sábado, 27 de abril de 2024

Las amenazas de la era Zuckerberg (II)

La interrelación entre democracia e Internet ahora está creando una conciencia tardía en el sistema político. El Parlamento Europeo acaba de publicar un estudio sobre el impacto negativo de Internet...

en Poesía de Isla 05/12/2019
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Zuckerberg
La era de Zuckerberg está creando claramente una generación muy diferente a las generaciones de la era Gutenberg. (Tomado de surysur.net).

Cubahora reproduce y publicará en dos partes este material de la autoría del italo-argentino Roberto Savio que ha sido publicado en la revista SurYSur.

La interrelación entre democracia e Internet ahora está creando una conciencia tardía en el sistema político. El Parlamento Europeo acaba de publicar un estudio sobre el impacto negativo de Internet. Estos impactos son:

1. Adicción a Internet

Existe unanimidad entre los médicos y sociólogos sobre el arribo de una nueva generación, una generación muy diferente a la anterior. Más del 90% de las personas de entre 15 y 24 años usa Internet, contra el 11% de los mayores de 55 años. Los jóvenes pasan 21 horas a la semana en el PC y 18 horas en un teléfono inteligente. Esto deja poco tiempo para la interacción social y cultural.

El 4,4% de los adolescentes europeos dan muestras ahora de un uso patológico de Internet «que afecta sus vidas y su salud». La Academia Estadounidense de Psicología ha incluido oficialmente la adicción a Internet como una nueva dolencia. Los estudios de resonancia magnética de las personas con Trastorno de Adicción a Internet (DAI) muestran las mismas alteraciones de la estructura cerebral que las que sufren de adicción a las drogas o al alcohol.

2. Daño al desarrollo cognitivo

Hay una alarma especial sobre los niños menores de dos años. El uso de la pantalla por más de 20 minutos al día reduce parte de su desarrollo neuronal. Las personas empujadas al aislamiento tienden a desarrollar síntomas de angustia, ira, pérdida de control, retraimiento social, conflictos familiares y una incapacidad para actuar en la vida real. En las pruebas realizadas, los usuarios de Internet fueron más rápidos que los no usuarios en la búsqueda de datos, pero menos capaces de retenerlos.

3. Sobrecarga de información

La condición de tener demasiada información dificulta la capacidad de comprender un problema o de tomar decisiones efectivas, un tema importante para los gerentes, los consumidores y los usuarios de las redes sociales. Según Microsoft, el tiempo de atención en un título ha pasado de 12 segundos en 2000 a 8 segundos en 2016 y la atención en la lectura, de 12 a 8 minutos.

Se pueden usar dos términos nuevos: primero estaría «cerebro emergente» que describe una menor capacidad cerebral para adaptarse al ritmo más lento de la vida real, y, en segundo lugar, la «neuroplasticidad» o la habilidad de modificar el comportamiento después de una nueva experiencia. La inmersión frecuente en mundos virtuales puede reducir la neuroplasticidad y también hacer más difícil la adaptación al ritmo más lento de la vida real. La necesidad de competir en velocidad entre los canales de redes sociales es bien conocida. Por ejemplo, Amazon estima que un segundo de retraso en el rendimiento costaría 1,16 mil millones de pérdidas por año en ventas.

4. Efectos nocivos en el conocimiento y la creencia

El hecho de que las redes sociales deliberadamente tienden a reunir a usuarios con puntos de vista, gustos y hábitos similares, está fragmentando a la sociedad de una manera negativa para la democracia, lo que resulta en sistemas cerrados que no permiten puntos de vista alternativos. Los adolescentes ya no discuten temas importantes.

Van a su mundo virtual y, si se encuentran con alguien de otro grupo, tienden a insultarse unos a otros.
Internet está lleno de noticias falsas e información engañosa y los usuarios enfrentan grandes dificultades para distinguir información precisa de información inexacta. Las cámaras de resonancia parecen ser mucho más penetrantes y pueden unir a las personas con posiciones políticas e ideológicas más extremas y partidistas, socavando las posibilidades para el discurso civil y la tolerancia, apoyando la radicalización.

5. Dañar las fronteras público / privado

Internet difumina la distinción entre lo privado y lo público. La vida privada se vuelve pública. Esto es especialmente negativo para los adolescentes que pierden el concepto de la privacidad, por ejemplo, al enviar fotos privadas a través de Internet. Una observación importante es que los adolescentes ahora obtienen su educación sexual a través de la pornografía, donde las mujeres suelen ser un objeto para satisfacer las fantasías sexuales de los hombres. Esto a su vez crea una falta de respeto por las mujeres y una nueva generación en riesgo, por nuevas razones, de volver a una sociedad patriarcal. Las violaciones grupales de las adolescentes son claramente el resultado de esta tendencia.

6. Dañando las relaciones sociales

Internet es claramente un poderoso instrumento para crear nuevas comunidades. Sin embargo, cuando se usa negativamente, también puede dañar a las comunidades por la migración a Internet de muchas actividades humanas como compras, comercio, socialización, ocio, actividades profesionales e interacción personal. Esa migración crea comunicación empobrecida, incivilidad y falta de confianza y compromiso.

7. Dañando la democracia

Internet ha sido una herramienta poderosa para la participación y, por lo tanto, para la democracia. Sin embargo, el estudio señala con preocupación que un número creciente de actividades también son perjudiciales para la democracia. Estas incluyen: a) la incivilidad de muchos discursos políticos en línea, b) la polarización política e ideológica, posibilitada de una manera única por el uso Internet; c) desinformación y, en particular, noticias falsas, d) manipulación de votantes a través de la elaboración de perfiles basados en la información recolectada en las redes sociales.

Todos sabemos lo que sucedió en las elecciones estadounidenses con los datos de Cambridge Analytica, recopilados por Facebook, y cómo los miles de usuarios web falsos y los bots interfieren ahora fuertemente en las elecciones.

Deberíamos agregar a este estudio otras consideraciones. La primera es que las finanzas ahora también se ejecutan mediante algoritmos. Los algoritmos no solo deciden cuándo vender o comprar acciones, sino que también deciden dónde invertir. Los Fondos Cotizados en Bolsa (ETF, por sus siglas en inglés) el mes pasado alcanzaron 14.400 mil millones de dólares en intercambios, más que los negociados por los seres humanos. Esta tendencia continuará con el desarrollo de la inteligencia artificial y pronto las finanzas se volverán aún más deshumanizadas. Incluso cuando los usuarios de Internet inviertan por sí mismos, también estarán bajo la dirección de máquinas y algoritmos.

Una segunda consideración es que los jóvenes leen cada vez menos. Leer un libro es muy diferente a desplazarse por una pantalla. Estamos experimentando una reducción progresiva en los niveles de cultura. No es raro tener estudiantes universitarios que cometen errores gramaticales y ortográficos. Recordemos que cuando Internet todavía era nuevo, sus defensores nos dijeron: lo importante no es tener el conocimiento sino saber cómo encontrarlo. Dependemos cada vez más de los motores de búsqueda, aprendemos cada vez menos y somos incapaces de conectar esos datos en un sistema personal lógico y holístico.

Es evidente la necesidad de una regulación para reducir los aspectos negativos de Internet y reforzar los valores positivos. Los propietarios de las plataformas de redes sociales se encuentran ahora bajo un escrutinio creciente, por lo que han tomado el camino de la autorregulación

Twitter, por ejemplo, ha decidido que no puede usarse con fines políticos. Zuckerberg es un exponente de los mitos del mercado cuando nos dice que las buenas noticias prevalecerán automáticamente sobre las falsas. Con la excepción de que las plataformas ayudan a los usuarios a leer y encontrar solo lo que les gusta, con el fin de mantener nuestra atención, brindándonos lo que es sorprendente, inusual y provocativo. Este no es un mercado libre.

La era de Zuckerberg está creando claramente una generación muy diferente a las generaciones de la era Gutenberg. Esto plantea muchas preguntas, desde la privacidad hasta la libertad de expresión (ahora en manos privadas), incluyendo quién regulará, qué regulará y cómo. Un niño de cinco años ahora es muy diferente de uno de cinco años de los tiempos de Gutenberg. Estamos en un período de transición.

El significado de la democracia está cambiando. Las relaciones internacionales se alejan de la búsqueda de valores comunes a través del multilateralismo y caen en una marea de visiones nacionalistas, xenófobas y egoístas del mundo. Términos como paz, cooperación, responsabilidad, participación y transparencia se vuelven obsoletos.

Está claro que el sistema actual ha dejado de ser sostenible. Las políticas desaparecen del debate, ahora referidas solo como «política». La visión y los paradigmas son cada vez más escasos. A pesar de la inminente amenaza del cambio climático, el año pasado las emisiones tóxicas de los cinco países más grandes aumentaron en un 5%. Los jóvenes están ausentes en gran medida de las instituciones políticas, como lo demuestra la votación sobre el Brexit, donde solo participó el 23% del grupo de 18 a 25 años.

En este mismo momento tenemos grandes manifestaciones en trece países de todo el mundo. En esas calles los jóvenes participan y, con frecuencia, lo hacen mostrando rabia, frustración y violencia. Si no podemos devolver la comunicación horizontal a Internet y no la liberamos de la fractura comercial de los jóvenes, el futuro es difícilmente prometedor. Sin embargo, como lo demuestran claramente las marchas contra el cambio climático, si los jóvenes quieren cambiar el mundo, los valores y la visión volverán.

Es evidente que Internet puede ser una herramienta muy poderosa. Pero, ¿quién reparará los errores? ¿Se convertirá Internet en una herramienta de participación? ¿Cómo se hará? Estas son preguntas que las instituciones políticas, si realmente se preocupan por la democracia, deben abordar lo antes posible. La era de Zuckerberg debe tomar esta decisión ahora, dentro de unos años ya será demasiado tarde…


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