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viernes, 15 de noviembre de 2024

Colombia: se abre nueva posibilidad hacia la paz

El inicio de ciclos de paz entre las guerrilleras Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el gobierno de Juan Manuel Santos indica que la búsqueda de la paz en el país andino es un deseo compartido...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 30/03/2016
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Este miércoles es un día importantísimo para Colombia, pues finalmente, y luego de dos años de conversaciones exploratorias, el guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el gobierno del presidente Juan Manuel Santos anunciaron el inicio de diálogos de paz para terminar de manera definitiva, según se espera, el añejo conflicto armado interno.

Venezuela, una nación de paz, acogió la presentación de esta noticia que era esperada por la población colombiana, mucho más, después de que la otra gran agrupación militar insurgente, las Fuerzas Armadas Revolucionaias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) y representantes gubernamentales están sentados en una mesa de negociaciones hace más de tres años en La Habana para firmar un acuerdo de paz definitivo.

En la Casa Amarilla, sede de la Cancillería venezolana, los jefes de las dos delegaciones –Frank Pearl, por el Estado- y Antonio García, por el ELN, dejaron abierto el nuevo compás que traza el camino hacia la tranquilidad interna, aunque aún deben resolverse puntos clave entre las partes.

El grupo guerrillero está integrado también por el Comandante Pablo Beltrán, David Caña, Manuel García y Jaime Torres.

En esa ocasión, tan esperada por los colombianos, pues sin el ELN la paz sería incompleta aun cuando concluyeran las que se realizan por las FARC-EP, se  dieron a conocer los puntos de la agenda que analizarán desde ahora y que deben dar paso a una pacífica Colombia, tras más de medio siglo de guerra interna en la que han muerto más de seis millones de personas.

El representante del Ejecutivo afirmó cortas declaraciones que “este hecho busca el bien supremo de toda la nación, para erradicar la violencia y avanzar hacia la reconciliación nacional”.

Las delegaciones anunciaron una hoja de ruta de seis puntos a fin de suscribir un acuerdo final para terminar el conflicto armado iniciado por el ELN en 1965, cuando cinco jóvenes decidieron crear esa organización para desatar la lucha armada contra los históricos flagelos que aún sufre la sociedad colombiana, entre ellos la pobreza, desigualdad social, violación de derechos humanos, violencia y paramilitarismo.

Las partes, que han llegado a un punto de respeto mutuo, acordaron instalar una mesa de conversaciones públicas en Ecuador;  Las sesiones de esta mesa se realizarán además en Venezuela, Chile, Brasil y Cuba. Todos estos países, junto a Noruega, serán garantes;  Adelantar conversaciones directas e ininterrumpidas entre delegaciones;  Ejecutar con celeridad y rigurosidad la agenda.

El punto cinco del programa, uno de los fundamentales, indica: Desarrollar una agenda que incluya la participación de la sociedad, democracia y transformación para la paz, víctimas, fin del conflicto armado, implementación, desarrollo de la fase pública y pedagogía para la paz, de acuerdo con informaciones de la cadena multinacional Telesur.

Para Juan Manuel Santos, el hecho de que el ELN aceptase sentarse en una mesa de conversaciones con su gobierno  entraña una nueva victoria en su carrera política, pues fue reelecto por la población para que pudiera culminar el proceso de paz que ya caminaba en La Habana, el cual ha sorteado numerosos escollos pero se mantiene vivo.

Sin embargo, y es seguro que así acontecerá, Santos no puede asegurar, y a su gobierno le corresponde, cumplir una de las exigencias de las FARC-EP y seguramente también del ELN en su momento, y es la eliminación del paramilitarismo en Colombia, pues nadie le garantiza la vida a los guerrilleros desmovilizados.

Los escuadrones paramilitares colombianos, fundados entre otros por el expresidente Álvaro Uribe –una de las cabezas visibles de la derecha regional- están integrados por miembros de las Fuerzas Armadas, activos o retirados, mercenarios, y pistoleros en solitario llamados para ultimar figuras de la izquierda y activistas políticos y sociales.

Con la presencia activa de los paramilitares –que cruzan fronteras para asesinar a los luchadores sociales- es casi imposible que lleguen a feliz término las conversaciones, como las de La Habana, dilatadas en varias ocasiones por desacuerdo entre las partes sobre el particular.

UN CAMINO INHÓSPITO ENTRE GUERRILLA Y GOBIERNO

Cuando casi concluía el 2013, el ELN y el Ejecutivo colombiano anunciaron el comienzo de una fase exploratoria de diálogos por la paz, pero varias situaciones que se presentaron en los dos últimos años indicaron la fragilidad del proceso, e incluso con señales de estancamiento, dadas las exigencias de Bogotá.

Para iniciar, dijo, cualquier tipo de negociación, en febrero pasado el presidente Santos exigió al ELN la liberación de dos individuos capturados:  el cabo Jair de Jesús Villar y Ramón Cabrales, alto consejero de gobernación de Norte de Santander para la provincia de Ocaña..

El 20 de marzo, la guerrilla liberó al cabo, retenido un mes antes cuando realizaba labores de inteligencia en zona rural de Segovia (Antioquia).     

Antes, las delegaciones habían sostenido reuniones previas, en busca de puntos de encuentro para las conversaciones, uno en Ecuador y otra en Brasil, en presencia de los países garantes del proceso, pero esta detención pudo dar al traste con el proceso.

Santos, en su afán por firmar la paz – en tanto las FARC-EP han dicho que no lo harán antes de resolver los puntos divergentes- considera, según sus  declaraciones,  que la Mesa con el ELN podría unirse a las de las FARC-EP en La Habana, pues “resultaría innecesario, dijo, volver sobre puntos comunes en los que se ha avanzado con esa agrupación armada, como víctimas, narcotráfico y justicia transicional”.

“El conflicto es solo uno y no puede haber dos modelos de dejación de armas, dos modelos de refrendación y dos de esclarecimiento de la verdad”, en opinión del Mandatario, aunque el ELN ya mostró su desacuerdo.

Respecto a las diferencias entre el ELN y el gobierno,  el primer Comandante del ELN, Nicolás Rodriguez Bautista “Gabino”,  afirmó que “es necesario reconocer que están sobre la mesa dos modelos de paz: el que se plantea desde las mayorías argumentando la urgencia de profundos cambios estructurales y el que plantea el presidente Santos, de silenciar los fusiles y legalizar las guerrillas, con la promesa que a futuro se pueda hablar del tema”.

Para el Comandante Rodríguez Bautista, y aunque la agenda está pactada, “insistimos en que el proceso de paz debe, necesariamente, aterrizar en la discusión sobre el modelo económico”, según explicó en una carta dirigida al doctor en sociología Boavaentura de Sousa Santos y publicada en Insurrección.

En su misiva, el Comandante recordó que “En las calles y campos de Colombia, la gente agita la consigna de “la paz son cambios”, referidos a la actual estructura del Estado basada en una economía neoliberal, a lo que con premura Santos respondió que “el modelo económico no está en cuestión”.

Otra diferencia notable se desprende también en la carta enviada por el líder guerrillero a Sousa  Santos, y es lo referido a la justicia transicional, pues, opinó,   “nos produce grandes interrogantes y preocupaciones. Por ello se requiere de un debate e intercambio político, donde tengan participación los millones de víctimas del conflicto y las grandes mayorías de la sociedad; solo así se logrará una idea común de verdad y justicia”.

Aunque el gobierno es reservado en cuanto a sus opiniones, el pasado día 14 el profesor Victor de Currea-Lugo, un especialista sobre los diálogos con el ELN, afirmó en que el presidente Santos y su equipo insisten en desconocer que el ELN posee sus particulares diferentes a las de las FARC y pretende que se pliegue a lo ya acordado en La Habana.

FORMACIÓN DEL ELN

El Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia surgió el 4 de julio de 1964, inspirado en la Revolución Cubana y con una fuerte influencia religiosa, con el objetivo de luchar por los oprimidos y explotados de su país contra los intereses de la fuerte oligarquía local.

Es considerado el segundo gran grupo guerrillero de la nación andina, y tiene dos mil mujeres y hombres armados y preparados para la guerra, de acuerdo con datos gubernamentales.

El ELN fue fundado por los  hermanos Fabio,  Manuel y Antonio Vásquez Castaño,  Ricardo Lara Parada y Víctor Medina Morón como Brigada José Antonio Galán, en homenaje al líder político asesinado en Bogotá por sus ideas revolucionarias.

A sus filas se unieron después varios sacerdotes que abrazaron la Teología de la Liberación como fin de acercarse a los pobres, entre ellos  José, Aurentino Rueda, Domingo Laín, José Antonio Jiménez, Diego Cristóbal Uribe, Bernardo López Arroyave, Camilo Torres  y Manuel Pérez, siendo estos dos últimos unas de las figuras más emblemáticas del ELN.

Su primera operación militar se realizó en la localidad de Simacota en el departamento de Santander, el 7 de enero de 1965, donde se leyó el "Manifiesto de Simacota", con la fundamentación política de la lucha.

Luego de ser casi aniquilada por el Ejército colombiano, en 1983 reapareció de nuevo la fuerza guerrillera y dos años después establecieron una nueva estructura organizativa, liderada por el sacerdote español Manuel Pérez.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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