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sábado, 23 de noviembre de 2024

2017: América Latina convulsa (I)

Un año de flujos y reflujos políticos...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 31/12/2017
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Venezuela, performance vs provocaciones de Trump
Es innegable que Latinoamérica está entrando en una transición en la que va girando otra vez, se espera que sea de forma momentánea, hacia el conservadurismo.

El año que concluye fue de flujos y reflujos políticos en América Latina, en la que se mantuvieron importantes procesos revolucionarios a pesar del recrudecimiento de los ataques de Estados Unidos y sus aliados contra el progresismo en la región, donde ganó algunos gobiernos mediante métodos arbitrarios y fraudulentos.

Hay quienes piensan que la etapa revolucionaria iniciada en Cuba en 1959, y continuada en 1998 por Hugo Chávez en Venezuela, es cosa del pasado, y que el destino de Latinoamérica será el retorno a la oscura época del neoliberalismo debido a lo que consideran un “fracaso” de los procesos inclusivos, olvidando la dialéctica de la historia.

Algunos teóricos inclinan la balanza de manera desmedida hacia una u otra posición ideológica por un flujo momentáneo de unas u otras fuerzas, lo cual es absolutamente normal en una región siempre en movimiento, y donde en pocos años, quizás, la brújula marque de nuevo hacia las formas inclusivas de gobierno, como se mantiene en algunas naciones. Razones existen para pensar en una recuperación progresista más rápida de lo que imaginan las potencias hegemónicas.

El 2017 marca una pauta de lucha de varios países latinoamericanos para desmarcarse de Estados Unidos y de su impredecible presidente Donald Trump, quien busca acentuar la presencia conservadora al frente de los destinos de más de 600 millones de personas, un 30% de ellos considerados pobres por la Comisión Económica para América Latina (Cepal).

La Cepal advirtió también que el crecimiento en esa zona geográfica será muy bajo, salvo excepciones, como Bolivia, donde el gobierno revolucionario de Evo Morales mantiene un crecimiento en torno al 5% de su Producto Interno Bruto (PIB) de manera sostenida desde hace varios años.

No puedenevaluarse 365 días políticos sin el contexto del antes y las previsiones de lo que vendrá después.

Es innegable que Latinoamérica está entrando en una transición en la que va girando otra vez —se espera que sea de forma momentánea—hacia el conservadurismo, luego de una década donde eran mayoría los gobiernos progresistas o revolucionarios.

El carácter pragmático y reformista de algunos de los nuevos regímenes se hace evidente, por ejemplo, en Argentina, donde el presidente Mauricio Macri pretende un desarrollo económico, que no logra, pisoteando los derechos humanos y laborales de la población.

Este fue un año electoral, en el que la izquierda o la centro-izquierda (siguiendo el patrón divisorio de las posiciones políticas ya establecido) llevó en algunos países la peor parte. Ejemplo de ello fue la victoria del expresidente de Chile, Sebastián Piñera, un millonario que logró retornar al Palacio de La Moneda ganando contra partidos progresistas divididos y sin resultados gubernamentales.

Mediante un fraude electoral Made in Usa, el presidente hondureño Juan Carlos Hernández, que buscaba la continuidad en el cargo, usurpó la victoria al candidato progresista Salvador Nardalla, quien acaba de crear un nuevo partido para enfrentar, como mínimo, la corrupción, los asesinatos, y el narcotráfico permitido por la dictadura de Hernández.

Sin embargo, la valentía del pueblo hondureño se mostró de nuevo en las calles en protesta por el descaro presidencial,quien con el control del Tribunal Supremo Electoral fue declarado reelecto por un punto porcentual contra Nardalla una semana después de efectuados los comicios, el 26 de noviembre.

Uno que despide el año con un fuerte rechazo popular es el mandatario de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, quien en un evidente canje político indultó al expresidente Alberto Fujimori, condenado a 25 años de prisión, con otras cuentas pendientes con la justicia, para lograr mantenerse al frente del gobierno.

PPK —como se le conoce por las siglas de su nombre y apellidos que coinciden con las de su partido Peruanos Por el Kambio, con el cual ganó la primera magistratura— fue denunciado ante el Congreso Nacional por presuntos sobornos pagados por la empresa brasileña Odebrecht para ganar licitaciones en Perú cuando él era ministro del gobierno del también corrupto Alejandro Toledo.

En un evidente juego de poderes, PPK dejó libre a Fujimori, quien fue acusado por corrupción y crímenes de lesa humanidad. Cumplió 12 años de cárcel.

En Guatemala, el músico-presidente Jimmy González es también mencionado como corrupto, mientras continúa la inseguridad en una nación, cuyo gobierno, para vergüenza de su pueblo, acaba de anunciar que trasladará su embajada de Tel Aviv a Jerusalén, cumpliendo órdenes de Trump, cuya decisión fue repudiada por 123 Estados en Naciones Unidas. Extraño que un emperador como el premier de Israel Benjamín “Bibi”​ Netanyahu, que da órdenes a la Casa Blanca, haya felicitado a Gonzálezpor cumplir los mandatos de Washington, hasta el extremo de tutearlo por su nombre.

Ante la muralla conservadora que se va levantando, lo que era esperado por muchos ante el bien elaborado plan de la Casa Blanca de atacar debilidades de gobiernos progresistas, inventar mentiras creíbles en su poderosa maquinaria mediática y pagar los favores de las autoridades judiciales, se mantienen firmes varios países que se juegan las cartas a favor de sus pueblos.

Cuba este año sufrió de nuevo los embates de Estados Unidos, la mayor potencia mundial, que recrudeció las medidas impuestas por el bloqueo económico, financiero y comercial con que trata de matar al pueblo revolucionario desde hace más de cinco décadas.

El pequeño país caribeño, un ejemplo de resistencia y dignidad, mantuvo firme su posición política ante un Trump que hizo retroceder el proceso de acercamiento iniciado por Barak Obama. Con varias firmas echó atrás algunas medidas adoptadas por Obama, que si bien no eliminó el bloqueo, al menos creó las bases para  relaciones armónicas con las que ganarían las dosvecinas naciones.

Venezuela, solo comparable a Cuba en términos de resistencia, demostró este 2017 que con inteligencia y serenidad es posible detener la escalada de la derecha internacional que en el primer semestre del año usó su artillería pesada para destituir al presidente Nicolás Maduro y acabar con la Revolución Bolivariana fundada por Chávez.

Hasta el 30 de julio pasado, Venezuela vivió seis meses de penurias por la guerra económica mientras se desataba una vez más la violencia opositora, que dejó más de 150 muertos y decenas de heridos.

A partir de esa fecha, cuando se celebraron elecciones generales, el chavismo ganó en las urnas la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente que, al decir de Maduro, era la única herramienta posible para detener y aplastar el programa contrarrevolucionario llevado hasta el seno de la Organización de Estados Americanos, y la creación en Perú del Grupo de Lima, apadrinado por PPK. Todos los planes fracasaron.

En octubre, la Revolución ganó los comicios para gobernadores,donde participaron partidos opositores. El chavismo obtuvo la victoria en 19 de las 23 gobernaciones. En diciembre obtuvo el triunfo en 308 de las 335 alcaldías del país —también con la derecha en el juego comicial—lo que demuestra la firmeza de ese bastión revolucionario en Suramérica.

En Ecuador ganó el candidato del oficialista Alianza País Lenin Moreno, un crítico de su antecesor Rafael Correa, pero que afirmó que no abandonará la Revolución Ciudadana que puso a ese país en los primeros lugares en distintas esferas, a pesar de que su economía se redujo por los bajos precios del petróleo, su principal renglón de exportación, el pago de miles de millones de dólares en un pleito perdido con la compañía Exxon y un fuerte terremoto que causó graves daños humanos y materiales este año.

Bolivia es un ejemplo de persistencia con su Movimiento al Socialismo, dirigido por el primer presidente indígena de la nación andina, Evo Morales, quien es reclamado por el pueblo para que vuelta a candidatearse en 2019.

Nicaragua es otro paladín revolucionario que se mantiene enhiesta, aunque no permanece inmune a los ataques de Estados Unidos, que aprobó en su Congreso Nacional la llamada Acta-Nica, la cual prohíbe las inversiones norteamericanas en la cuna de Augusto César Sandino.

Uruguay, El Salvador, en menor medida, y la potencia política progresista en que se ha convertido el Caribe, devenida contrapartida contra los planes injerencistas de Estados Unidos en Venezuela, son focos importantes en el progresismo.Las fuerzas imperiales, por tanto, están lejos de cantar victoria en América Latina con sus aliados fallidos.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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