La Feria en los ojos de un niño (+Fotos)

Mi hermana tiene 11 años y en el tiempo que lleva de vida jamás se ha perdido una Feria del Libro. No es que ella sea una gran amante de la lectura, lo curioso es que fundamentalmente busca comprar un buen afiche que poner junto a su cama, un diccionario para apoyar el trabajo en la escuela o simplemente aprovecha este espacio para pasear con su familia. Pero conociendo esta realidad, yo aprovecho siempre para regalarle el libro valioso que quizás no vio y explicarle el gran regalo que le estoy haciendo.

No me interesa buscarle imágenes de Hannah Montana y Harry Potter, gangarrias, ni minilibros por el valor de CUCs, cuando más pequeños sean. Mi pretensión es más abarcadora por tratarse de un niño: presentarle a Nersys Felipe, a Edmundo de Amicis, a Dora Alonso e inculcarle que el valor del libro va más allá del precio.

Varias veces me he preguntado: ¿Por qué querría tan efusivamente un niño ir a una Feria del Libro? ¿Qué los motiva? ¿Los libros? ¿El ambiente? ¿Salir de la casa? Y la respuesta siempre me conduce a lo que ya es lugar común: la Feria se ha convertido, precisamente, en un verdadero fenómeno cultural, cuyo alcance va mucho más allá de los libros. La gente acude a reencontrarse con el amigo, a curiosear qué de nuevo pueden encontrar, a mirar, a caminar, a correr, a sentarse junto al mar…. No importa.

Cada año son miles los niños que corren por la Fortaleza San Carlos de la Cabaña, los que visitan el pabellón Tesoro de Papel, los que uno de pronto encuentra alrededor de un payaso, escuchando y riendo sin parar sus historias. Y lo que más me gusta, es que todo esto ocurre en el escenario del libro.

Como esta Feria ha sido bien peculiar en relación con los pequeños: está dedicada a Nersys Felipe, el Pabellón Tesoro de Papel cumple 15 años, la Edad de Oro, a sus 125 años de historia, le pedí a varios colegas que contarán en fotos qué habían hecho los niños en la Feria del Libro y este es el propósito de lo que he querido traerles.

La realidad es que este espacio se ha convertido en un incentivo para acercar al niño a la lectura. ¿Qué los niños se leen todos los ejemplares que compran? Es algo imposible de definir, son miles las causas que pueden acercar a un niño a un libro y miles las que lo pueden alejar. Pero ojalá durante todo el año las librerías y bibliotecas cubanas estuviesen también llenas de niños que se encapricharan con sus padres porque les compraran un texto.

No obstante, mantengo la satisfacción de que en un pedacito del cuarto de mi hermana hay un librero donde guarda todos los libros que ha adquirido en estas Ferias. El simbolismo de un librero o una gaveta con libros en cada casa cubana es grande, y si no, piénsenlo y después nos comentan.

Los libros coloridos son un atractivo para los niños más pequeños (Foto: Claudia Soto Pinckney/Cubahora)

 Diversos espacios permiten a los niños conocer sobre literatura y compartir (Foto: Claudia Soto Pinckney/Cubahora)

La Feria, oportunidad para que el niño y la familia revisite la lectura. (Foto: Claudia Soto Pinckney/Cubahora)

La Fortaleza San Carlos de la Cabaña y sus áreas junto al mar son el escenario perfecto para disfrutar en familia (Foto: Fernando Medina Fernández/Cubahora)

La Feria también es oportunidad para la creatividad y la imaginación (Foto: Claudia Soto Pinckney/Cubahora)

El trabajo con el barro también atrae a algunos (Foto: Fernando Medina Fernández/Cubahora)

En el Pabellón Tesoro de Papel, los niños también pueden disfrutar de una variedad de juegos en las áreas verdes (Foto: Fernando Medina Fernández/Cubahora)

La Cabaña, una oportunidad para el juego y el reencuentro entre amigos (Foto: Fernando Medina Fernández/Cubahora)

Muchos niños disfrutan leer los libros que compraron en los alrededores de la Cabaña (Foto: Fernando Medina Fernández/Cubahora)

Hasta los más pequeños de casa se dan un salto por la Feria del Libro (Foto: Claudia Soto Pinckney/Cubahora)

Entre las actividades para alos niños también hay espectáculos con payasos, las que son de las preferidas de muchos pequeños (Foto: Fernando Medina Fernández/Cubahora)

La Cabaña, fortaleza colonial, es un sitio propicio para reunir y hacer sentir bien a miles (Foto: Fernando Medina Fernández/Cubahora)