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domingo, 24 de noviembre de 2024

Duelo anunciado

La aprobación del nuevo presupuesto norteamericano augura una nueva trifulca entre el gobierno y el Congreso...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 15/03/2014
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Departamento de defensa de Estados Unidos
El Departamento de Defensa de E.U. consume como promedio más de 500 mil millones de dólares anuales.

En efecto, apenas unos minutos después de que el presidente Barack Obama informara su intención de hacer valer un presupuesto de 3,9 billones de dólares para el año fiscal 2015, fuentes legislativas dijeron que no aceptarán un plan  que recoge “las cuentas más irresponsables de la administración desde su llegada a la Casa Blanca”.

Las ácidas críticas provienen de la bancada republicana, y en especial de John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes, y uno de los ejes en los ya habituales conflictos para aprobar los periódicos gastos destinados al funcionamiento del ejecutivo.

Boehner precisó que se estudia una contrapropuesta de presupuesto, toda vez que la entregada por Obama supone mayores problemas para el país y una más elevada intromisión oficial en la economía personal de sus ciudadanos.

Según el plan oficial, se destinarán recursos al aumento de las erogaciones públicas, en especial a la creación de un programa de créditos a las personas de bajos ingresos para cubrir los gastos de la educación preescolar.

Ese dinero, sin embargo, saldrá de los ya constreñidos bolsillos de los contribuyentes, un aspecto que, según los que se oponen, traerá nuevos desequilibrios fiscales.

Lo cierto es que la crisis económica norteamericana, que se ha extendido a todo el orbe, es un producto de los malos manejos de la administración republicana de George W. Bush, aunque no es menos verdadero también que Barack Obama ha hecho bien poco en todos estos años por salvar adecuadamente el problema.

Para un buen número de analistas, la insistencia en nuevos gastos públicos tiene claros fines de ganar en ascendencia política entre los menos favorecidos, sin que realmente se establezcan las bases de un reparto equitativo y justo de la riqueza nacional.

Aunque no pocas veces se alude a la elevación de los impuestos a los más ricos, la realidad indica que los encumbrados en los Estados Unidos han seguido acumulando ganancias exorbitantes en medio de la debacle que muchos de ellos provocaron, y que el peso de los gravámenes ha caído esencialmente sobre la llamada “clase media”, tanto en sus estamentos bajos, medios y altos, que han visto sensiblemente mermadas sus entradas.

Precisamente, indicaron fuentes económicas, es ese denominado escalón social, que a duras penas ha logrado conservar sus trabajos y sus pequeños y medianos negocios, del cual obtienen los políticos los fondos claves para los gastos de guerra y los llamados “programas sociales”, estos últimos ideados muchas veces con fines de neta propaganda en torno a un aparente cambio.

Del otro lado, los republicanos coinciden en no dañar para nada a los titulados “pilares financieros del sistema”, sin que ello obste para que la emprendan contra la ya mencionada práctica impositiva de la administración con el lema de “cero intromisión” en el libre albedrío económico de las personas.

En pocas palabras, neto rejuego donde los más favorecidos siempre serán intocables.

Mientras, otra tormenta podría desatarse con la noticia de la inminente reorganización militar norteamericana, que se supone disminuirá los efectivos del ejército y pondrá fuera de servicio a un grupo de armamentos que se estiman obsoletos.

Hasta el presente el Departamento de Defensa consume como promedio más de 500 mil millones de dólares anuales, una cifra que equivale a la suma de las erogaciones de los diez países que siguen a los Estados Unidos en la lista de mayores asignaciones oficiales para fines militares.

No obstante, ante lo que parece se avecina en materia de posibles recortes bélicos, voceros republicanos ya han hecho constar su  reticencia, toda vez que, dicen, “el país y el mundo son mas seguros en la misma medida en que los Estados Unidos es más poderoso.”

Un slogan al que suman también aquellos que ya azuzan el temor ante los “significativos adelantos de Rusia y China en el dominio de las más sofisticadas tecnologías militares.”


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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