martes, 10 de septiembre de 2024

En busca de los “públicos perdidos” (+Fotos)

Uno de los objetivos del evento es trascender los espacios expositivos habituales e identificarse con la cotidianidad de cada persona...

Maylin Guerrero Ocaña en Exclusivo 26/05/2015
1 comentarios
Bienal de La Habana, detrás del muro 01
Los niños han encontrado en las instalaciones de la Bienal un espacio para interactuar y jugar con elevadas propuestas artísticas. (Fernando Medina Fernández / Cubahora)

Hoy nuevamente nos sorprende la montaña, llegando a nosotros en forma de Bienal. El arte trasciende por estos días sus espacios expositivos tradicionales y de maneras inusitadas se entrelaza con nuestra cotidianidad para favorecer el acceso del espectador a la obra, o, más bien, la llegada de la obra al espectador, involucrándolo como centro y parte necesaria de un proceso imprescindible para la transformación tanto individual como social.

La duodécima Bienal de La Habana transgrede, esta vez con más fuerza, la idea del arte como patrimonio reservado para élites, que potencia las diferencias sociales, limita el impacto de la obra y su mensaje en los individuos y debilita considerablemente su capacidad generadora de cambios al interior de la sociedad. Al mismo tiempo busca incentivar en la población la búsqueda habitual de este tipo de propuestas artísticas, para ampliar su capacidad de disfrute y de comprensión de las diversas expresiones de orden estético e intelectual.

“La Bienal, como compromiso social, se distingue por utilizar espacios fuera de lo tradicional para reforzar la voluntad de hacer al espectador el centro de todo movimiento”, ratificaba Jorge Fernández, director del evento, durante la inauguración de los proyectos artísticos expuestos en el ultramarino pueblo de Casablanca, donde se prevén intervenciones que buscan transformar su realidad diaria y la de sus habitantes, y enfatizan en los valores del patrimonio cultural existente en la zona.

Lo mismo sucederá en otros espacios comunitarios, como los barrios de Romerillo, (Playa); Colón y el parque Trillo, en Cayo Hueso (Centro Habana), hasta donde llegarán no solo artistas, sino también científicos, arquitectos, antropólogos y otros profesionales que han investigado estos contextos para influir de manera positiva en ellos gracias a su mirada transdiciplinaria.

Cada vez más la Bienal abarca plazas, parques, edificios, fábricas, librerías y otros espacios públicos con obras de artistas nacionales y extranjeros, los cuales se suman al empeño de un diálogo en el que todos resultamos beneficiados, porque a lo largo de tres décadas, gracias al evento, hemos disfrutado de destacados exponentes del arte mundial, y, al mismo tiempo, este ha contribuido a valorizar la producción artística cubana en el contexto nacional e internacional.

Basta llegar a nuestro Malecón para confirmarlo: un lugar referencial de La Habana ahora impregnado por la atmósfera creativa que aporta la cita. La muestra Detrás del Muro permite encontrar, en un recorrido que se extiende desde el Parque Maceo hasta La Punta, atractivas instalaciones, esculturas y proyecciones que incitan a la participación y a la reflexión, y que algunas pudieran calificarse de imposibles, al menos en Cuba.

Me refiero a una pista de hielo bajo el sol del Caribe, una playa de arena con tumbonas y sombrillas en medio del muro, un jardín de alambre de púas, un caldero gigante erizado de tenedores, una fuente de luz, y tantas otras obras que instan al público a repetir la visita antes de que finalice a mediados de junio la Bienal y nos sea devuelto entonces el “tradicional” Malecón habanero.

Todo ello y más formará parte de la memoria colectiva de quienes en este momento viven o visitan la capital. ¿Quién puede olvidar las majestuosas arañas de la escultora Louise Bourgeois, que con gran fuerza irrumpieron frente al edificio de Arte Universal, en La Habana Vieja? ¿Quién no recuerda la manada de elefantes africanos que deambuló por varios espacios de nuestra ciudad; o las magníficas cucarachas que adornaban la fachada del Museo Nacional de Bellas Artes?

Esto pudiera suceder con la propuesta del artista indio Nikhil Chopra. En su performance La perla negra, que tuvo lugar en la Plaza de Armas, el artista pudo ser observado por el público mientras escenificaba un encierro ficticio durante 60 horas seguidas, en el cual realizaba su quehacer artístico.

Pero la Bienal no renuncia a los sitios expositivos consagrados, como galerías, museos y centros especializados en las artes visuales, ni pretende anular su validez e importancia, sino que se integran de manera armónica para servir de sede a aquellas muestras que requieren necesariamente de un espacio físico interior. Entre ellos están el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, el Consejo de las Artes Plásticas, el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, la Fototeca de Cuba y el Parque Morro-Cabaña.

La duodécima Bienal de la Habana recién comienza. Seamos entonces espectadores y parte esencial de una cita que, además de sus propuestas, también se enriquece con nuestro andar en ella.

Puede ver las imágenes en alra resolución en nuestra página en Flickr


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Maylin Guerrero Ocaña

Se han publicado 1 comentarios


Lorena
 26/5/15 10:08

Buen trabajo, siempre queda la impresión de que Cuba debería explotar más sus espacios, es bueno ver como una vez más el arte nos piensa diferente. 

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