Dos elecciones simultáneas, aunque diferentes, tienen lugar en Centro y Suramérica. En El Salvador, llamada por su tamaño el Pulgarcito de América, se elige un nuevo presidente, con grandes posibilidades de triunfo para el candidato del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, Salvador Sánchez Cedrén, mientras en Colombia se elegirán 268 integrantes del Congreso Nacional que, según analistas, tendrá poca renovación.
A estas elecciones colombianas, cuyos resultados permitirán avizorar qué ocurrirá en las presidenciales el próximo 25 de mayo, están inscriptos más de 800 candidatos que disputan los 102 curules disponibles en el Senado. Los aspirantes a la Cámara de Representes son mil 602 con 166 escaños en disputa.
En las últimas horas, el gobierno de Colombia presidido por el candidato a la reelección Juan Manuel Santos, decretó una serie de medidas preventivas para evitar cualquier incidente, tal como prometió en una reunión hace pocos días a los observadores internacionales presentes en esa nación suramericana.
La ronda del abstencionismo gira en torno al 30 por ciento, según las últimas encuestas. Por ejemplo, los gremios sindicales del norteño departamento de Buenaventura realizaron la víspera una manifestación a favor del voto en blanco en rechazo "a los partidos oligárquicos, los Tratados de Libre Comercio y la empresa extranjera".
Analistas políticos consideran que, por los preparativos de los candidatos, el Parlamento colombiano mantendrá la mayoría de los rostros actuales, tras campañas basadas en sumas millonarias de dinero gastadas en pago por los votos en municipios y barriadas.
En estos comicios, aunque también ocurre en presidenciales , según fuentes políticas,- la renovación, si la hay, será mínima- ya que los candidatos establecen un sistema en el que además de los métodos tradicionales de promoción y propaganda, buscan garantizar el voto a través de sus llamados “líderes barriales” quienes pagan la boleta a los electores en metálico o en base a promesas de solución de sus problemas comunales o personales.
Estas elecciones son de suma importancia para el próximo presidente colombiano, en especial si Santos logra la reelección. No hay que olvidar que el derechista expresidente Álvaro Uribe se lanza en las legislativas con el estreno político de su movimiento Centro Democrático y puede convertirse en un quebradero de cabeza para Santos.
Santos pretende, si gana, alcanzar un acuerdo de paz con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, cuyas negociaciones en La Habana comenzaron en 2012, con evidentes pasos de concordancia entre las partes.
Los congresistas que salgan electos este domingo estarán encargados de aprobar las reformas para sustentar de manera legal el eventual cese de la guerra interna que dura más de medio siglo. De ahí que el Presidente trate de que su coalición de centro-derecha mantenga la mayoría en el Congreso.
Si Uribe gana un puesto en el Senado, además de otros candidatos de su estrenado Centro Democrático, Santos, si es reelecto, tendrá que enfrentar a un poderoso enemigo. No por gusto este personaje de la derecha regional se presenta al Congreso y se convierte así en el primer exmandatario que pretender volver a la política nacional a través del Senado.
Este político de derecha, que es uno de los pilares de esa ideología contra la Revolución Bolivariana en Venezuela, puede convertirse en un traspiés a las negociaciones de paz, ya que mientras más votos obtenga su agrupación política será después más complejo aprobar las consideraciones legales tras la eventual firma de un acuerdo de paz FARC-Gobierno.
Así, además de una prueba previa a las presidenciales, los comicios del domingo serán una especie de medición sobre el apoyo ciudadano a las negociaciones de paz, pues según analistas mientras más votos obtengan Uribe y su formación será más complicado el posterior proceso aprobatorio.
También las legislativas, aunque falta poco más de dos meses para las presidenciales, trazan un camino para los resultados de mayo próximo. Hoy se comprobará la fuerza del oficialista partido Unidad Nacional o si en realidad la oposición es tan fuerte como proclaman Uribe y sus seguidores. Esta batalla es interesante porque Santos fue Ministro de Defensa cuando Uribe ocupaba la Casa de Nariño. O sea, que su antiguo aliado deviene ahora su principal contrincante político.
Para el analista de Economist Intelligence Unit (EIU), Federico Barriga, quien atiende la región latinoamericana, hasta ahora hay comunión política entre los legisladores y el Gobierno, pero los resultados electorales podrían cambiar tal escenario.
Barriga bautizó al sistema político colombiano como una "mermelada" de partidos, ya que por sí solo ninguno obtiene mayoría absoluta en el Congreso Nacional. Se espera que los opositores al gobierno hayan maquinado internamente unirse en coaliciones cuando reabra el Parlamento para revertir el plan de reformas anunciadas por Santos en el sistema de salud, judicial y tributario si resulta reelecto.
Una encuesta de la consultora Datexco, muestra que el partido de Uribe lidera la intención de voto, sin alcanzar la mayoría absoluta. Le siguen dos agrupaciones integrantes de la coalición gubernamental (Liberal y Unidad Nacional) que suman juntos el 27 por ciento de los parlamentarios.
Según se prevé, las agrupaciones afines al gobierno lograrán la mayoría y el movimiento uribista sería la tercera fuerza nacional. En el último año, Uribe ha atacado de manera sistemática al gobierno de Santos y las negociaciones de paz con las FARC.
Centro y Suramérica en elecciones
Mientras en El Salvador se celebra la segunda vuelta de los comicios presidenciales, en Colombia se eligen los 268 miembros del Congreso Nacional y cinco del Parlamento Andino…
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