Hoy el mundo recuerda la primera iniciativa de cooperación entre naciones para evitar la disminución de ozono: el Protocolo de Montreal, de 1987. Por ello, celebramos en esta fecha el Día Mundial de la Preservación de la Capa de Ozono.
A inicio de la década del 80' del pasado siglo, varias investigaciones coincidieron en que existía cierto agujero en la estratosfera, debido a un agotamiento del ozono. La causa primaria de este cambio fue atribuida a la reacción de varios componentes químicos en el ambiente, sobre todo, los llamados clorofluorocarbonos (CFC). Estos compuestos están presentes en la vida diaria, en aparatos de refrigeración (nevera, aire acondicionado), aerosoles y otros útiles de origen industrial, como desodorantes en spray, productos de limpieza y de fumigación agrícola.
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Luego de la alerta, en el Protocolo de Montreal se promovió un convenio que obliga a las partes firmantes a “tomar medidas adecuadas para la protección de la salud humana y el medio ambiente", conscientes de "la emisión en todo el mundo de ciertas sustancias que agotan y modifican" el ozono.
Pero, ¿por qué es tan importante el manto estratosférico? La capa de ozono es un filtro, una cortina de gas formado por moléculas de tres átomos de oxígeno cada una. Con apenas tres milímetros de grosor, esta especie de escudo natural inhibe la incidencia de grandes cantidades de luz ultravioleta.
Tras la escasez de ozono, la radiación actúa directamente sobre el hombre, lo cual puede animar el desarrollo de enfermedades como cáncer de piel, quemaduras y cataratas. Asimismo, trae consecuencias negativas para la flora y la fauna, provocando afectaciones en el fitoplancton marino y el crecimiento lento de las plantas.
A pesar de que las últimas mediciones de la capa de ozono han confirmado una mejoría, el área afectada aún tiene una extensión de 23 millones de kilómetros cuadrados, de acuerdo a criterios de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos (NASA), en 2018.
La zona más sensible del manto está en la Antártida. En este territorio precisamente se encuentra el agujero, debido a que el proceso de formación, restauración y destrucción de la capa ocurre de manera particular en climas fríos. Las temperaturas heladas y la luz, son factores que favorecen la creación de nubes estratosféricas polares, en las que se produce la reacción del cloro y el bromo, presentes en los CFC. Entre los países más dañados sobresalen Chile y Argentina dada su cercanía al agujero.
"Se estima que una molécula de CFC lleva un promedio de 15 años para viajar de la superficie terrestre hasta la parte superior de la atmósfera. "El radical de cloro que emite en el proceso puede destruir hasta 100.000 moléculas de ozono", según informa el texto emitido por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en la celebración de los 20 años del Protocolo de Montreal.
El proceso de formación de la capa de ozono ocurre durante la primavera. El centro de supervisión Copernicus Atmosphere Monitoring Service (CAMS) informó que el manto en la Antártida ha comenzado a crearse dos semanas antes del tiempo en el que suele hacerlo, según el sitio El Tiempo. Esto lleva a considerar que la medición de este año del agujero puede alcanzar menor tamaño y duración.
Nadie duda que el acuerdo de 1987 es uno de los más exitosos en calidad de cuidado medioambiental. Comienzan a verse los resultados...
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