Contigo, pan y cebolla, escrita en 1962 por el reconocido dramaturgo cubano Héctor Quintero (1942-2011), regresó a la escena nacional, con un nuevo montaje concebido por Julio César Ramírez, director del grupo Teatro D´Dos.
La obra estará en cartelera hasta el mes de marzo en la sala Raquel Revuelta, institución que lleva el nombre de una de las más emblemáticas actrices del teatro cubano y una de las fundadoras de la compañía Teatro Estudio.
Con estas nuevas funciones de Contigo, pan y cebolla, el colectivo liderado por Julio César Ramírez celebra los cincuenta años del estreno en Cuba de ese clásico del teatro cubano que fuera llevado a las tablas por vez primera en febrero de 1964, bajo la dirección de Sergio Corrieri y, precisamente con Teatro Estudio. A propósito de todas esas coincidencias, conversamos con el director de Teatro D´Dos.
—¿Por qué retomar Contigo, pan y cebolla al cabo de cincuenta años de su estreno?
—“Contigo, pan y cebolla es una obra a la cual no le pasa el tiempo. Cincuenta años después se está debatiendo y hablando de problemas que guardan relación con la supervivencia familiar. Me parece que esa es una de las grandes virtudes de Héctor Quintero. Él logró hacer una radiografía de la familia cubana, del pensamiento, la conducta y la proyección, de la manera de ver el mundo.
“Este debate en torno a los deseos de avanzar y de progresar, es un fenómeno universal. No se trata de una problemática enmarcada en la Cuba de los años 50, ni en el 2014. Ese es un fenómeno para todos los tiempos. En la historia de la humanidad todas las familias han atravesado por situaciones similares. Ahí radica la vigencia de la obra de Quintero. Por eso se ha convertido en un clásico.
“En su sentido del humor, en esa urgencia por resolver los problemas esenciales, está la base de esa obra maestra de la literatura teatral cubana. Parece una obra de hoy, concebida para este minuto. Pienso que cuando transcurran cincuenta años más va a conservar la misma vigencia.
“Además de todo lo anterior, es grande por su escritura, por su estructura dramática. Nos muestra el dominio de Héctor para concebir un texto teatral con una solidez extraordinaria”.
—En este nuevo montaje hay un gran respeto por el texto original. ¿Cómo enfrenta Julio César las comparaciones con otras puestas ya emblemáticas de Contigo, pan y cebolla?
—“Las comparaciones son inevitables. Eso es algo que me ha sorprendido porque yo he hecho varias obras estrenadas hace treinta, cuarenta años atrás. Recuerdo La noche de los asesinos porque la gente nunca logró desprenderse de la visión que tenía del estreno en 1965, por Teatro Estudio, dirigido por Vicente Revuelta.
“Ahora penden sobre mi puesta de Contigo…las comparaciones con los montajes de Sergio Corrieri y, por supuesto, con la puesta de Héctor Quintero. Él la hizo tal cual la concibió. Ahí está la impronta de los personajes concebidos por él. Es indiscutible que para el público cubano Berta Martínez, esa gran actriz, será, por todos los tiempos, Lala Fundora. Igual lo será por siempre Alina Rodríguez.
“¿Por qué no puede existir una Lala Fundora con otras características? Para mi Lala Fundora son todas las esposas y madres cubanas. En el caso de mi reparto dos actrices doblan ese personaje: una mayor y otra más joven, que se acerca a los 38 años sugeridos por Quintero.
“A mí me parece excelente que cada una de ellas haga una Lala diferente porque rompe con ese esquema de ver un personaje o un montaje siempre de la misma manera.
“Aún así, esta puesta mía se acerca mucho a los montajes tradicionales porque he tratado de respeto al máximo el texto de Héctor, incluso algunas de sus sugerencias espaciales y escenográficas. Ese fue mi propósito porque para mi la pieza tiene un grado de perfección muy alto. Sus acotaciones me parecen muy atendibles para ayudar a comprender y desarrollar el argumento y los conflictos de la obra.
“Es importante que exista la diversidad de opiniones. Ahora Pinos Nuevos, la está montando en la Isla de la Juventud. Estoy deseoso por verla y disfrutarla tanto como hago con la mía.
“Siempre van a existir las comparaciones. Me gusta que la gente compare, haga comentarios aunque sean desfavorables. Ojalá el teatro cubano tuviera esas disímiles puestas en escena de los textos y pudiéramos ver un Vagos rumores que no fuera el dirigido por Abelardo Estorino. Esa es una manera de observar el hecho teatral desde un prisma diferente”.
—¿Qué caracteriza además esta nueva puesta suya?
—“Aunque hago teatro realista, siempre hay una manera más erosionada, más expresionista, de ver la puesta. En Contigo…aunque la escenografía es bastante expresionista, porque son paredes vacías, el esqueleto de una casa, se diferencia del realismo chato y vulgar, por esos vacíos en la visualidad.
“En mi puesta si hay determinado énfasis en el personaje de Fefa quien ve a ese aparato electrodoméstico como un bicho raro. El público ha salido de la sala preguntándose por qué aparece en escena el refrigerador de esa manera y no de otra. Esos son sus criterios. Para mi eso no tiene nada de escandaloso ni de novedoso. Solo es una solución técnica que encontré para hacerlo”.
—¿Considera que con este montaje el grupo Teatro D´Dos se acerca a una madurez como colectivo teatral?
—“Creo que el grupo, desde hace unos cuatro años, ha llegado al punto que yo aspiraba. Con Esquinas (Premio Villanueva de la crítica), mi versión del Tío Vania de Antón Chéjov, en la sala Estudio del teatro Berlolt Brecht, el grupo se acercó a lo que siempre aspiré.
“Después estrenamos la trilogía de Estorino. Algunos de esos montajes alcanzaron los niveles deseados por mí. Esa madurez del grupo se ve también en Delantal todo sucio de huevo. Contigo…es un texto que va también en ese orden solo que es una puesta de formato mayor, con nuevos actores sobre la escena y se acerca más al teatro tradicional.
“Esta es una puesta muy importante para el grupo. Es la primera vez que hago una obra de Héctor, un dramaturgo muy admirado por mí. Además Teatro D´Dos siempre ha trabajado en salas pequeñas. Nunca había tenido la posibilidad de repletar una sala.
“Me sorprende porque es una puesta que dialoga muy fuerte con los espectadores. No nos sucedía eso, con una comedia, desde la década de los 90 cuando nos presentábamos en el teatro de Caimito. Así está pasando ahora y por supuesto, que uno como director aspira en todo momento a tener la sala llena de público.
“Con esta puesta comenzamos a celebrar los 25 años de Teatro D´Dos que serán el 20 de marzo de 2015. También llegará mi puesta en escena 50, en cinco lustros. Eso se dice muy rápido, pero alcanzar esas cifras con un grupo rejuvenecido, lleno de fuerzas, y pulsando la renovación permanente, es algo muy difícil. Estoy muy sorprendido”.
Fotos: Bubby/Cubahora
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