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domingo, 22 de diciembre de 2024

De un alma noble al bienestar de la humanidad

El Heberferon, resultado de investigaciones en la institución insignia de la biotecnología cubana, incrementará la calidad de vida de las personas aquejadas de cáncer de piel...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 06/09/2016
1 comentarios

A veces he intentado imaginarme cómo es la vida de quienes la dedican por completo a cuidar la de los demás. Y no hablo solamente del médico, el policía, el custodio, el amigo incondicional… Hablo, por ejemplo, de Iraldo Bello Rivero. Él, como otros científicos del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) dedica años a la investigación de nuevos productos que puedan aliviar o sanar a quienes padecen determinadas enfermedades.

Si el CIGB tiene 200 registros sanitarios en 34 países y ofrece productos biotecnológicos para la prevención, el diagnóstico y tratamiento de 26 enfermedades, es porque en sus laboratorios, departamentos y diversas áreas trabajan personas comprometidas con el bienestar y el progreso de la humanidad. De lo contrario, a nadie le hubiera interesado atender la úlcera del pie diabético y reducir la cantidad de personas cuyos pies debían ser amputados, y entonces no se hubiera creado el Heberprot-P. No hubiera sido una preocupación la hepatitis B, la meningitis, los disímiles tipos de cáncer. Les hubiera sido indiferente estimular el crecimiento de peces y crustáceos o eliminar la garrapata del ganado bovino.

Es el CIGB una institución insignia de la biotecnología cubana, y lo es, sin dudas, por la calidad profesional y la entrega de quienes en ella laboran.  ¿Cuántas horas del día y de la noche habrá dedicado el máster en Química y Doctor en Ciencias Biológicas Iraldo Bello Rivero para concretar el proyecto que desde el 2002 se inició para favorecer a quienes padecen de cáncer en la piel?

Hoy podemos mencionar al Heberferon como único medicamento en el mundo que, basado en la combinación sinérgica de Interferón alfa 2b y gamma recombinantes, está indicado principalmente para reducir o eliminar los tumores de piel no melanomas. Y tal vez nadie se interese por saber cuánto tiempo de vida hay detrás de cada bulbo del fármaco, de la vida de cada uno de los investigadores que junto al líder del equipo ha trabajado tanto.

Ciertamente es otra novedad del CIGB que persigue mejorar la calidad de las personas. En un país donde, como en el resto del mundo, se incrementa la cifra de pacientes con cáncer cutáneo —debido, en gran medida, a la exposición prolongada a las radiaciones ultravioletas—, es significativa la creación de este producto inyectable con el que pueden evitarse además complejas cirugías en zonas de alta frecuencia de recurrencia de la enfermedad, como las orejas, la nariz, los párpados y la zona periocular; así como sus secuelas.

Bello Rivero pudiera pararse hoy con prepotencia en cualquier lugar y vanagloriarse de haber dirigido una investigación que, a su término, brinda hoy la posibilidad de utilizar un medicamento con efecto curativo a distancia, sin riesgos estéticos y con acción antiproliferativa. Sé que no lo hará porque su alma noble está signada por la humildad, pero pudiera, porque se trata de un logro de la ciencia cubana al servicio del mundo entero.

Como resultado de su trabajo con 600 pacientes, Bello Rivero revela hoy que la dosis óptima definida en el tratamiento de los carcinomas basocelulares produce, como mínimo, una respuesta sostenida hasta los cinco años, con la mejor eficacia y menor intensidad de las reacciones adversas. Estas solo contemplan la fiebre leve y el malestar general, y el abandono del tratamiento en caso de que apareciera algún signo de alerta, lo que no ha sucedido hasta la fecha.

¿Su dedicación terminó? ¿Acaso el especialista descansará en casa o asumirá tareas sin importancia luego de este logro merecido? No lo creo. Me aseguró que continuará investigando para evaluar la efectividad del Heberferon en el tratamiento de otros tipos de cáncer…, y seguirá trabajando porque es su naturaleza. Es la esencia de quienes, repito, tienen un corazón grande y piensan no solo en ellos, sino en la humanidad toda.


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".

Se han publicado 1 comentarios


jorge
 6/9/16 21:27

Esto sí es ciencia, no las goticas, las florecitas, la homeopatia ...etc ,etc y hasta etc

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