Una escuela para los titiriteros de América Latina

Desde 1991, el marionetista cubano Alberto Palmero reside permanentemente en Tlaxcala, México. Tuvo el privilegio de llegar a una urbe donde se celebra desde hace 30 años el Festival Internacional de Títeres Rosete Aranda, uno de los más antiguos del continente americano y del mundo.

La cita se desarrolla en honor a un titiritero del siglo XIX, cuyos descendientes han mantenido viva la tradición con el paso de los siglos.

“Aunque vivo en México hace más de dos décadas no dejo de pensar en Cuba. Durante este tiempo he mantenido contacto con muchos titiriteros cubanos. Unos 25 grupos de la Isla han participado en el Festival Rosete Aranda.

“Considero que en toda América Latina no hay titiriteros como los cubanos, cuya preparación es extraordinaria. Cuando participan en el Festival o van a impartir conferencias allí, todo el mundo se queda sorprendido por sus conocimientos”, explica el también director del Museo del Castillo de los Títeres y del Museo Itinerante de los Títeres.

En opinión de Palmero, la calidad del teatro de títeres en la Mayor de las Antillas se debe a la herencia que sembraron en Cuba los hermanos Camejo durante la década de 1960. Palmero rememora esa etapa de su vida con mucho amor:

“Cuando se fundó la Escuela Nacional de Teatro Infantil en Güira de Melena, antigua provincia de La Habana (hoy provincia de Artemisa), los Camejo siempre nos recibieron con las puertas abiertas.

“Los visitábamos, veíamos su técnica y aprendíamos con ellos. Escuchar a Caruja y a Pepe Camejo, o a Pepe Carril, era maravilloso porque ellos nos preparaban sin que nos diéramos cuenta. Carucha vivía feliz al ver toda esa comunidad de titiriteros que estaba naciendo en ese momento”.

Hoy Palmero es el protagonista de una nueva escuela que contribuirá a la formación integral de los titiriteros de América Latina. Se trata de la Escuela Latinoamericana de Títeres Mireya Cueto, de México. En Cuba, el proyecto fue dado a conocer dentro del espacio teórico Fredy Artiles, que se desarrollo entre el 20 y el 26 de abril como parte del XI Taller Internacional de Títeres de Matanzas.

Mireya Cueto (Ciudad de México, 1922-2013) fue una titiritera, escritora y dramaturga mexicana, cofundadora del Museo Nacional de Títeres en Huamantla, Tlaxcala. Según Palmero, es un proyecto maravilloso.

“Es un sueño de Mireya Cueto y Raquel Bárcena —decana de los títeres en México—. Desde que llegué hace 22 años siempre hablamos de fundarla. Raquel era la directora del Museo Nacional del Títere y cuando Mireya murió nos quedamos luchando por concretarla Raquel y yo.

“Actualmente, la escuela es un proyecto en crecimiento. Está concebida para todos los estudiantes latinoamericanos. Para mí es muy necesaria porque los titiriteros del continente necesitan mayor preparación.

“Un títere es cualquier objeto que el hombre manipula y le da vida mediante acciones dramáticas pero cualquiera no puede ser titiritero. Necesita conocer principalmente de actuación, de manipulación, técnicas de concentración, algo de psicología, de pantomima, expresión corporal, ballet, danza. Todo eso nos lo enseñaron a nosotros en la Escuela de Güira de Melena”.

- ¿Cuál es el funcionamiento de la Escuela Mireya Cueto en estos momentos?

“Impartimos diplomados en el arte de los títeres, en asignaturas como: dramaturgia, actuación, expresión corporal, risoterapia, narración oral escénica, construcción y diseño de muñecos, así como lo relacionado con la puesta en escena.

“Además, talleres especializados en construcción de muñecos, dramaturgia, Historia del arte e Historia del teatro. Ya estamos preparando el programa curricular, porque queremos que los alumnos egresen de la escuela con el título de licenciados.

“Próximamente, Rubén Darío Salazar, director de Teatro de Las Estaciones de Matanzas, y el prestigioso diseñador Zenén Calero, impartirán un curso de dirección escénica y de escenografía, respectivamente. Después viajarán a Mérida para participar como profesores en otro diplomado.

“En un futuro soñamos con que los alumnos ingresen a la escuela desde que estén en la Preparatoria (preuniversitario), para que cuando se gradúen de la Academia lo hagan con una especialización en actuación y en todo lo relacionado con el arte de los títeres.

“Un titiritero debe ser completo, desplegar múltiples saberes sobre el escenario. Como mismo es capaz de hacer tantos personajes, debe tener facilidad para construir un muñeco, para cantar, tocar un instrumento musical. Algunas asignaturas serán obligatorias, otras, a manera de conferencias”.

- ¿Cómo será el ingreso a la Academia?

“Mediante becas para algunos alumnos y también por un proceso de selección muy riguroso para que nadie con talento quede fuera. Tampoco la entrada puede ser muy amplia, porque hasta que no se gradúen todos los alumnos no volveremos a abrir la convocatoria. Todo debe estar listo para el próximo año”.

En 2012, Palmero regresa a Cuba y tuvo la posibilidad de participar en el X Taller Internacional de Títeres de Matanzas. ¿Cómo fue ese reencuentro con los titiriteros cubanos?

“Estaba muy emocionado. Yo amo a mi país. Simplemente es como si viviera en otro municipio, en otro barrio, pero me paso la vida pensando en Cuba, desde que me levanto hasta que me acuesto.

“En todo este tiempo he mantenido contacto con la Isla. Mis obras son criollas, tienen una alegría, una musicalidad impresionante y eso no lo he perdido. Cuando pisé suelo cubano, empecé a caminar y a buscar a todos los amigos que estaban vivos.

“Hace dos años se hermanaron los festivales de Matanzas y el de Rosete Aranda. Ahora he venido, en representación del estado de Tlaxcala, a firmar un convenio de intercambio cultural para celebrar la Semana de Títeres de Cuba en México, y que se produzca un intercambio de conocimientos entre ambos países. Mi casa tiene las puertas abiertas para todos los titiriteros cubanos”, concluye emocionado.