldo en la historia mexicana.

El nacionalista Andrés Manuel López Obrador (AMLO) estremeció el tablero político mexicano cuando ganó con amplia mayoría la presidencia de una nación empobrecida material y moralmente, una realidad que prometió cambiar en su primer discurso ante una multitud reunida en el Zócalo del distrito federal.

López Obrador, 63 años, exalcalde de Ciudad de México (2000-2005) se convirtió con entre 53 y 53,8% - según conteo rápido del Instituto Nacional Electoral (INE)-, en el candidato más votado en comicios de esta naturaleza y muy por delante de sus dos seguidores derechistas.

Los mexicanos amanecieron hoy con la esperanza puesta en el político tabasqueño luego de una jornada en el que votaron entre 62,9 y 63,8% de los 89 millones de ciudadanos convocados a una mega elección cuyos resultados finales se conocerán el próximo jueves, según el INE.

En su primer encuentro con millares de personas reunidas en festejo en el emblemático Zócalo de la capital mexicana, López Obrador por primera vez dejó la improvisación y leyó un mensaje con palabras definidoras de un gobierno que, repitió una vez más, pondrá en un sitio privilegiado al 85% de la población pobre de una nación con grandes riquezas naturales y una de las más desiguales del planeta.

No se alejó en esta primera oportunidad del proyecto planteado durante su campaña electoral. Durante los tres últimos años, recorrió el país completo.  En el sur mexicano, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia (su Movimiento de Regeneración Nacional, el Partido del Trabajo y el Encuentro Social), es considerado un héroe por su firmeza en las ideas que propaga en el orden social. "Es adoración mística", afirmó en un comentario en la multinacional Telesur el politólogo Alfredo Jalife.

Lo cierto es que el presidente electo con el mayor respaldo en la historia mexicana, puso de cabeza con su victoria a los partidos tradicionales que gobernaron los últimos 70 años, el oficialista Revolución Institucional (PRI), y el Acción Democrática (PAN), los que entregaron la nación a los capitales locales e internacionales, fomentaron la corrupción, alertaron o formaron parte del narco-tráfico, y olvidaron sus deberes constitucionales.

Para el futuro mandatario –con una larga transición de cinco meses para asumir el próximo 1 de diciembre- la lucha contra la corrupción es una de sus banderas del sexenio de su administración.

Sus palabras en medio de la fiesta de millones de sus compatriotas que exigían un cambio profundo en la política nacional, dejaron claro que habrá prioridad contra la corrupción política, administrativa, y judicial.

"Un buen juez por la casa empieza", prometió el nuevo mandatario, quien afirmó que no habrá concesiones para nadie, ni siquiera sus familiares. Anuncio que ¨no vamos a endeudarnos, ni más gasolinazos (subida de tarifa de gasolina), aseguró al confirmar las líneas de su gobierno de ideas absolutamente opuestas a las de sus antecesores.

Se refirió también al tema de la emigración de sus coterráneos hacia otros países –uno de los asuntos más peliagudos en sus relaciones con Estados Unidos- y prometió que trabajará para que todos tengan empleo y si desean dejar su tierra lo hagan por su gusto y no obligados por la necesidad económica.

También dedicó palabras de aliento a los siempre olvidados pueblos indígenas mexicanos (más de 11 millones de seres humanos). "Por el bien de todos, primero los pobres", confirmó ante una multitud que exigió en las urnas un cambio de rumbo, dándole la espalda al tradicionalismo del PRI y el PAN, los grandes derrotados en estos comicios federales que contempló el Congreso Nacional, varias gobernaciones y autoridades municipales.

Respecto al tema de la inseguridad nacional, debido a la violencia que exprime a la sociedad, desechó la represión oficial, y dijo que atenderá desde Los Pinos las causas que fomentan esos males, es decir, la pobreza y sus consecuencias.

Anunció un Gabinete de Seguridad Pública, que se reunirá cada día a primera hora de la mañana para darle seguimiento cercano al tema de la criminalidad. Más de 200 000 homicidios y 150 000 desapariciones ocurrieron en el antiguo país de los aztecas desde el 2006.

AMLO prometió una administración de reconciliación interna de los mexicanos, y se proyectó en el área internacional "amigo de todos los países del mundo, más allá de las ideologías y de los credos".

Sin embargo, varios analistas aseguran que sus proyecciones constituyen un tsunami en la política mexicana, con repercusión en el resto de América Latina, donde Estados Unidos trata de imponer de nuevo su hegemonía luego de una década de gobiernos progresistas y revolucionarios.

La victoria de un defensor de los pobres, de un luchador contra la corrupción y la inseguridad pública que se deslinda de la dependencia de la Casa Blanca y sus humillantes medidas –como ocurrió hasta ahora-, tiene repercusiones a lo interno de la región, donde se desmoronan gobiernos neoliberales, como los de Argentina y Brasil.

Una ardua gobernación de seis años, con grandes riesgos, le espera a López Obrador y su futuro gabinete. Hereda una nación comprometida con su imperial vecino, que hasta ahora lo vapulea a su antojo, con una economía calamitosa, con líderes locales colocados por el narcotráfico y la corrupción entronizada en casi todos los sectores de la vida pública.

La golpiza que le dio ayer en las urnas al sistema político tradicionalista -Ricardo Anaya (22%-22,8% del PAN) y José Antonio Meade (15,7%-16,3%, del PRI)- expresada en los millones de votos que le otorgó el pueblo, debe significar un futuro distinto.

Morena, el partido del nuevo mandatario, gobernará –de acuerdo con los datos preliminares del INEA-  la Ciudad de México y obtuvo el poder en varias gobernaciones, expresiones también de que la ciudadanía exige a gritos un cambio, hartado y enojado con el sistema actual.

Algunos especialistas coinciden en que los mexicanos dieron la víspera una lección de democracia, con pocos incidentes que resaltar y sin acusaciones de fraude de ida y vuelta, con una clara definición de lo que esperan del nuevo gobernante.

Ahora hay que observar como queda la composición partidista en el Congreso Nacional para Morena y las otras agrupaciones que apoyan a López Obrador, un escalón muy importante para ejecutar sus planes de gobierno sin confrontaciones mayores.

El presidente electo, un líder popular nato, está consciente de que tiene furibundos detractores que desconfían de su lenguaje moderado, pero con el apoyo popular piensa solventar los escollos a su paso.

Los próximos meses serán testigos de la nueva era que se avecina en México, si dejan gobernar en paz a este político que ganó la presidencia en su tercer intento, luego de que se reconocierna públicamente los fraudes cometidos en su contra.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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