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sábado, 16 de noviembre de 2024

Cataluña: la actualidad de un conflicto

La región autónoma de Cataluña ha pulsado desde hace mucho tiempo por conseguir su separación del Reino de España y proclamarse como un estado independiente...

Jose Valentín Rodríguez Pérez en Exclusivo 10/06/2018
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Cataluña
La separación de Cataluña de España es un caso complejo, con un sentimiento político, cultural y lingüístico que se remonta a décadas atrás (Foto: El Economista).

Desde que se difundió la noticia ya en fecha temprana como 2012 y hasta el presente, de la intención separatista de Cataluña, ha despertado curiosidad e interés informativo en muchos admiradores de esa región autonómica de España, no solo por sus bellezas y por la impresionante arquitectura de su ciudad luz, sino también por ser la sede del mítico conjunto Fútbol Club de Barcelona, FCB, el que tiene miles de seguidores en esta Isla.

Intento aproximar a los lectores de Cubahora en el ayer y el hoy del propósito independentista de Cataluña del Reino de España.

El anuncio de que tras 199 días sin gobierno el Parlamento regional catalán logró investir a un nuevo presidente, parece encarrilar a esa comunidad en la búsqueda de una solución negociada a su conflicto. Fue elegido Joaquín Torra, conocido como Quim, un designado a dedo por el expresidente Carles Puigdemont, cuyo pensamiento secesionista ultra radical augura sin duda alguna una inevitable confrontación con la sociedad catalana no independentista y con el nuevo gobierno central de España.

Si bien el acto mismo de la investidura es un paso significativo en el restablecimiento institucional de esa región, sin embargo, se tienen muchas dudas sobre la evolución y los actos de ese Parlamento, pues mostró el verdadero rostro de esa autonomía polarizada a la mitad, de un lado el respaldo al nuevo elegido y del otro un largo silencio, lo que no augura un buen pronóstico.

En su primer acto el presidente del Parlamento, un independentista seguidor de Puigdemont, mostró ya un signo de ruptura contra una tradición, al no pedir audiencia al Rey Felipe VI para que este firmara en persona su nombramiento, que debe ser ratificado por el presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez.

Lo que ha ocurrido allí en Cataluña ha sido bastante difundido: El Govern convocó a un referéndum para poner en marcha una ley de transitoriedad hacia una república catalana independiente, todo ello con la oposición del gobierno central de España y del Tribunal Constitucional. Lo que desembocó en la intervención de las autoridades de Madrid y de la policía, con saldos desfavorables.

Es sin dudas un caso complejo, con un sentimiento político, cultural y lingüístico que se remonta a décadas atrás, salpicado con nuevos ingredientes de violencia y represión surgidos el pasado año, con crecientes intereses políticos y económicos a ambos lados del espectro regional, con un paisaje de una sociedad polarizada y fracturada, lo que hace que el entendimiento de los que quieren la separación y los que no la desean sea en extremo muy difícil. El actual repunte del conflicto tiene su germen en una arriesgada maniobra de la derecha catalana que ha pretendido utilizar la reivindicación política como arma y que se ha vuelvo traumática para todas las partes.

En su momento el gobierno de Mariano Rajoy se atrincheró en una postura inmovilista y el gobierno catalán decidió tensar las cuerdas y convocó a una consulta popular pretendiendo buscar consenso para su referéndum separatista. De entonces acá el gobierno del PP se negó a iniciar cualquier diálogo político y utilizó las vías policiales y judiciales para cortar la intentona.

El nuevo gobierno español, que encabeza Pedro Sánchez, enfrenta también un verdadero reto. El recién estrenado presidente de la Generalitat le ha pedido al nuevo inquilino de la Moncloa, que ofrezca “soluciones” a lo que considera una situación de “anormalidad”. Con un pliego de tres puntos que ha hecho público Joaquín Torra, inquirirá sobre su posición sobre “el respeto a las libertades y los derechos civiles”, el derecho a la autodeterminación del pueblo de Cataluña y le pedirá además que el gobierno socialista no ponga impedimento a la restitución de las leyes sociales del Parlament que el Tribunal Constitucional dejó en suspenso.

En la búsqueda de un entendimiento el estrenado gabinete ha levantado la restricción que se le había impuesto a la Generalitat catalana sobre el control de sus pagos ahora sin la supervisión del Banco de España, lo que pone fin al artículo 155 decretado por el gobierno de Rajoy para controlar las finanzas y las cuentas de esa autonomía y los nombramientos de su ejecutivo.

Ahora se abre un compás de espera en las proyecciones del nuevo gobierno en el tratamiento al tema catalán.


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Jose Valentín Rodríguez Pérez

Periodista y analista político


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