viernes, 3 de mayo de 2024

Los diablos que vos creaste

Otra siniestra masacre, esta vez a la altura del Índico...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 24/04/2019
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Explosiones en Sri Lanka
Multitud tra explosiones en iglesia en Sri Lanka

El cierre de esta Semana Santa no pudo ser  más brutal para Sri Lanka, una nación isleña y tercermundista ubicaba en el Golfo de Bengala, y que, como muchas otras de aquella región y de otros continentes invadidos y troceados a capricho por las viejas potencias europeas, no pudo escapar a las deformantes influencias económicas y sociales derivadas del colonialismo y la ulterior dependencia.

Así, el pasado domingo 21, tres centenares de personas, entre nativos y extranjeros, perecieron por atentados terroristas con bombas contra  un grupo de lujosos hoteles, el Shangri-La, el Cinnamon Grand y el Kingbury;  la Iglesia de San Antonio, en la capital, Colombo;  la de San Sebastián, en Katana, en el oeste de la Isla; y el templo de la ciudad de Batticaloa, en el este.

“Es como si Lucifer –apuntaba un religioso anonadado por la tragedia- no hubiese bajado el infierno luego de la resurrección de Jesús.”

La hoy Sri Lanka, una virtual atalaya de orden estratégico entre el Asia Occidental y el Sudeste Asiático, fue ocupada desde el siglo XVI por Portugal y los Países Bajos, y pasó al control de Gran Bretaña en 1815.

La estrenada metrópoli le impuso el nombre de Ceilán al territorio, y finalmente le otorgó la independencia en 1948 con la ya existencia local de un fuerte movimiento nacionalista.

Sri Lanka es definida hoy en muchos textos como “un país multirreligioso y multiétnico. La división de creencias está constituida por budistas (69 %), hinduistas (16 %), musulmanes (7,6 %) y cristianos (7,5 %).”   

“De su población de 21 millones de habitantes, precisan las fuentes consultadas, la comunidad cingalesa resulta mayoría, en tanto los tamiles, que se concentran en el norte y el este de la isla, constituyen la minoría étnica más importante. Otras comunidades incluyen a los musulmanes árabes, los malayos y los burghers.”

La Isla, que en tiempos de la Guerra Fría optó por el No Alineamiento, no  ha estado exenta sin embargo de crudos episodios de violencia interna, como “la guerra civil entre la guerrilla tamil y el Gobierno, un conflicto que duró 26 años, finalizó en 2009 y  dejó, según datos de la ONU, más de 40 mil civiles muertos. Tampoco han faltado manifestaciones y actos xenófobos, y en los últimos tiempos claras inclinaciones terroristas.

EXPLOSIONES EN SRI LANKA

  (Mapa: El País)

De hecho, desde hace varios años opera el Sri Lanka el denominado National Thowheeth Jama'ath, NTJ, al cual expertos sindican como la rama local del extremista Estado Islámico, EI, el engendro que  pagado, adiestrado, armado y apoyado por los sectores hegemonistas norteamericanos, sus socios otanistas, las satrapías árabes, y el sionismo israelí, generaron la ocupación de territorios en Irak y Siria, y aunque asediado hoy en Oriente Medio, todavía resulta uno de los componentes claves del instrumental agresivo y desestabilizador de sus recalcitrantes “padrinos”.

Por añadidura, afirman notas de prensa, las autoridades de Colombo fueron advertidas semanas atrás por sus servicios policiales (y al parecer es un hecho admitido oficialmente), que los yijadistas del NTJ preparaban una masacre   contra hoteles e iglesias, luego de haberse dedicado tiempo atrás a la destrucción de figuras de Buda y de otros símbolos ajenos a las prácticas musulmanas.

A pesar de ello, se ha dicho, no se prestó la debida atención a dichos informes, lo que supone que puede estar abocándose un posible ajuste de cuentas dentro del aparato de gobierno cuando se delimiten responsabilidades con respecto a tan sangriento episodio.

Por lo pronto vale señalar con todo vigor y responsabilidad, que entre los grandes y nada ajenos incitadores y facilitadores de semejante nivel de violencia e inseguridad internacionales están aquellos ambiciosos que precisamente a escala global han hecho de la oportunista alianza con extremistas y fanáticos una táctica predilecta dentro de su loca e irrealizable estrategia de proclamarse señores absolutos del Orbe.

Lo han dicho abiertamente los tanques pensantes gringos: armar terroristas no es pecado si ello nos asegura el control del planeta… y allá los que mueran por el camino…


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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