El 11 de noviembre de 1975, el doctor Antonio Agostinho Neto declaró en Luanda la independencia de Angola, oficializó así el fin del colonialismo portugués allí y el inicio de la reconstrucción nacional respaldada por la solidaridad cubana.
Cuatro días después del discurso de Neto el país africano y Cuba establecieron oficialmente relaciones diplomáticas, y a dúo se opusieron militarmente al Frente de Liberación Nacional de Angola (FLNA) de Holden Roberto en el norte y a la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (Unita) de Jonás Savimbi que operaba más al sur.
Esos dos grupos armados intentaban asfixiar tácticamente al Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) de Neto con sendas ofensivas, el único de los tres grupos que colocaba la soberanía como máxima prioridad y entendía que el modelo político postcolonial debía ser el de la democracia popular.
Sus rivales –apoyados por Occidente y el régimen racista sudafricano del apartheid- se pronunciaban por una construcción de Estado en cuyas bases lo principal sería responder a consideraciones etno-políticas, y con ese criterio se lanzaron a desplazar del poder al que promovía la unidad nacional en beneficio del país y de toda África.
El objetivo de asesinar la independencia lo frustró la decisión de Luanda y La Habana de defender militarmente a la excolonia portuguesa con la Operación Carlota, considerada la mayor de ese tipo realizada fuera de las fronteras del país caribeño y que en 15 años involucró a 385 908 combatientes y 50 000 colaboradores civiles.
Con el nombre de una mujer lucumí que encabezó la lucha contra la esclavitud en el ingenio matancero de Triunvirato el 5 de noviembre de 1843 y muerta en combate en 1844, se denominó la asistencia militar cubana a la parte angoleña, todo un símbolo que mantuvo en un altísimo sitio la moral combativa de esas fuerzas hermanas.
En diciembre de 1977, durante la celebración del Primer Congreso del MPLA, el general de Ejército Raúl Castro afirma que de Angola: “Nos llevaremos solamente la amistad indestructible de este gran pueblo y los restos de nuestros muertos” y eso afianzó el carácter de la solidaridad internacionalista entre ambos Estados.
Si bien la Batalla de Quifangondo resultó decisiva para salvar la revolución angoleña en su amanecer a esa le siguieron otras escenificadas en Cabinda, en Sumbe, Canganba, las operaciones de seguridad en la frontera con la Namibia ocupada por Sudáfrica y en 1987-1988 la campaña de Cuito Cuanavale, que trasformó la realidad política de África austral.
La fraternidad entre los dos pueblos se regó con sangre de millares de africanos y de 2 077 cubanos quienes con sus vidas abonaron parte de la deuda moral histórica de Cuba con África y con eso revivieron el ejemplo insurgente de Carlota, la heroína de Triunvirato, y de tantos otros forjadores de nuestra nacionalidad.
Aún siendo prisionero del régimen del apartheid, Nelson Mandela escribió sobre el apoyo cubano a la soberanía angoleña: “Es la primera vez que un país vino de otro continente no para llevarse algo, sino para ayudar a los africanos a conseguir su libertad”, citado por el profesor y periodista Salim Lamrani.
LA HISTORIA CONTINÚA
A la hermandad en la guerra sucedió la de la paz, así durante más de cuatro décadas se desarrollaron nexos de cooperación, y actualmente en Angola prestan servicio más de 800 especialistas cubanos de la salud y 1 137 trabajadores de la educación.
En 2020 se cumplirán 45 años de colaboración bilateral; en la cual sobresale la alianza en área políticas y sociales; de ahí lo humanista de que el Comandante en Jefe Fidel Castro y el primer presidente angoleño, Agostinho Neto, hicieran realidad el proyecto docente internacionalista en la Isla de la Juventud.
“El primer paso para la materialización de esa idea ocurrió durante la visita que realizara a la República Popular de Angola, en el mes de junio de 1977, el Segundo Secretario del Comité Central del Partido y Ministro de las FAR, Raúl Castro Ruz, quien hizo referencia al comunicado de Fidel, dirigido al Presidente angolano Dr. Agostino Neto, del ofrecimiento de cuatro escuelas en Cuba, con capacidad para 600 estudiantes cada una y donde podrían cursar la enseñanza primaria, secundaria, y la posibilidad de continuar posteriormente la técnica y profesional”, cita ecured.cu.
Actualmente se forman en este país 2 180 estudiantes angoleños y hasta la fecha Cuba graduó a 7 995 profesionales de ese Estado africano.
En la primera Jornada Nacional de Salud Angola-Cuba, que sesionó en diciembre en Luanda, se informó que de enero a noviembre pasados se atendieron un millón 477 mil casos, de ellos unos 32 mil nacimientos y se salvaron 46 mil 900 vidas, precisiones hechas por José Luis Aparicio, coordinador de la misión médica cubana.
El país de las Antillas tiene más de dos mil colaboradores en las 18 provincias angoleñas y significativamente los índices mayores son en los sectores de educación, salud y construcción, es decir, en áreas vinculadas con el mejoramiento de la calidad de vida de los nacionales.
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