El presidente Donald Trump se apropió este martes de la ideología nacionalista que impulsó su ascenso político y la llevó a la sede de las Naciones Unidas.
El discurso del presidente ante la Asamblea General de la ONU dejó claro ante el mundo y ante el público estadounidense que Trump sigue creyendo firmemente en su visión de “Estados Unidos primero” para guiar la política exterior de EE.UU., y que sigue apoyándose en buena parte de la retórica que usó para articular esa visión, tanto en la campaña como desde que se posesionó.
Estas son algunas de las expresiones que definieron el primer discurso de Trump en Naciones Unidas:
SOBERANO O SOBERANÍA
Trump empleó estos términos 21 veces mientras decía que las naciones fuertes e independientes, más que las instituciones internacionales, son la clave para tener un futuro más próspero y pacífico.
La palabra “soberanía” es la encarnación de la visión de política exterior de “Estados Unidos primero” que tiene Trump. El presidente le dejó claro al mundo que EE.UU. actuará, en última instancia, pensando en su interés propio y dijo que los otros países obviamente harán lo mismo.
“En asuntos exteriores, estamos renovando este principio básico de la soberanía. El primer deber de nuestros gobiernos es con su gente, con nuestros ciudadanos, para servir sus necesidades, para garantizar su seguridad y preservar sus derechos y defender sus valores”, dijo Trump. “Siempre pondré a Estados Unidos primero, así como ustedes, líderes de sus países, deberían hacerlo siempre con sus países”.
El repetido énfasis de Trump en estas dos palabras envió un mensaje inequívoco a los líderes mundiales –particularmente aquellos esperanzados en que Trump pudiera suavizar su ideología nacionalista, en favor de una más cooperativa– de que sigue fuertemente comprometido con los principios nacionalistas que guiaron su ascenso político.
TERRORISMO RADICAL ISLÁMICO
Cuando Trump juró este martes que “detendremos el terrorismo radical islámico”, se esfumaron las esperanzas de que él mismo había empezado a comprender el perjudicial impacto que esa polémica frase puede tener en la relaciones entre el mundo musulmán y Estados Unidos, y en el extranjero.
Muchos de los consejeros de política exterior del presidente –sobre todo el consejero de Seguridad Nacional, el teniente general Herbert Raymond McMaster– le han pedido que deje de usar esa frase, que asocia al terrorismo con la religión del Islam.
Las palabras preparadas para el discurso de Trump en Arabia Saudita decían, en cambio, “extremismo islamista”, una frase usada para diferenciar entre la religión de más de 1.000 millones de personas en el mundo y la ideología política fundamentalista que impulsa a grupos terroristas como ISIS y al Qaeda.
Incluso durante ese discurso, Trump usó la frase “extremismo islámico”, que un alto funcionario de la Casa Blanca atribuyó más tarde a la fatiga del presidente por un viaje internacional.
Pero el uso que Trump hizo de esa frase este martes fue una señal para sus electores de que sigue teniendo una opinión muy dura sobre el terrorismo.
EL HOMBRE COHETE
Días después de tuitearlo, Trump dijo públicamente en su discurso de este martes cuál es el nuevo apodo que le puso al dictador de Corea del Norte Kim Jong-un.
Un alto funcionario del gobierno le dijo a Jim Acosta de CNN que ‘Rocket Man’ ('El hombre cohete') fue añadido tardíamente al discurso formal del presidente. Se añadió este mismo martes en la mañana.
El apodo –que acompañó su promesa de “destruir totalmente a Corea del Norte” si es necesario– dejó claro que Trump sigue creyendo firmemente en el poder de una retórica dramática y alarmista, como herramienta para lidiar en su enfrentamiento con el líder norcoreano.
La retórica de Trump hacia Corea del Norte de este martes recordó su anterior promesa de atacar “con fuego y furia” a ese país si continúan las provocaciones.
La advertencia de que “destruirá totalmente” a Corea del Norte para defender a EE.UU. y sus aliados impresionó a muchos diplomáticos y funcionarios estadounidenses, justamente en el principal foro de la diplomacia internacional.
“Cuando dijo eso, podías sentir un viento que entraba por el salón. La gente estaba desconcertada”, le dijo un alto diplomático de EE.UU. a CNN.
LAS PALABRAS QUE NO PRONUNCIÓ SOBRE RUSIA Y SOBRE CHINA
Más allá de los términos específicos que usó en su mensaje de este martes, la ausencia de otras palabras también sirvió para definir el discurso de Trump.
Mientras criticó sin problemas a países como Corea del Norte, Cuba y Venezuela, no condenó directamente a China y a Rusia, países cuyas políticas han tenido un impacto desestabilizante para Estados Unidos en la escena mundial.
En cambio, solo hubo vagas referencias a “amenazas a la soberanía, desde Ucrania hasta el mar del sur de China”. También se refirió a los países que comercian con Corea del Norte, calificando de “indigna” esa práctica.
La falta de críticas directas a China y Rusia llega en un momento en el que Trump necesita de ambos países para que apoyen los esfuerzos de EE.UU. por aumentar la presión a Corea del Norte.
En lugar de criticar directamente esos países, Trump los elogió y les agradeció por “unirse al voto para imponer sanciones” a Corea del Norte.
CULTURA
En el discurso de Trump había incorporada una capa más profunda de la postura nacionalista que transmitió.
Mientras hizo énfasis en el “Estado-nación”, un país definido por una única identidad nacional, Trump también mostró elementos de sus duras posturas sobre inmigración y destacó la importancia de respetar –y conservar– las distintas culturas de varios países.
“Debemos defender el respeto a las leyes, el respeto a las fronteras y el respeto a las culturas, y el compromiso pacífico que ellas permiten”, dijo.
Más adelante, preguntó si los países “veneran” a sus propios ciudadanos lo suficiente como para “defender sus intereses, preservar sus culturas y asegurar un mundo seguro para sus ciudadanos”.
Trump –quien ha limitado tanto la inmigración legal como la ilegal en Estados Unidos, prometió construir un muro entre EE.UU. y México y restringió la admisión de refugiados en su país– se refirió de manera explícita a la inmigración en su discurso.
Habló de los costos “a largo plazo de la migración sin control” y promovió la idea de mantener a los refugiados dentro o cerca de sus países, antes que reasentarlos en países lejanos como Estados Unidos.
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