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viernes, 22 de noviembre de 2024

Rey Montalvo: el empeño de trovar en Matanzas

El joven trovador que ha mantenido “contra viento y marea” la peña Trovadores y Punto, comparte con Cubahora detalles de cuánto cuesta sostener una propuesta así en el interior del país...

Yirmara Torres Hernández en Exclusivo 14/02/2014
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rey montalvo peña
Rey junto a Augusto Blanca y su papá, Reynaldo Montalvo. (Yirmara Torres Hernández / Cubahora)

Rey Montalvo me recibe consternado. Seguro que no puede darme la entrevista, pienso, pero enseguida me saca de la duda: “es que murió Santiago Feliú”. ¡Ño! es lo primero que me sale e intercambiamos lamentos por el fallecimiento repentino en la noche del martes último del icono del movimiento de la novísima trova.

Nos acomodamos en un lugarcito del patio de la Empresa de la Música y los Espectáculos de Matanzas Rafael Somavilla, donde el joven trovador graduado de Sociología realiza, bastante subutilizado en funciones de comunicador, su segundo año de Servicio Social.

Santiago no se nos sale del diálogo, pero al fin logro enrumbarlo por los senderos de Trovadores y Punto, la peña que el muchacho de apenas 25 años mantiene desde febrero de 2013, con el objetivo de aunar voluntades personales e institucionales para rescatar la trova en la ciudad que lo vio nacer.

En sus doce ediciones el espacio, con sede en la Casa de Cultura Bonifacio Byrne de la ciudad de Matanzas los segundos viernes de cada mes, ha recibido entre otros a Vicente Feliú, Augusto Blanca, Pepe Ordaz, Gerardo Alfonso, Eduardo Sosa, Erick Méndez y Silvio Alejandro.  

- Trovadores y Punto llega a su primer año. ¿Ha sido lo que soñaste cuando la emprendiste?

Ha sido parecida a lo que soñé. Ahora lamento, por ejemplo, no haber invitado antes a Santiago Feliú. Yo lo que aspiraba era buscar un lugar íntimo donde hacer mi canción y adonde fueran aquellos que quisieran escucharla, no un lugar de farándula adonde la gente va a pasar un rato porque sí, y eso en gran medida lo he logrado.

Se ha sistematizado un espacio al que asisten como promedio entre 30 y 50 personas, personas cercanas, que ya conocen que es un lugar para escuchar música reflexiva, y los mismos invitados que he traído se van muy contentos. Me comentan que es un espacio como pocos existen en el país, donde pueden compartir cualquier tipo de canción, sin temor a pensar que la gente se va a aburrir, va a conversar o se va a entretener.

Trovadores y Punto siempre tuvo la intención clara de crear un espacio no viciado para la trova en Matanzas. Por eso nos fuimos para la Casa de Cultura, un espacio alejado del centro de la ciudad, y por eso incluso el  patio interior; tienes que cruzar todo un edificio para llegar a él; no es “párate, asómate y mira lo que está pasando”, es “entra y descubre y quédate si te enamoras del espacio”.

Desde el inicio estuvo concebido que yo fuera el anfitrión, como una especie de coordinador, que estuviera conmigo siempre otro trovador de esta ciudad y traer a otro cantautor foráneo, no necesariamente de La Habana, porque aspiramos a que pasen trovadores de Cienfuegos, de Villa Clara, de Santiago…

Además siempre quisimos que hubiesen otras manifestaciones artísticas.  Estuvo el Coro de Cámara, porque la música coral siempre ha defendido la trova; los Muñequitos de Matanzas, haciendo su rumba y una canción mía, como ejemplo de lo multifácetica que puede ser la trova. Y por supuesto, traer poetas, actores y narradores orales, que están muy relacionados con nosotros. Y terminar con una canción de trova tradicional, que es la raíz de donde venimos todos. Eso lo hemos cumplido como ritual, aunque en cada peña pasan cosas distintas, cosas espontáneas.

 - ¿Puedes enumerar los momentos más gratos de la peña?

El primer momento más grato fue haberla iniciado. Fue llegar a ese lugar nuevo, donde nunca se había hecho nada parecido, y ahí estuvo Vicente Feliú inaugurándola, estuvo mi padre, mi familia y muchísimos amigos y aquel lugar se llenó y la gente se fue con muchísimas expectativas. Para mí no ha habido una peña como la primera.

Siempre hay amigos que se me acercan cuando termino una peña, y con mucha familiaridad me dicen “esta me gustó mucho” o “esta ha sido la mejor”; hay amigos a quienes siempre la última les parece la mejor. Pero para mí no hay como aquella del 8 de febrero de 2013.  Yo llevaba “un año y tanto” sin tener un lugar fijo, y nos atrevimos a hacerlo y salió a las mil maravillas; ese día canté más suelto que nunca, me desafiné menos que nunca y toqué la guitarra con más precisión que nunca.

Pero es muy difícil hablar de momentos específicos porque toda las peñas han tenido su magia. Por ejemplo, cuando estaba preparando la de junio descubrí que caía el 14, natalicio del Che, un hombre al que cualquier joven revolucionario en el sentido más amplio de la palabra y no en el sentido de consigna, admira y respeta; y me dije “no puede venir nadie más que Gerardo Alfonso” y lo llamé y me dijo “sí voy a estar cantando Son los sueños todavía en tu peña”, y cuando subió a cantarla nos llamó a todos los trovadores de Matanzas que estábamos ahí.

Esos son momentos muy grandes, que uno no espera y pasan, y son los que te hacen reponerte de los momentos difíciles, que es toda esa burocracia a la hora del transporte, del hospedaje, de la comida para los músicos, del horario en que tienes que empezar y acabar, de “cuidado con la canción que cantas”, “cuidado con lo que dices”, “cuidado con la fecha”… Son enemigos que tiene el espacio, personas que piensan que debe ser de otra manera.

- A propósito de enemigos, ¿cuánto cuesta mantener un espacio como Trovadores y Punto en una ciudad del interior del país como Matanzas?

¡Yo no sé qué tiene Matanzas! Los trovadores más jóvenes y otros que llevan más tiempo como Liem y Rey y otros que han estado antes, hace mucho rato queremos que aquí exista un movimiento trovadoresco, pero no puede existir hasta que no hayan instituciones que lo apoyen incondicionalmente y un público. Por eso no nos cansamos de crear espacios. Ahora abrimos uno en la Universidad de Matanzas porque ahí hay un público potencial para la trova, y en la primera edición fueron muchos profesores y solo dos o tres jóvenes. Y uno se pregunta dónde están los jóvenes. Quizás están escondidos, quizás la ciudad misma los ha tapado en esta letanía, en esa muerte nocturna, que cuando llegan las 8 de la noche no hay transporte público; además con una promoción escasa y efímera. En medio de todo eso es muy difícil llevar una peña.

Todo el equipo de trabajo de Trovadores y Punto pasa mucho tiempo detrás de la promoción, yendo a la Radio, al Telecentro, al semanario Girón, poniendo carteles, pero la gente tal vez está un poco apática. La gente se cansó de ir a lugares con esperanza y recibir algo manido o que no despierte ningún tipo de espiritualidad. Yo cuando termino una peña ya estoy pensando en el invitado, en quién me puede ayudar con el hospedaje, con el transporte. Al final siempre se recibe ayuda, pero las dificultades son algo más grande que nos encierra.

 - ¿Qué te aporta en lo personal Trovadores y Punto? ¿Sientes que te has superado?

Cuando uno es estudiante uno vive en una burbuja. La sociedad te parece distinta. Cuando empecé mi servicio social descubrí nuevos conflictos, tuve nuevos problemas y grandes discusiones. Yo empecé a trabajar en septiembre en el Departamento de Investigaciones de la Dirección Provincial de Cultura y en febrero inicié la peña. No hubiera sobrevivido ese primero año de mi servicio social sin Trovadores y Punto. Esa peña es lo que hace que yo me despierte todas las mañanas tranquilo, motivado; es lo que hace que toque a diario mi guitarra para repasar las canciones; es lo que hace que aún sea un matancero convencido y presente y no un matancero ausente.

Y cuando digo Trovadores y Punto me refiero a todas las personas que me ayudan para hacerlo y todo el público que asiste. Ellos no se imaginan lo importante que es para mí que llegue cada segundo viernes del mes y encontrarlos ahí, dispuestos a aplaudir; como imagino que no sospechan los invitados lo que significa para mí que ellos sacrifiquen pedacitos de su tiempo para venir a Matanzas. Eso me da una satisfacción muy grande y es lo que me mantiene activo, trovador, músico, joven e inconforme; saber que tengo la responsabilidad, mes tras mes, de crear un espacio de compromiso, donde compartir. Trovadores y punto ahora mismo es el impulso de mi vida.

La peña se ha convertido en un espacio de confianza. Cuando yo hago una canción me es muy difícil entregarla porque soy muy exigente con lo que hago, ¡hay quien dice que demasiado! Y hacer una canción nueva en público siempre me lleva un tiempo, sin embargo donde único quiero estrenarlas es allí, porque son la gente que se merece escuchar algo nuevo y saber que yo estoy todo el tiempo trabajando.

La peña me ha dado mucha más familiaridad en el escenario, más soltura, más frescura; me ha ayudado a mejorar la dicción cuando hablo y canto; ahora me siento más capaz de dar conciertos y no sentir que estoy aburriendo a la gente, he aprendido a decir las cosas justas entre canción y canción. Una peña es un espacio donde creces o te hundes. Y yo creo que al menos si no he crecido, me he mantenido igual, porque la gente se va sumando.

En septiembre del año pasado di mi concierto en A Guitarra Limpia en el Centro Pablo de la Torriente y me sentí muy presionado porque además de enfrentarme a un público diferente, me estaban grabando; sin embargo el 80 por ciento del éxito que dicen que tuve allí, se lo debo a haber tenido 7 Trovadores y Punto antes. 

- ¿Cómo vislumbras Trovadores y Punto a partir de este primer aniversario?

De inmediato queremos celebrar el primer año con una exposición fotográfica en la propia Casa de Cultura, no de fotógrafos profesionales, sino del propio público o de amigos. Y la peña de este 14 de febrero será de Santiago Feliú y a nadie le quepa dudas de que lo primero que se va a hacer es cantar una canción para Santiago. Vamos a estar algunos de los que hemos estado en el año. Estará Pepe Ordaz, que viene con su hijo, integrante del dúo Annie y Jose, muchachos muy talentosos que ya han estado conmigo. Estarán mis amigos trovadores de Matanzas Carlo Fidel Tabeada y Aliesky Pérez; el actor Iván García, el poeta Israel Domínguez; mi padre Reynaldo Montalvo y otros músicos que me han acompañado.

Quiero en estos primeros meses: marzo, abril y mayo, hacer una recopilación de lo mejor que ha pasado en el año; traer indistintamente a Eduardo Sosa, a Gerardo Alfonso, a Augusto Blanca, a Eric Méndez y a Vicente, que yo hubiera querido que estuviera en esta; que estén los Muñequitos o el Coro de Cámara. Y a partir de mayo empezar la segunda etapa con otros invitados, aquellos que están pendientes. Quiero que la peña sea extensiva a otros públicos, incorporar más personas jóvenes, porque no puede existir un movimiento de trova sin un público joven que la siga.

- En tu corta carrera ya publicaste un cancionero, Postal de Peces; tienes tu primer CD, Lares, casi listo para salir al mercado y tu trabajo ha sido reconocido por los principales cantautores del movimiento de la Nueva Trova, quienes te han invitado indistintamente a compartir con ellos. ¿No sería más fácil abrirte camino en La Habana? ¿Por qué te empeñas en trovar en Matanzas? 

Yo soy una persona muy sentimental y muy atada a mis cosas, a las cosas que me enseñaron algo o a los lugares donde viví momentos importantes. Cuando estoy lejos de Matanzas tengo esa sensación de que me falta el aire, de que me hace falta mirar el mar o sentarme en un parque aunque sea para decir “qué muerto está esto aquí”.

Me quedo en Matanzas precisamente por todo lo que te he dicho en esta entrevista. Sería mucho más fácil irme para un lugar donde voy a sentirme cómodo, donde hay más espacios y donde voy a tener más trovadores que me apoyen. Pero entonces no sería consecuente con lo que digo.

No tendría moral para decir que la vida cultural en mi ciudad está muerta si yo le doy la espalda a eso y me voy a trovar donde todo es mejor. No, yo quiero trovar aquí, quiero contribuir a que mi ciudad cambie. Y te lo digo sinceramente, no creo que yo me vaya a ir de Matanzas nunca. Compromisos de trabajo, ojalá vengan millones, pero voy a tener que venir a Matanzas para poder hacer mis canciones.

Y si me voy me estaría fallando a mí mismo. Yo admiro a las personas consecuentes, por eso admiro tanto al Che, a Silvio, a Vicente y a Noel. No puedo violar mis principios. Matanzas tiene muchos problemas, ¿dónde tengo que estar?, en Matanzas. Si no todo lo que te he dicho hasta ahora ha sido construido para quedar bien con alguien y no es así.


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Yirmara Torres Hernández


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