En la indómita Santiago de Cuba se despidió la edición 23 de la Feria Internacional del Libro, Cuba 2014, que esparció como una locura contagiosa la fiebre de la lectura por todo el país.
Desde que comenzara en La Habana el pasado 13 de febrero, esta cita de las letras confirmó su ya probado nivel de convocatoria al contabilizar más de dos millones 160 mil participantes en todas las etapas de su recorrido por Cuba, casi un millón más que en la versión anterior.
La Feria se ha convertido en un evento familiar, a donde van todos a pasar un buen rato, con actividades diseñadas para los más variados intereses, comentó durante la clausura santiaguera, Zuleica Romay, Presidenta del Instituto Cubano del Libro, y de este suceso cultural.
Anunció que por su enorme popularidad, se ampliará el tiempo para disfrutar de esta fiesta en las ciudades fuera de La Habana, lugar de arrancada y campamento por 10 días antes de seguir camino a las provincias.
Romay precisó que así aumentará la cantidad de propuestas y la posibilidad de una mayor participación de público, el que además podrá interactuar más de cerca con los autores, una de las principales motivaciones de la cita, que pone por encima de la comercialización de títulos y novedades editoriales, la capacidad de generar conocimiento a través de la lectura.
La destacada ensayista ratificó la gran acogida que tuvieron en la población los programas literarios y artísticos en cada uno de los territorios, y llamó la atención sobre el interés de los jóvenes por las presentaciones musicales, lo coloquios, las conferencias y los lanzamientos de libros, entre otras ofertas culturales; donde se destacó la asistencia de la nueva generación de lectores, quienes tuvieron a su disposición unos mil volúmenes salidos por primera vez de la imprenta y multiplicados en más dos millones de ejemplares.
Nersys Felipe, Premio Nacional de Literatura, y Rolando Rodríguez, de Ciencias Sociales; fueron testigos de cuánto se les aprecia y reconoce su labor intelectual: la primera dedicada a aligerar los sueños de los más chicos, y el segundo, a develar la historia tal cual fue. Sus textos fueron éxitos de ventas en lo que duró la Feria, dedicada por primera vez a una autora de literatura infantil, lo que devino especial regalo para los más chicos, quienes no tuvieron ocasión de queja nuevamente gracias a la dedicación de hadas y duendes buenos de editoriales como la sin par Gente Nueva y la laboriosa Abril.
También Camagüey estuvo de fiesta con toda Cuba. La razón fue la celebración especial del aniversario 200 de la poeta Gertrudis Gómez de Avellaneda, cubana de nacimiento y de alma. A su obra y su apasionada –y no exenta de polémica- vida estuvieron dedicados más de un espacio en el recién concluido encuentro, donde los fanáticos de la poesía y del quehacer de Tula se fueron con las manos llenas gracias a la publicación de una amplia bibliografía suya, junto a valoraciones de su trabajo literario hechas por prestigiosos estudiosos y especialistas.
El País Invitado de Honor en esta versión 23 fue Ecuador, quien nos trajo una delegación de lujo conformada por poco más de un centenar de miembros, entre ellos altas figuras de gobierno y unos 40 escritores de lo mejor y más actual de la literatura en esa nación andina, desde la que llegaron además cultores y representantes de su diversas tradiciones, quienes mostraron parte de su artesanía, música y bailes.
A quienes ya querían satisfacer la curiosidad y conocer de una vez el país y los intelectuales a quienes estará dedicado el número 24 de este evento, el más multitudinario y esperado del año en todo el territorio nacional; les decimos que tendrán que tener paciencia. Para romper la tradición establecida de anunciarla en la clausura, esta decisión no será noticia hasta el próximo 31 de marzo, cuando el formidable y Sensible Zarapico, Samuel Feijóo; se convierta oficialmente en una leyenda centenaria, y en feliz coincidencia, se celebre el Día del Libro Cubano.
Así que todavía nos quedan algunas emociones para esta edición, aunque para quienes organizan esta magna fiesta, el trabajo nunca acaba, sólo se suceden las etapas.
De todas formas, las Ferias acaban, pero la literatura y su forma de divulgación más popular, la palabra escrita, continúan para alegría de los millones que apreciamos un buen libro. Por eso, a la Feria, nunca se le dice adiós, sólo hasta luego.
A la Feria del Libro, solo un “hasta luego”
El evento cultural más importante de Cuba cerró sus puertas y tuvo más participación que la edición anterior...
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