No se sabe qué impacta más cuando se conoce la figura de Gertrudis Gómez de Avellaneda, si su obra o su personalidad trasgresora, o adelantada si se quiere. Dos siglos después de su nacimiento, Tula sigue dando de qué hablar y sigue siendo protagonista de discusiones y opiniones contradictorias, que la hacen estar en una posición privilegiada que sospechamos le hubiera complacido sobremanera.
Siempre voz, nunca coro, como se ha encargado de repetir Cira Romero, una de las investigadoras más autorizadas en el estudio de la autora de Sab, la Avellaneda se nos revela como una mujer valiente donde las haya, capaz de enfrentarse a convencionalismos y recelos, para quedar en la historia como una de las primeras en defender a las representantes de su sexo como algo más que esposas y madres.
Pasional, amada y amante, deja traslucir mucho de sí en sus poemas y por lo que podemos leer en sus cartas —mucho más que lamentos amorosos— poseía una personalidad que puso al servicio de las causas en las que creía.
Este año, el de su bicentenario, ha traído no pocas alegrías para los entusiastas de su enorme legado, y entre ellas resalta la publicación de su autobiografía y cartas, “dirigidas a quien quizás fuera su único y gran amor, el hipócrita y desalmado Ignacio de Cepeda”, apuntó Romero durante la presentación de cinco volúmenes y una multimedia en homenaje a Tula.
En estas misivas, que irónicamente vieron la luz gracias a que la viuda de Ignacio de Cepeda consintiera en publicarlas, según voluntad expresa de su esposo; la Avellaneda revela la gran pasión que la inflamaba, al tiempo que permite entrever los resquicios de su atrayente personalidad y de su alma nostálgica, atormentada por el amor no correspondido.
Es la primera vez desde 1914, la celebración de su primer centenario, que se publica en Cuba esta edición, que replica a su vez la primera, realizada en 1907 en Huelva, España, explicó la investigadora, que también señaló la permanencia del título con que se dio a conocer un siglo antes, en lugar de mantener el erróneo encabezamiento de Diario de Amor, con que se editó en 1969 y que se ha mantenido hasta esta impresión.
Sólo podemos agradecer el gesto magnánimo de este odiado Ignacio de Cepeda, causante de tantos desvelos de una poeta autora de estos versos, de los más bellos y queremos creer personales entre sus escritos: No encuentro paz, ni me conceden guerra,/de fuego devorado tengo frío,/abrazo al mundo y quédome vacío,/me lanzo al cielo y préndeme la tierra.
Una cubana universal, como la calificara Dulce María Loynaz en un alegato en su defensa, la Avellaneda transitó por un arco creativo abarcador y convincente en todas sus expresiones literarias, que tuvieron desarrollos casi simultáneos como la lírica, la novela y el teatro, comentó a Cubahora, Cira Romero, quien además no dudó en calificar de estéril la polémica sobre la nacionalidad de quien se autotituló la Peregrina, dividida entre España y Cuba, esta última, patria reconocida por ella misma.
“También merecen mención sus poco conocidos ensayos, su crítica literaria y su labor editorial, muestra de lo cual es la revista habanera Álbum Cubano de lo Bueno y lo Bello, publicado en 1860, la única época (1859-1963) en la que vivió en Cuba después de adulta.”
Voz representativa del romanticismo, conquistó un espacio que llenó con su quehacer original y una identidad muy característica, alejada del estrecho y encorsetado canon artístico, del que logró librarse para forjase un camino propio.
Uno de sus mayores tesones fue tratar de hacer que la mujer fuera reconocida “independiente del ejercicio de marco legal del matrimonio, posición inadmisible en la época y que sin embargo ayudó a reforzar la intención contestataria de su discurso”, con alegorías veladas o explicitas que sin dudas causaron malestares en el grupo social que se movía.
“Mujer, madre soltera, casada dos veces y dos veces viuda, independiente, con economía propia, y gustosa de ocupar espacios públicos, tradicionalmente reservados a los hombres, con éxitos en el teatro y la poesía, respetada y quizás temida por alguno o hasta menospreciada, y sobre todo artista, Gertrudis Gómez de Avellaneda si fue autosuficiente supo o al menos intuyó que iba a ser imprescindible por su obra, como lo fue también por su vida, que fue principio y fin de una existencia impulsada por el hecho de quizás de sentirse invulnerable, tan frágil a veces.”
DOS SIGLOS DE VIDA Y UN HOMENAJE MULTIPLICADO
Apenas un día antes de su cumpleaños número 200, fueron presentados en conjunto los cinco volúmenes y la multimedia que integran esa especie de jubileo literario con el que las instituciones y casas editoriales cubanas decidieron rendir homenaje a Gertrudis Gómez de Avellaneda.
Autobiografía y las cartas de amor, publicada por Ediciones Ácana, de su natal Camagüey; una selección de ensayos, artículos y críticas de viaje, de Ediciones Matanzas, Poder y sexualidad: el discurso de Gertrudis Gómez de Avellaneda, de la norteamericana Evelyn Picon Garfield, obra finalista del Premio Casa de las Américas en 1993, editada por la Editorial de la Universidad de La Habana.
Lecturas sin fronteras, una compilación de ensayos escritos por prestigiosos intelectuales, publicado por Ediciones Unión; y la entrega de Letras Cubanas de Tres Novelas de Tula: Sab, Dos Mujeres y El artista barquero - las primeras dos prohibidas y la última, la única escrita en Cuba por esta autora- completan la lista de publicaciones, a la que según Cira Romero, se añadirán, de la pluma de Tula, su teatro, las reseñas de viajes y su Devocionario Íntimo, que no ha visto la luz en la Isla.
Ediciones Cubarte se unió al tributo con una edición multimedia sobre la figura de Tula, en la que se incluyen valiosos documentos como la edición facsimilar del Álbum Cubano de lo Bueno y lo Bello, una publicación que no abunda en las colecciones especializadas.
El festejo, dentro del cual ya se han celebrado coloquios y exposiciones plásticas, tuvo como momento cimero la dedicatoria de la Feria Internacional del Libro, Cuba 2014, en febrero —el suceso cultural más importante del año en el territorio nacional— e incluirá además el reestreno de Tula, un ballet con coreografía de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, que se repondrá durante el próximo Festival Internacional de Ballet de la Habana, previsto para octubre y noviembre próximos.
La Avellaneda a sus 200 años: voz, nunca coro
Dos siglos después de su nacimiento, Gertudris Gómez de Avellaneda sigue dando de qué hablar...
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