Dos elecciones generales tienen lugar este domingo en Argentina y Uruguay, influyentes países del Cono Sur latinoamericano en las que se espera, en uno, la caída del neoliberal Mauricio Macri, y en el otro, la continuidad de un proceso inclusivo.
La victoria de los candidatos Alberto Fernández y Daniel Martínez equilibrarán, como mínimo, la tendencia conservadora existente en la región.
Argentina llega a este 27 de octubre con el gobierno fallido del derechista Macri, quien al frente de la coalición Juntos por el Cambio, deja una nación endeudada con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por miles de millones de dólares, y una economía quebrada que empobreció a millares de personas.
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Elecciones en Argentina
Se espera una victoria de Alberto Fernández en Argentina, si se confirman los resultados de las elecciones preliminares obligatorias (Paso) en que la población votó en agosto pasado por los partidos y sus postulados. Fernández, del Frente de todos, vinculado a las ideas del fallecido mandatario Néstor Kirchner, tuvo ese día un 20% más de votos que el Presidente. El candidato de centro-izquierda obtuvo más del 47% de apoyo popular, mientras Macri el 31,8 por ciento.
Esta jornada, considerada histórica para las grandes masas de la llamada tierra del tango, confirmará, según fuentes de prensa, los resultados de las Paso.
Como vicepresidenta, Fernández escogió a la ex mandataria Cristina Fernández de Kitchner, -dos mandatos y ocho años de gobierno- una valerosa mujer que siguió la línea programática de su esposo, el político que sacó a Argentina del quiebre en que la dejó sumida los neoliberales Carlos Menem y de Fernando de La Rúa.
¨Los Fernández¨, como les llama el pueblo, deben ganar con holgura estos comicios en que también participan otros cuatro aspirantes, pero sin posibilidades de alcanzar la Casa Rosada, según indican encuestas.
En las boletas aparecen además de Macri y Fernández, Nicolás del Caño (del Frente de Izquierda), Roberto Lavagna (Consenso Federal), José Luis Espert (Unite), y Juan José Gómez Centurión (Frente NOS).
Para que un binomio sea victorioso, es suficiente conque gane el 45 % de los votos afirmativos, o el 40 %, y una diferencia de al menos 10 % con el que ocupe el segundo lugar. Si no ocurren estos resultados, habrá una segunda vuelta entre las dos chapas con más votos.
Fernández, 60 años, abogado, conoció en 1996 a Kirchner, entonces gobernador de Santa Cruz. Desde ese día formaron una relación estrecha y de gran confianza política y personal.
Tanto Alberto como Cristina conocen bien el sombrío panorama contra el que lucharán, si ganan, y asuman el próximo 10 de diciembre.
La Universidad Católica Argentina (UCA) en su medición social del país, estimó que en diciembre próximo la pobreza golpeará a casi el 40% de la población y el oficial Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) afirmó que al cerrarse el primer trimestre de este año, el 35,4% de los ciudadanos – 16 millones- es pobre, y un 7.7%, 3,4 millones- indigente.
El binomio Fernández-Fernández dio a conocer su plan denominado Argentina sin hambre, en el cual aparecen una serie de medidas urgentes, entre ellas la creación de empleos, salud, educación, desarrollo local y la promoción de un sistema de alimentación sustentable y sostenible, desde la fase de producción hasta la del consumo.
Si gana, este dúo de expertos políticos echarán a andar la nueva política, con acciones locales y políticas estructurales y la formación de un Consejo Federal junto con los ministerios de Desarrollo Social, Educación, Salud y Producción y Trabajo. El Consejo, adelantaron, estará integrado por todos los sectores productivos y sociales, además de un Observatorio Interdisciplinario para monitorear y darle evaluación al plan.
Respecto a la deuda contraída por Macri con el FMI –igual que hizo Menem y De la Rúa, que le dejaron el endeudamiento a Kirchner- el organismo financiero avisó que esperarán a los resultados de las elecciones.
Casi 34 millones de electores están convocados a los espacios habilitados para la votación. Este es el día de, según encuestas, decirle adiós a Macri.
Uruguay: es posible el balotaje
Uruguay es uno de los países de mayor estabilidad política en Latinoamérica. Con unos tres millones de habitantes y 14 años consecutivos bajo gobiernos del Frente Amplio (FA), este domingo retorna a las urnas para elegir al sustituto del presidente Tabaré Vázquez, en un ambiente que indica habrá balotaje.
Este pequeño país suramericano, uno de los cuatro fundadores del Mercado Común del Sur, y miembro de otros importantes organismos regionales e internacionales, equilibra hasta ahora la presencia de gobiernos de derecha surgidos en los últimos cinco años como parte del plan de Estados Unidos (EE.UU.) de lograr la reconversión del progresismo en la región.
Son 2 700 000 los ciudadanos habilitados para decidir entre dos modelos de país diferentes, representados por el FA, que lleva como candidato a Daniel Martínez, y el derechista Partido Nacional, con Luis Lacalle Pou, colocado en segundo lugar en las encuestas. También se elegirán este día a 90 diputados y 60 senadores.
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La ciudadanía decidirá quien ganará la disputa por la presidencia. En tercer lugar se ubica el también conservador Partido Colorado, que lleva al economista Ernesto Talvi, entre un 12 y un 18%, y en cuarto lugar se ubica el partido de igual ideología Cabildo Abierto, con el ex comandante en jefe del Ejército, Guido Manini Ríos, quien ganaría entre un ocho y un 10 por ciento de los votos.
Para ganar la presidencia, el aspirante deberá obtener el 50 por ciento más uno de los sufragios. De lo contrario, se realizará una segunda vuelta el 24 de noviembre entre los dos más votados.
Las preocupaciones de los uruguayos, según relatan firmas encuestadoras, se concentran en temas económicos, seguridad interna, educación y empleo.
Mientras que Martínez propone continuar la línea económica de los últimos 14 años –dos mandatos de Vázquez y uno de José Pepe Mujica- con logros reconocidos por distintos organismos internacionales, Lacalle Pou pretende, si gana, realizar un ajuste fiscal de 1 000 millones de dólares desmontando muchas de las políticas sociales impulsadas en los últimos tiempos.
Durante su recorrido en campaña por el país, el aspirante por el FA propuso a la ciudadanía mantener la política actual de crecimiento con inclusión, que logró reducir la pobreza de un 40% a poco más de 7% y eliminó la indigencia.
En su opinión, Uruguay crecerá mediante desarrollos productivos que agreguen valor, y potenciar políticas de investigación, tecnología y desarrollo.
Martínez, 60 años, afirmó que estimulará el desarrollo de pequeñas y medianas empresas, actualizará la ley de inversiones, creará polos de innovación e inteligencia artificial e instalar un sistema nacional de formación y capacitación para desempleados y trabajadores, que capacitará a 400 000 uruguayos en el quinquenio para que se desempeñen en las nuevas modalidades del trabajo.
Lacalle Pou, hijo del expresidente Luis Lacalle, tiene una visión muy diferente y propone un ajuste en el gasto público del orden de los 1000 millones de dólares, lo cual es enorme para la economía uruguaya. Aunque sin explicar como hará el ajuste, sí dijo que será el resultado de una política de eficiencia a nivel del gasto.
El candidato nacionalista, poco claro en sus intenciones, advirtió que enviará al Parlamento, si gana, una Ley de Urgente Consideración con entre 300 a 500 artículos aun desconocidos, pero que, dijo, contendrían buena parte de su programa de gobierno.
El programa de Ernesto Talvi, el otro candidato importante, no difiere mucho del de Lacalle, pero sí aseguró que eliminará 100 000 empleados públicos y creará 160 liceos públicos de gestión privada en lo que catalogó de ¨gran revolución educativa¨.
Si ninguno de los candidatos obtiene la cantidad requerida por la Constitución Nacional, tendrán que realizarse un balotaje el último domingo de noviembre.
El próximo presidente de Uruguay asumirá su cargo el 1 de marzo de 2020 y tendrá un mandato que durará cinco años.
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