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sábado, 16 de noviembre de 2024

BRICS a la carta

Esa agrupación de naciones emergentes sigue trazando las líneas de un mundo multipolar...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 15/07/2015
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El grupo BRICS, integrando por las florecientes economías de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, confirmó este julio en su reunión en la ciudad rusa de Ufá, que sigue marcando el paso hacia el logro de un sistema global libre de hegemonismos y de políticas draconianas.

En efecto, el BRICS, cuyos orígenes se remontan  al año 2001, agrupa a una buena parte de la población mundial y abarca una extensión territorial cercana a los 39 millones de kilómetros cuadrados, guarismos que, según expertos “les proporciona dimensiones estratégicas continentales y una gigantesca cantidad de recursos naturales”, junto al hecho de proyectar índices muy elevados de crecimiento de sus respectivos productos internos brutos y una creciente y trascendente participación en el comercio y las finanzas mundiales.

En pocas palabras, un bloque en plena pujanza, frente a un conglomerado Occidental signado por una profunda crisis económica que, con orígenes en los Estados Unidos, parece destinada a devastar a entidades que como la Unión Europea, UE, resultaron decenios atrás una suerte de presunto paradigma de integración, colaboración y progreso para el oeste del Viejo Continente.

De ahí que en esta cita de Ufá, el presidente ruso, Vladímir Putin, recalcara un elemento que no puede ser pasado por alto en un análisis objetivo y preciso de la realidad global de nuestros días.

Y es que para el líder del Kremlin, los integrantes del BRICS están llamados a ser “futuros líderes del mundo y de la economía mundial”.

Al exponer su visión del planeta a la luz de los próximos diez años, subrayó Putin que este juicio se asienta sobre la base de tomar en cuenta “el valor trascendental de los recursos naturales y el ritmo de crecimiento” de los miembros del BRICS, junto a una visión política que se aleja de los proyectos que impulsan la preponderancia de determinada potencia sobre el resto de las naciones, no pocas veces asentada en la violencia, la guerra, la agresividad y las presiones de toda índole.

Una perspectiva, que, sin dudas no es permisible porque viola las más elementales normas de la convivencia internacional y lanza por tierra principios sagrados como el respeto mutuo y la no injerencia en los asuntos de otros.

Y es precisamente ese desempeño como alternativa  ante las teorías que intentan imponer el hecho de que el planeta ha de ser regido por un imperio dominante y absolutista de carácter eterno, el que genera entre los aspirantes a tiranos globales la más marcada hostilidad hacia el BRICS y sus integrantes.

De manera que las acciones expansionistas en Asia Central y Oriente Medio, el conflicto en Ucrania, o las campañas de desestabilización en América Latina, y concretamente contra el gobierno de Dilma Rousseff en Brasil, forman parte indisoluble de esa pretensión de hacer saltar por los aires a entidades de nuevo tipo como el BRICS, entorpecedoras de la concreción de los planes de totalitaria dominación universal.

Solo que la “carrera al poder global” no es paseo sobre pétalos de rosa. De hecho, los Estados Unidos ya se vio desplazado a la condición de segunda potencia económica del orbe a cuenta del ascenso al cetro de la pujante China (miembro prominente del BRICS),mientras que la anuente Unión Europea se resquebraja a pasos acelerados lastrada por la debacle productiva y financiera, las discordias entre miembros prepotentes  e impositivos y aquellos menos favorecidos que viven al borde del colapso, y el emerger, como respuesta lógica  de las mayorías, de movimientos populares alternativos a la tradicional partidocracia uncida al carro Made in USA.

En consecuencia, lo repiten los expertos, cada día parece menos posible en el mundo de hoy la concreción de las visiones hegemonistas y la materialización del criterio de los cerebros grises imperiales acerca de que, luego de la debacle de la Unión Soviética y el Campo Socialista Europeo, resultaba inadmisible la irrupción en la arena internacional de nuevos polos de poder, mucho menos de orden alternativo.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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