Lo peculiar, lo que atrae de Kelvis Ochoa es que parece encerrar en sí mismo y en su música todo el sabor de nuestro país –la grande, la compuesta por pequeñas islas-, cocinado y sazonado por siglos de mezclas, experimentos y evolución de un ritmo autóctono, peculiar e inherente a todo lo que lleve el sello de Cuba.
Su más reciente disco, el primero en solitario editado por una casa discográfica cubana; es la demostración de una madurez y de una apropiación feliz de generaciones de músicos que lo antecedieron, de quienes se declara heredero.
No hay máscaras para esta suerte de nómada, nacido en Las Tunas, criado en la Isla de la Juventud y quien desde el Viejo Continente se hizo de un nombre, como parte de aquel fenómeno llamado Habana Abierta. Con el pretexto de compartir su nuevo trabajo, nos recibió como quien recibe a un amigo, tan cálido y espontáneo como lo adivinábamos por sus canciones.
El título: Dolor con amor se cura, una panacea de 10 canciones que “tocan heridas puntuales y a la vez te dan esperanzas, que hablan de amor por sobre todas las cosas como la cura principal para todos los males”.
“Fue un viaje maravilloso. Estoy celebrando haber encontrado esa luz en este disco. Realmente es mi mejor obra, no quiere decir que sea la que más quiera, pero es lo mejor que he hecho. Se acerca mucho a esa búsqueda constante que es mi trabajo diario, si me preguntan si trabajo un género específico, pues no, se trata de muchos que conviven en una estructura pop de tres o cuatro minutos, donde conviven todos armónicamente y suenan como algo orgánico. Hay muchos sabores, muchos colores dentro de esas canciones.”
Considerado entre lo más representativo de lo que el marketing ha dado en llamar la world music –un música muy auténtica y tradicional, con la capacidad de hacerse universales- Kelvis reconoce la influencia de sus antecesores con la utilización de muchos de los ritmos nacidos en este país, para luego incorporarlos a su propia sonoridad.
Teniendo una base como esa no hay más nada que buscar fuera, todo está aquí, todos nos lo han dado los músicos anteriores y es un gran tesoro como para dejarlo escapar, comentó a Cubahora, antes del gran concierto donde presentó al público su disco, celebrado el sábado ocho de marzo en habanero centro nocturno El Sauce.
“Realmente nunca quise inventar nada, sino disfrutar de todo lo que me han regalado los músicos de este país, pasarlo por mi filtro y convertirlo en canción. Este disco está lleno de esos ritmos, de todos los lugares por los que pasé, incluyendo España también; por eso estoy tan satisfecho con él, es lo más cercano a lo que he soñado.”
Reconocido por sus originales composiciones, donde mezcla ese humor tan peculiar, el doble sentido presente en las guarachas y la “crónica social” que marca muchas letras de salsa, es sorprendente oírlo decir que es un “gran ladrón de canciones”.
“En Dolor con amor… tengo de invitado especial al cantante boricua Luis Enrique, con quien canto un tema que Pavel Urquiza hizo para él. Me apropio de las canciones rápidamente. Ya lo hice con Matamoros y ahora con Pável”.
Ese tema siempre me encantó. Me volvió loco –bromeó- y resultó que estaba en Cuba Luis Enrique grabando un video clip, y yo estaba grabando esa pieza, titulada En la penumbra, una especie de bolero son, que salió increíble con la participación de Luis Enrique.
Aunque recalca el placer de robar un buen tema, todos los demás –nueve- incluidos en este volumen son de su autoría. Como en un buen guión se suceden el número que presta su nombre a la grabación Dolor con amor se cura, para ser seguido de cerca por Marielena, un homenaje al sucu sucu de la Isla; y rematado por Dejé, Tú, Pequeña historia de amor, SMS, ABC, Las avenidas de mi corazón y Cuando el corazón, donde el cantautor utiliza su bagaje de melodías que van desde el son y la timba, hasta una pizca de regueatón, que viene a demostrar que si hay talento, no hay género –por mucho estigma que porte- que impida un resultado formidable.
“Cuando yo me enamoré de mi profesión era muy niño, no me daba cuenta que iba a ser algo tan importante en mi vida, pasé por mucho pero al final tuve la claridad de saber hacia dónde iba mi camino. Doy gracias todos los días por dedicarme a lo que me dedico, un oficio noble, que me gusta y que comparto con todo el que conozco, y con todo el que quiere escucharlo.”
Cuando me enamoré de esto, descubrí que la música es un estado de gracia, una magia, para la que no hay explicación. Parte de ti, y de tu energía y eso va conformando una canción, una melodía, una armonía, una canción y luego un disco, comentó.
Al interrogarlo sobre el proceso de creación del fonograma, dijo estar muy agradecido a Bismusic, la disquera que acogió el proyecto, una especie de bienvenida oficial a casa, al mercado del disco cubano; y a la vez reconoció ser afortunado de contar con excelentes músicos para hacer este trabajo.
“Los discos no los hacemos, realmente van saliendo en un proceso creativo donde compartes muchos estados, depende del personal con que lo grabes, lo que te rodea. Junto a Luis Enrique tuve a excelentes intérpretes, invitados de lujo como Alexander Abreu, quien además de tocar la trompeta, se encargó de hacer todos los arreglos de metales para este disco, lo cual fue un privilegio tremendo, una maravilla verlo trabajar, desplegar todo su arte para mí y mi música.”
Aldo López Gavilán hizo los arreglos para cuerdas, Yaroldis Abreu tuvo a cargo la percusión, Oliver Valdés, Samuel Formell, Anthuan Perugorría y Rodney Barreto la batería. En el bajo estuvo Gastón Joya, en el piano Harold López-Nussa y Rolando Luna, y así podríamos seguir. Un team de estrellas, un “abuso” como criollamente lo denominó Kelvis.
“Realmente cuando te pones a ver fue un disco lindo. ¿Cómo no va a serlo con todos estos grandes músicos contribuyendo en él?”
Dolor con amor se cura es la respuesta de Kelvis, esa especie de brujo curalotodo, que se encarga con esta selección de ahuyentar los malos espíritus cual antiguo hechicero, casi obligando a sanas tus penas bailando, no importa si estás en China, en el Polo, Europa o el Caribe. Sus melodías tienen la capacidad de dialogar con el sentimiento, sólo hace falta respirar para contagiarse, y sanar a golpe de mucho amor, que es lo desborda en este disco: verdadero amor por la música.
Freddy-Camaguey
14/3/14 11:13
Muy bueno el articulo,disfruto muchisimo las cancionnes e interpretaciones ¨cubanisimas¨ de Kelvis. Una duda,Luis Enrique es nicaraguense,como yo creia o boricua como dice el articulo.Saludos Chao
Elsa Guerrero Lobaina desde FB
11/3/14 14:41
Me gusta y mucho su descarga y letras cubanas!
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.