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lunes, 7 de octubre de 2024

Alejandro Falcón: un pianista completo

El piano apareció de forma tardía en la vida de Alejandro Falcón, uno de los jóvenes más importantes del ambiente musical cubano...

en Política Argentina 27/12/2018
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Alejandro Falcón
En el 2009 fundó su cuarteto Alejandro Falcón y Cubadentro (Goto: Jazzplaza)

Por: Heidy Cepero Recoder

El piano apareció de forma tardía en la vida de Alejandro Falcón, uno de los jóvenes más importantes del ambiente musical cubano, quien desde la cuna en Matanzas, y estimulado por sus padres ingenieros, ya anunciaba un promisorio camino en el arte. 

“En mi casa se oía a Emiliano Salvador, Chucho Valdés, Bola de Nieve, Benny Moré y mucho jazz. En un inicio fui autodidacta tocando la guitarra y mirando a mi papá, David Falcón, a quien le gustaba mucho la música. Mi mamá hizo el nivel elemental de pintura. Todo eso influyó notablemente en mí”.

¿Cómo el piano logró desplazar a la guitarra?

— A los 13 años comencé a interesarme por el piano y tanto le insistí a mis padres que logré entrar al Centro de Superación de mi provincia, donde estudié los cinco años del nivel elemental en solo dos, es decir, en 8vo grado hice tres años, y en 9no los otros dos. Allí me descubrió la profesora de piano María Julia Arango, Premio UNEAC y graduada del ISA, quien me preparó para presentarme por la convocatoria libre a la Escuela Nacional de Arte (ENA) en 1999 y aprobé en mi primera opción.

¿Fue en la ENA donde se produjo el hechizo de la música popular?

— Ya en la ENA empecé a tocar con varias agrupaciones de música popular en Matanzas. Aprendí lo que es la guitarra popular y eso me ha servido tanto, porque la armonía fue muy importante en mis inicios. Pude llevar muchos acordes de la guitarra al piano y me ha valido además para mi labor como pianista acompañante de figuras importantes como Beatriz Márquez, Miriam Ramos, Omara Portuondo, Danny Rivera y a la cantante catalana María del Mar Bonet, a la que acompañé en el Teatro del Liceo de Barcelona, como parte de giras y grabación de discos en España.

Tu carrera se ha diversificado como acompañante, pianista solista, compositor y arreglista. ¿Me compartes tu secreto para acompañar?

— Acompañar es muy difícil, un reto que a veces se menosprecia. Al acompañante le pasa igual que al arreglista, que se ve como un oficio menor y nada de eso, son los dos oficios más difíciles de la música y requieren de mucho trabajo. El buen acompañante debe dominar el instrumento, conocer todos los colores de su instrumento. Después, saber y respetar la línea melódica del cantante. Luego, debe conocer los diferentes estilos porque el feeling no se acompaña como una balada, ni como una canción o un son. El acompañamiento lo lleva uno, soy la orquesta de ese cantante. También depende si es a piano y voz, o cuando es una orquesta que tienes que imbricarte con todos los instrumentistas. Esos secretos los he ido aprendido con el tiempo, es un entrenamiento de oficio.

Es innegable que el Jojazz influyó notablemente en el músico que eres hoy…

— Fui parte del Jojazz en sus inicios junto con Ariel Bringues, Reinier Elizarde, en el bajo “El Negro”, Alejandro Vargas, Ronny Barreto, Harold López Nussa, fue una generación muy bonita y de muchos músicos que estábamos en la ENA. También en la escuela formé parte de la orquesta Jazzband que dirigía Basilio Márquez.

"Los maestros Luisa Punzano, Pedro Pablo Iturralde y Ana María Mena me prepararon en el piano, y el de armonía fue Fernando Rodríguez Archi, quien descubrió en mí la faceta de compositor y me dio la confianza para seguir ese camino".

¿En qué momento de tu vida aparece la composición?

— Una de las primeras fue Maní con variaciones, mi primer danzón. Lo que componía lo incorporaba a mis pruebas de piano. En el 2002 gané el primer premio Jojazz en la categoría de Premio Especial. Al graduarme entro en la orquesta de primera línea de Paulito FG y su élite, logré giras internacionales y participé en festivales de música del mundo.

La superación en tu vida ha sido una constante. ¿Cuánto te ha aportado el ISA en tu crecimiento profesional?

— Al entrar en el ISA tuve que abandonar la orquesta y Orlando Valle (Maraca) me llamó para entrar a la suya y en La nueva visión estuve cinco. ¿Qué cómo llevaba la escuela? Me preparaba en la guagua durante la gira y por eso adelanté un año y en solo en cuatro en el 2008, me gradué del ISA. Estando con Maraca toqué con músicos de la talla de Andy Narel (toca con Chick Corea), el Gran Combo de Puerto Rico, Andy Breaker, Marcus Miller y en los mejores festivales de jazz del mundo con sede en Canadá, México y Francia.

“Aprendí mucho con Maraca porque tenía que interpretar el danzón, el jazz afrocubano, el son tradicional, el bolero, el chachachá… Él me exigía que interpretara cada estilo con la esencia que llevaba y me obligó a improvisar escuchando a los grandes como Lilí Martínez, Peruchín, Antonio María Romeu y luego a ir creando mi propia manera de hacer la música. Además me inculcó la cubanía en mi música”.

¿Cuándo decides emprender tu proyecto en solitario?

— En el 2009 fundo mi cuarteto Alejandro Falcón y Cubadentro. A mí me gusta toda la música cubana. No tengo un género predilecto aunque prefiero el son, el danzón y el jazz para descargas, porque me dan la oportunidad de improvisar, de crear en el momento. Con mi cuarteto he tratado de hacer mis composiciones y a lo largo de estos 10 años ya tenemos cuatro discos grabados con música y arreglos míos.

“El primer disco fue Claroscuro del 2010, ganó Premio Cubadisco en Opera Prima y varias menciones. El segundo, Cuba Now Danzón, del 2012, fue el disco más nominado en el Cubadisco del 2015 y su director musical fue Joaquín Betancourt. Ese CD obtuvo el Premio en Música Instrumental, en Grabación y Opera Prima. Luego en el 2016, Mi monte espiritual obtuvo dos nominaciones al Cubadisco 2018 en Diseño y Música Instrumental. El cuarto disco, Vidas Cruzadas, lo vamos a licenciar próximamente. Este contiene la música de la actual telenovela cubana homónima.

“Existen dos discos que he grabado como artista invitado. Uno es Lecuona Jojazz (2013) junto a otros tres pianistas Rolando Luna, Alejandro Meroño y Jorge Luis Pacheco. El otro CD Alejandro Falcón y la Charanga Rubalcaba (2017) es un homenaje al maestro Guillermo Rubalcaba”.

Has participado como jurado del Jojazz, ¿cómo ves las nuevas generaciones?

— Cuba es un país bendecido por su gente, en el sentido de que aquí históricamente se fomentó una cultura criolla, muy nuestra. Aquí han surgido más de 15 o 20 géneros de la música popular del mundo. Somos una potencia musical y creo que siempre van a salir buenos músicos, lo tenemos en las venas de disímiles lugares de África, España, Francia, China, tenemos un poco de todo y eso es lo que nos hace auténticos.

¿Qué piensas de la enseñanza de la música en Cuba actualmente?

— La enseñanza cubana se está quedando un poco atrás en muchas cosas. Se menosprecia el oficio del arreglista, se ha perdido el oficio del acompañante, y eso no se enseña en las escuelas, solo con pequeños talleres. Es el momento de cambiar cosas, de hacer una facultad o una escuela de música cubana. Sin embargo, en los Jojazz siempre aparecen nuevos talentos y eso me da mucha alegría.

“En el futuro se debe fomentar más la enseñanza y el apoyo para la música cubana, porque al final, como dice nuestro maestro Joaquín Betancourt, la música cubana es uno de nuestros símbolos patrios, y uno se da cuenta cuando sale de Cuba. Cuando tocamos en el exterior van a vernos los músicos extranjeros más importantes del mundo. Muchos vienen a Cuba a tocar y a aprender con nosotros como el bajista Rubén Rodríguez, que ha grabado con Mark Antony y DLG. La música cubana es uno de nuestros mayores pilares y nuestra misión es tratar de defenderla y tenerla siempre viva”.

Como joven creador, ¿te ha aportado ser miembro de la Asociación Hermanos Saíz?

— Yo le agradezco a Rubiel García, a Rafael González y a todo su equipo que me iniciaron allí con 33 años. Mi caso es curioso, porque en el 2010 obtengo el premio en el concurso de composición de la Uneac Harold Gramatges, lo que me facilitó la entrada a esa organización. Pero no fue hasta cinco años después que entro a la AHS, una organización que está apoyando mucho a los jazzistas, con peñas y conciertos en la Pérgola todos los veranos. Cada vez que la necesitamos está allí. Esperamos que se mantenga con ese ímpetu de apoyar el arte hecho por jóvenes.


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