Con pecado concebido

¿Podía ser diferente? ¿Acaso ha mostrado la nueva administración norteamericana algún sentido lógico, rasgo de decencia o grado de sensatez en el ejercicio de su política exterior.

Basta ver a Donald Trump en una tribuna con su colección de gestos con neto sabor a prepotencia, a su vice Mike Pence destilando “conceptos” políticos y morales para los demás, al secretario de Estado Rex Tillerson invocando las virtudes de la Doctrina Monroe, y a la “vivaz” representante en la ONU, Nicky Halley, advirtiendo que estará vigilante en el máximo organismo internacional para detectar a aquellos que no apoyen los pronunciamientos de su país.

En consecuencia, no tiene nada de extraño que la Casa Blanca haya reiterado que este 14 de mayo reubicará su embajada en Israel en la disputada ciudad de Jerusalén o Al-Quds, no solo contra la voluntad de los palestinos y de gran parte de la comunidad internacional, sino demás en ocasión del setenta aniversario de la fundación del ente sionista.

Algo así como, si no quieren una taza, ahí le van tres, porque utilizar el día en que siete decenios atrás 750 mil palestinos fueron arrojados por la fuerza de sus tierras por los ocupantes hebreos atizados por las mismas ideas de exterminio masivo que pocos años antes habían tenido que sufrir los judíos a manos de la Alemania Nazi, resulta una bofetada a la población árabe y a los que en el planeta claman desde hace mucho por una solución justa y consensuada al drama originado desde entonces en Oriente Medio.

No obstante, para la portavoz del Departamento de Estado Heather Nauert, semejante paso “llena de emoción” a su gobierno. Por demás específico que “el edificio que acoge las operaciones del consulado general en el barrio de Arnona, en Jerusalén, albergará la oficina del embajador y de una pequeña plantilla”.

Por su parte, el ministro israelí de inteligencia, Yisrael Katz, ha felicitado al inquilino de la Casa Blanca por su decisión.”

¡No hay mayor regalo que eso!, enfatizó el titular al conocer que le movida Made in USA se hará coincidir con el aniversario setenta del régimen de Tel Aviv, y añadió que el plan ordenado por Trump con relación a su embajada es absolutamente “justo y correcto”.

Desde luego, del otro lado la óptica es totalmente diferente, y analistas internacionales junto a líderes y responsables palestinos aseveran que Washington ha dado un tiro de gracia a su pretendido papel mediador en el conflicto palestino- israelí al revelarse como totalmente parcializado con relación a Tel Aviv.

De ahí que desde los primeros momentos de gestación de esta maniobra, la dirección de la Autoridad Nacional Palestina, ANP, paralizase las negociaciones donde aparecía la Casa Blanca como participante o promotora, y advirtiese  que no llevaría a cabo diálogo alguno sobre el complicado temario con ninguna figura de la administración Trump.

Lo cierto es que la ubicación, desde este mayo, de la embajada norteamericana en Al Quds ha recibido el rechazo universal, incluidos no pocos aliados europeos de los Estados Unidos, que estiman ese paso como un abierto sabotaje a todo arreglo negociado a la larga crisis mesoriental.

Para la primera potencia capitalista también hay serios costos políticos, derivados de la profundización de su acentuado aislamiento internacional a partir de la “diplomacia” de la administración Trump, que aboga por el proteccionismo comercial, el rechazo a acuerdos exitosos como el suscrito con Irán sobre su programa nuclear, el soez insulto verbal a naciones subdesarrolladas, la xenofobia que destilan su medidas externas e internas, y el impulso desmedido a la espiral militarista…y lo peor…sin resultados claves, porque este mundo ya no es ni por asomo el patio unipolar que pareció establecerse luego del descalabro de la Unión Soviética en la década del noventa del pasado siglo.