Atendiendo a los valores históricos, estéticos, culturales y sociales de una expresión genuinamente cubana, la antigua villa de Trinidad muestra con orgullo el título de Ciudad Artesanal, luego de un extenso proceso de evaluación realizado por el Consejo Mundial de Artesanía
En declaraciones ofrecidas por Roberto Ponce, director del Fondo Cubano de Bienes Culturales en Sancti Spíritus, trascendió que en el mes de junio la tercera población fundada por los españoles en la Isla recibió la visita de integrantes del Consejo Mundial provenientes de 11 países, entre ellos Chile, Colombia, Guatemala y México.
Con el título de Ciudad Artesanal del Mundo, Trinidad se convierte en la única urbe de su tipo en Cuba con esa categoría, que la ostentan otras naciones tan distantes como China, India, Irán, Chile y Dinamarca, al tiempo que abre nuevos horizontes de cooperación y asociación con los artesanos de Iberoamérica.
Desde hace un tiempo Trinidad había resultado candidata para esta importante condición porque sus técnicas más conocidas como el bordado, el trabajo con la cerámica y las habilidades con el diseño, tanto del vestuario como del mobiliario, forman parte de su cotidianidad.
La elaboración de artesanías es practicada por sectores urbanos no absorbidos por la industria ni por actividades terciarias.
El denominador común a todas las estructuras productivas refiere a la preeminencia de la técnica manual sobre los instrumentos mecánicos, que, aún presentes, se subordinan a la mano del trabajador y a su basamento emplazado sobre el trabajo intensivo más que en el capital intensivo. El artesano es no solamente propietario de sus medios de producción, sino que controla la totalidad del proceso productivo. Conoce, dirige y lleva a cabo todos los pasos del mismo.
¿Cómo hacer compatible el progreso humano con la conservación de los bienes patrimoniales en este contexto cubano?
La artesanía es la capacidad de la que disponemos los humanos para producir objetos con las manos o con la ayuda de utillajes o máquinas simples. Los artesanos también pueden confeccionar producciones seriadas, pero se diferencian de las industriales porque las piezas artesanales se elaboran con las manos, de una en una, con lo que se consigue que el objeto sea único. Hasta hace pocos decenios se encontraban artesanos por todas partes, en todos los campos de producción. Sin embargo, los procesos de industrialización y la implantación de la sociedad de consumo han provocado que esta actividad sea inviable como modus vivendi.
Algunas de estas manifestaciones artesanales han rebasado el marco tradicional del taller y se han convertido en fenómenos de la colectividad. Por eso cada vez se organizan más encuentros y sesiones de aprendizaje de ciertas actividades, como la de los encajeros o la de los cesteros.
En el arte popular, por otra parte, también se requiere esta destreza manual para construir las obras propuestas. En este caso, la producción ya no se denomina objeto, sino obra. Las obras artísticas pueden ser individuales o colectivas, permanentes o efímeras. El arte popular se manifiesta en decoraciones de calles, alfombras de flores y otras muestras, manifestaciones que tienen relación con el ciclo del año.
Se mantendrán por ende, y para preservación de la tradición, algunos principios que a mi juicio será necesario acudir: respetar y preservar a los seres vivos; mejorar la calidad de vida; conservar la biodiversidad; facultar a las comunidades para cuidar su propio entorno natural y social y fomentar una alianza mundial a favor de la preservación del ambiente.
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