Caracas es del pueblo

Las fuerzas derechistas de Venezuela y sus principales líderes aseguraron, como si no conocieran la médula de la Revolución Bolivariana, que este jueves tomarían Caracas, la capital, dando inicio a un golpe de Estado para derrocar al presidente Nicolás Maduro.

Rechazado por la articulación de planes violentos en la Asamblea Nacional que preside, el viejo politiquero Henry Ramos Allup, y el gobernador de Miranda, Henrique Capriles (derrotado en las urnas dos veces por Hugo Chávez y luego por Maduro) habían organizado a bombo y platillo una movilización denominada “Toma de Caracas” para llevar la violencia a las calles, la cual se estrelló ante la ausencia de sus seguidores y la masiva movilización de revolucionarios bolivarianos el mismo día.

Repleta estuvo de punta a cabo y sus alrededores la Avenida Bolívar, una de las más grandes de la capital venezolana, donde desde horas tempranas se ubicó el pueblo chavista que durante esta semana ha tomado las vías en respaldo al gobierno y para evitar que los derechistas intentaran siquiera su prometida “Toma de Caracas”. En sus tres puntos de movilización se reunieron apenas unas 15 000 personas, según datos de prensa.

La nueva derrota derechista fue recibida con alborozo por la concentración que escuchó a Maduro, en paz y en medio de canciones, brindar anuncios sobre el desarrollo interno del país, la próxima presentación de pruebas sobre el hoy frustrado golpe de Estado; nuevos mecanismos que comenzarán a andar hoy hasta finales de diciembre para acelerar el desarrollo de la Revolución Bolivariana.

¿QUÉ HAY DETRÁS DE LA FRUSTRADA MOVILIZACIÓN DERECHISTA?

Las fuerzas de la derecha que operan en Venezuela intentaron con su publicitada “Toma de Caracas” crear el caos interno —al estilo de lo ocurrido durante los también fracasados planes del 2002 (19 muertos) y 2014 (43)— para obligar al gobierno a realizar un referendo revocatorio contra Maduro antes de que finalice este año, lo que resulta imposible, pues los opositores no presentaron los documentos en el tiempo reglamentado.

Pensaron que la población, quizás temerosa de la violencia cometida años atrás, se quedaría en sus casas. Craso error.

El Consejo Nacional Electoral (CNE) ha sido claro respecto a las intenciones opositoras y el cumplimiento de un organigrama oficial de ese ente.

Un primer paso, que era la recogida del uno del porciento de firmas recolectadas por la derecha para activar el mecanismo constitucional, ya fue validado, a pesar de las comprobadas irregularidad denunciadas por el Ejecutivo. Sin embargo, el CNE está obligado a cumplir varios movimientos, que tienen hasta 213 días hábiles para concretarse.

Son fases que de manera alguna podían ser cumplidas por el Consejo para este día 1 de septiembre, si es que quiere cumplir sus normas, como han advertido sus funcionarios.

Incluso, la rectora del CNE, Socorro Hernández, refirió a un canal venezolano que la institución no se rige por exigencias, y la respuesta es que los partidos opositores solo recolectarán el 20 por ciento exigido entre el 24 y el 30 de octubre próximo. Este año, confirmó, no se convocará a revocatorio alguno.

Si el derogatorio, planteado en la nueva Constitución Nacional sin carácter obligatorio cuando un mandatario cumpla dos años al frente del país, se efectuara este 2016, de manera automática deben celebrarse elecciones generales si perdiera el presidente.

Pero si ocurre en el 2017, y perdiera Maduro, le sucedería en el cargo su vice, Aristóbulo Istúriz, experimentado político revolucionario, pero tampoco una opción para la estrategia de los líderes oposicionistas, que quieren demoler la Revolución Bolivariana desde la raíz y hacerse cargo de la petrolera nación, cueste lo que cueste y caiga quien caiga.

Como si viviera en otra nación, y dando leña a los medios privados de comunicación, Ramos Allup advirtió que “el Gobierno está propiciando un ambiente de guerra”, palabras que debe haberse tragado esta jornada cuando vio cómo el pueblo disfrutó, cantó y bailó junto a su presidente, en un ambiente de paz, pero que —nadie dude— también está dispuesto a cambiar en defensa del proceso político socialista iniciado por el Comandante Chávez y seguido por su discípulo y excanciller Maduro.

En lo que puede catalogarse de delirios sin basamento, guiados por el lógico malestar causado en la población por su bloqueo económico y guerra sucia interna, los opositores, que siguen un plan orquestado, financiado y dirigido desde Estados Unidos, según denuncias oficiales, no pensaban una respuesta popular tan sólida al gobierno.

Por el contrario, y siempre según un reducido esquema de pensamiento, en cuanto al alto número de opositores que movilizarían este jueves, dirigirían la multitud hacia el Palacio de Miraflores para intentar sacar de allí al mandatario y su equipo por la fuerza.

“El plan del 1 de septiembre es muy claro, es un ultimátum al Gobierno, a que asista todo aquel que está dispuesto a permanecer en las calles hasta que haya un cambio de Gobierno”, sentenció Freddy Guevara, diputado por la autodenominada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en la que se integran las agrupaciones opositoras y contrarrevolucionarias.

Razones tienen los dirigentes revolucionarios para neutralizar de cuajo los planes derechistas. En una semana de movilizaciones, las fuerzas policiales detuvieron a Yon Goicoechea, del Partido Voluntad Popular, de Ramos Allup, quien portaba cordones detonantes para explosivos, los que estallaría, mezclado en el público, este primer día de septiembre.

Al esclarecer el caso de Goicochea, el diputado bolivariano Diosdado Cabello, uno de los líderes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) afirmó ante los medios de comunicación, que “este individuo es el mismo del año 2007, al que le dieron 500 000 dólares y se fue de Venezuela”.

La concentración popular de este primer día de septiembre, en la que salió fortalecida la Revolución, debía constituir una lección para las huestes de la derecha. Empero, pocos dudan de que seguirán como los buitres picoteando aquí y allá para tratar de resquebrajar la fortaleza revolucionaria.

Los días demuestran lo contrario. A pesar de sus esfuerzos mañosos, de sus millones de dólares, del apoyo estadounidense y de la derecha regional, de sus intentonas golpistas, de sus sucias guerras, el legado del Comandante Chávez todavía se mantiene firme entre las filas revolucionarias.