Juan Villoro es un monstruo de la oratoria. Lo demostró en la apertura de la semana de autor de Casa de las Américas, en la conferencia “La desaparición de la realidad”, la cual resultó una magistral clase sobre la crónica, clasificada por él como un ornitorrinco, que tiene un poco de muchos géneros pero no es ninguno.
El autor mexicano tuvo en un puño todo el tiempo a sus oyentes, y como si se tratase de un director de cine o teatro, llevaba los tiempos de forma magistral. Su capacidad de contar historias no se limita a la literatura, quizás en esta habilidad de saber qué decirle a las personas, cómo hacerles reír y emocionarse, radique su éxito como cronista, ensayista, escritor de cuentos infantiles y literato.
Durante la conferencia, se refirió a cómo la crónica no debe traicionar a la realidad, el autor debe ser fiel a los hechos, ser sincero consigo mismo a la hora de reflejar la realidad. También habló de las concesiones con muchos géneros que puede tener la crónica sin ser ninguno de ellos, la posibilidad de tomar prestado ciertos recursos para reflejar una arista de la realidad.
Como buen maestro, Villoro siempre se las arregló para ejemplificar sus criterios, casi siempre a golpe de anécdotas. Según él, existe una incapacidad de captar toda la realidad, solo podemos contar un pequeño pedazo de esta. “Los objetos están más cerca de lo que parece”, esa leyenda incrustada en todos los espejos retrovisores de los automóviles parece una sentencia dictada para los cronistas.
Pero el título de la conferencia, “La desaparición de la realidad”, se refiere a una pérdida del interés por las historias del mundo real, sustituido por lo digital, las redes sociales, la interacción entre las personas. Juan no se opone al desarrollo, ni a la tecnología, como algunos autores, sino que reclama no perder de vista nuestra realidad, tan llena de maravillosas historias.
Al concluir la conferencia, en el programa estaba indicado el estreno de una obra teatral de su autoría en la sala Llauradó: “Conferencia sobre la lluvia”, con Diego Jáureguiy dirección de Sandra Félix. Un bibliotecario debe tratar el tema de la lluvia pero olvida los papeles que le servirían de guía en la conferencia. A partir de ahí,conversa con el público contando su relación con los libros, el amor y la lluvia. Así concluía el día de Villoro en Casa de las Américas, entre aplausos del público que reconocía su trabajo.
También asistí, al día siguiente, al diálogo entre Juan Villoro y Arturo Arango, donde el invitado volvía a poner de manifiesto su capacidad de enamorar a los oyentes. Entre los muchos temas que tocó, hizo hincapié en su necesidad de alejarse del barroco a la hora de escribir; aunque reconocía a autores como Carpentier y Lezama, en su obra no le interesaba utilizar estos recursos. Habló también de la influencia ejercida sobre él por la televisión y la cultura pop (o chatarra) en los años de su juventud y de cómo esto se pone de manifiesto en sus textos. Reconoció cuán permeado estaba él por el narrador deportivo Ángel Fernández, alguien que era capaz de reinventarse los partidos de fútbol para los oyentes; entre las anécdotas contadas sobre esta persona para poner de manifiesto su calidad y cómo era imposible escapar de su influencia, hubo una referida a un partido de la Unión Soviética. Cuando la cámara enfocó a un jugador de la U.R.S.S.y se detuvo en la camiseta, donde se leían las siglas C.C.C.P., Fernández preguntó “¿saben qué significan esas siglas?, pues se los diré: CucuCuru Cucú, Paloma”. La sala Galich de Casa de las Américas se vino abajo en risas.
Así es Villoro, capaz de captar toda la atención del mundo mediante un relato dramático, pero siempre con el chiste preciso bajo la chistera para relajar los ánimos de su público, de sus lectores.
Lucía
28/11/13 16:09
Un ejemplo para los periodistas cubanos que se deleitan haciendo crónicas
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