Seis escritores latinoamericanos se unieron, este jueves, al grupo selecto de creadores que se ufanan de haber alcanzado en sus trayectorias el Premio Casa de las Américas, que este año llega a sus 55 años con aires y visualidad renovados, y en medio de un ambiente de integración y ganas de trabajar juntos que impregna a toda la región.
De un sólido prestigio en el mundo de la intelectualidad de América y el Caribe, esta edición sirvió para festejar el más de medio siglo de una Casa que sigue siendo de todos los que se sientan parte del proyecto unificador que soñó Bolívar y se reconozcan herederos de una gran tradición literaria y artística.
"Cosas peores", de la colombiana Margarita García Robayo, se alzó con el lauro en Cuento, por lograr, en siete relatos de sólida arquitectura narrativa, transmitir los sentimientos de personajes tan complejos como perdurables, con un manejo sutil del humor que puede llegar a haber en la crueldad.
También de la tierra de García Márquez es Carlos Orlando Fino Gómez, quien recibió el galardón en el apartado de Ensayo de tema artístico literario por una aproximación a José Lezama Lima y a la estética e historiografía del arte en su obra crítica, mientras que dos menciones fueron otorgadas a "Julián del Casal: modernidad y periodismo", de Antonia Borroto Trujillo, de Cuba; y a Marina Porcelli, por "Hombres en el desiero, Otredad en América Latina".
De viaje convincente e iluminador fue calificado el texto de Fino Gómez por un prestigiosísimo jurado –integrado por Alberto Garrandés, Zaida Capote y Juan Gelpí- mientras que su autor fue elogiado por apropiarse creativamente de los textos estudiados para reformularlos en los que, para Lezama, serían los dilemas sobre el arte y la representación en Latinoamérica.
Cubahora celebró estas buenas nuevas con Gustavo Adolfo Bell, embajador de Colombia en Cuba, quien comentó a la revista la significación del Premio en el contexto cultural regional.
El Premio Casa es una muestra más de la fuerza que tiene la intelectualidad y las artes en América y el Caribe, señaló el diplomático, de padre cubano y un entusiasta promotor de un estrechamiento de la relación cultural entre ambas naciones.
“En el lauro hay apartados para la literatura caribeña en inglés y creole, para la brasileña. Es sin dudas una expresión de lo más valioso que tiene un pueblo, que es su cultura. Veíamos en la recién concluida II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños a nuestros líderes trabajar por la unidad, y hoy estamos refrendando sus esfuerzos con este vigor cultural que simplemente nos estimula a seguir adelante en este proceso de integración.”
Precisamente en literatura brasileña la palma se la llevó Mário Magalhães con "Marighella: o guerrilleiro que incendiou o mundo" (Marighella: el guerrillero que incendió al mundo), mientras que en idioma inglés o creole, el reconocimiento fue para "Fear of a Black Nation –Race, Sex, and Security in Sixties Montreal" (Temor de una Nación Negra- Raza, Sexo y Seguridad en el Montreal de los Sesenta), de David Austin, de Jamaica.
En esta última categoría fueron mencionados "The Night of the rambler" (La noche del merodeador), de Montague Kobbe, de Anguilla, y "Light falling on the bamboo" (La luz cayendo en el bambú), de Lawrence Scott.
El mexicano Alejandro Román Bahena obtuvo el Premio en Teatro por Blanco con sangre negra, por ser una propuesta con gran riesgo que según el Jurado desafía con lenguaje poético el canon existente y entreteje un drama contemporáneo y político con una reflexión sobre el arte.
En este apartado, el cubano Abel González Melo obtuvo una mención por su obra Sistemas.
Analizar la figura de una de las mujeres más significativas en la historia de América le valió a Mariana Libertad Suárez, de Venezuela, el lauro en la tercera convocatoria del Premio de Estudios sobre la Mujer, que esta vez reconoció la inteligente capacidad crítica y argumentativa de "La loca inconfirmable. Apropiaciones feministas de Manuela Sáenz (1944-1963)".
Las ensayistas Alejandra Castillo, de Chile y Guisela López de Guatemala, también recibieron menciones, ambas por acercarse de manera original a aristas que tienen que ver con la órbita femenina.
Sorpresa y júbilo causó entre los miembros del Jurado el reconocimiento a uno de los suyos con el Premio Honorífico Ezequiel Martínez Estrada, de Ensayo, el que recayó en el brasileño Luis Bernardo Pericás, autor de "Che Guevara y el debate económico en Cuba", por su estudio riguroso y bien documentado que penetra con lucidez en el tema, sobre todo en un momento donde se reclama una nueva consideración acerca de este.
No estaba preparado para esto, confesó a Cubahora el multilaureado escritor carioca, quien además dijo no tener palabras para agradecer tal honor, compartido con la colombiana Piedad Bonnet quien obtuvo el Premio de Poesía José Lezama Lima por su cuaderno "Explicaciones no pedidas", y el mexicano Juan Villoro, que resultó galardonado con el de Narrativa José María Arguedas, por su "Arrecife".
“En Cuba hay estudios maravillosos y muy serios, lo que pasa es que está escrito desde Brasil y para un público que no es cubano. Estudié muchos libros de autores de aquí para escribir mi libro y estuve muchas veces en la Isla, así que es un Premio compartido con los cubanos.”
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