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sábado, 16 de noviembre de 2024

Elecciones cruciales en Colombia

Candidatos de ultraderecha y centroizquierda disputan balotaje este domingo...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 17/06/2018
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Duque y Petro
La presencia de un candidato de centroizquierda en la lucha por la presidencia de Colombia es muestra de los deseos del pueblo de un cambio político (Foto: laprensagrafica.com)

El balotaje presidencial en Colombia resulta crucial para el futuro de esa nación inmersa en una crisis política, económica y social, la que continuará o no, en dependencia de quien gane entre el ultraderechista Iván Duque, o el centroizquierdista Gustavo Petro.

Más de 38 millones de ciudadanos convocados a las urnas tienen ante sí la posibilidad de construir una sociedad diferente en la que emerja una parte de la nación olvidada por las gobernaciones tradicionales, pues desde hace 70 años, hasta ahora, nunca apareció un candidato que representara a un partido diferente a los tradicionales Liberal y Conservador.

El que Petro vaya a una segunda ronda es un hecho inédito en la Colombia sometida a los gobiernos de Estados Unidos, que maneja al jefe de gobierno como a un subalterno, e impuso en su territorio siete bases militares y ha convertido a ese país en el jefe de la contrarrevolución contra el proceso revolucionario venezolano y su presidente Nicolás Maduro.

Para analistas, el hecho de que el popular ex alcalde de Bogotá esté librando una lucha voto a voto con el aspirante ultraderechista, ya es una victoria del pueblo colombiano, que expresa su deseo de un cambio en su sistema político caduco y sujetado por los hilos de una oligarquía poderosa.

En la primera vuelta, Duque, de Centro Democrático, ahijado político del expresidente y senador Álvaro Uribe, uno de los hombres más poderosos del país a pesar de estar señalado por la justicia por corrupción, alcanzó el 39 % de las boletas favorables, mientras Petro, por Colombia Humana, se alzó con un 25 %, o sea, 14 % de diferencia.

Sin embargo, el expostulado Sergio Fajardo, del Polo Democrático Alternativo, que comulga con los ideales petristas, en general, obtuvo el 23 %, lo cual significa que si se hubiesen presentado en candidatura única hubieran ganado posiblemente en primera vuelta.

Desde que se conocieron los resultados de la primera vuelta el pasado día 27, comenzó la búsqueda de alianzas de Petro con otras fuerzas políticas, pues resulta una tarea difícil remontar más de cinco millones de votos para emparejar con su rival.

Ha sido una batalla dura, pues Fajardo dejó libre a sus seguidores, y el ex aspirante liberal Humberto de la Calle, quien obtuvo poco más de un 2 %, dijo que sigue con interés la política, pero solo como ciudadano.

Sin embargo, el pasado día 6, Petro y su fórmula vicepresidencial Ángela María Robledo anunciaron la formación de Colombia Humana y la Coalición por la Paz, esta última integrada por diferentes partidos políticos y organizaciones. Es de suma importancia la incorporación del Polo Democrático de Fajardo, que decidió unirse por mayoría de su membresía a la alianza, así como la Unión Patriótica, Alianza Verde y Fuerza Ciudadana. Petro, llamado el candidato de los pobres, cuenta también con las comunidades indígenas y los habitantes de regiones de mayor pobreza.El presidente del Polo Democrático, Álvaro Argote Muñoz, indicó que estaban enfocados “en ir tras los votos” con el fin de dar la victoria a Petro.

Argote precisó que su partido considera que el porcentaje obtenido por Fajardo sumado al del centroizquierdista “representan la expresión mayoritaria de la ciudadanía para derrotar a la maquinaria corrupta y clientelista del establecimiento y lograr un Gobierno democrático”.

Ni un día ha descansado Petro, quien ofrece a los colombianos una nueva visión de cómo debe dirigirse la política interna, la cual ahora, al decir de algunos analistas, es un fracaso económico y social, amén de las barbaridades del presidente saliente Juan Manuel Santos, uno de los Premios Nobel de la Paz más guerrerista que se conozca.

Santos, exministro de Defensa de Uribe, quien ordenó el asesinato en 2008 de Raúl Reyes, canciller de las exguerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) en la frontera con Ecuador, deja un país asociado global a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), un incumplido Acuerdo de Paz con las guerrillas y una nación empobrecida, calificada como la segunda de mayor desigualdad social en el planeta.

Duque, por su parte, no ha buscado a partido político alguno (solo se reunió con varios magistrados para conversar, supuestamente, sobre una reforma judicial, si gana), pues considera que la derecha y sus miembros de la ultra poseen poder suficiente para llevarlo a la Casa de Nariño aunque para ello tengan que comprar votos o cometer fraude en las urnas, posibilidades denunciadas por organizaciones políticas en la primera ronda.

Uribe y Estados Unidos encuentran en el inexperto Duque el lacayo ideal para sus planes belicistas en América Latina y harán lo imposible por evitar que la presidencia de Colombia cambie de tono. Aún cuando ha logrado nuevos e importantes aliados, nadie puede pensar ingenuamente que Petro tiene garantizada la presidencia de Colombia. Son cinco millones de votos los que tiene que remontar para igualarse a Duque y superarlo, pues ganará quien obtenga la mayor cantidad de boletas favorables.

Durante su campaña sufrió tres atentados contra su persona y uno en una de las sedes de Colombia Humana, y en los últimos días su equipo denunció la intercepción de las comunicaciones en sus oficinas, lo cual aunque fue denunciado de inmediato a la Fiscalía no tiene aún una respuesta positiva.

El abogado de Petro, Luis Guillermo Pérez Casas, indicó que las conversaciones “estarían siendo interceptadas con orden judicial por parte de la Fiscalía General de la Nación”. Indicó, que no han recibido respuesta del ente por motivo de “reserva sumarial o por razones de seguridad nacional”.

Mientras en Colombia se ultiman los detalles de los comicios, en las embajadas y consulados del país en el extranjero las urnas se abrieron el pasado lunes a las 08:00 hora local y estarán habilitadas hasta las 16:00 horas del próximo domingo. Son unos 820 000 residentes en el exterior, con un potencial electoral superior en las ciudades de Madrid, Caracas y Miami.

Las condiciones objetivas están creadas. Ahora falta el momento más difícil: cuando el ciudadano coloque su voto en la urna y decida en cuál país desea vivir, si el neoliberal vendido a los grandes capitales, o el de la esperanza de los pobres. El próximo domingo, Colombia cambiará o continuará su empedrado camino de crisis política, económica y social, y de continuos atentados a la paz.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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