Mis saludos, respeto y amor para ti que estás teniendo la gentileza de regalarnos un poco de tu tiempo al participar, como tanta otra gente linda, de este encuentro semanal, surgido del amor que sentimos por la belleza. Un amor genuino que brota de la certeza de que la verdadera belleza nunca atenta contra el bienestar.
Amiga y amigo de Parada con Estilo, sin lugar a dudas, la búsqueda de la belleza y la preocupación por mantenerla a toda costa es una conducta que ha acompañado al ser humano a lo largo de su evolución. Sin embargo, resulta curioso que todas las culturas que conforman el maravilloso vitral de la humanidad tienen historias, mitos y proverbios que apuntan hacia cómo la búsqueda de la belleza puede devenir en obsesión destructora de nuestra propia vida.
Cultivar la belleza es una conducta realmente elevada, siempre y cuando se haga de manera equilibrada, lúcida, ordenada y, sobre todo, con plena libertad. Quiere decir que tomemos decisiones lógicas y conscientes en vez de dejarnos arrastrar desenfrenadamente por el deseo de lucir mejor.
Tengo una amiga muy querida que suele decirme que ella pierde el control cada vez que ve una crema o un nuevo producto de los usados en maquillaje. En su cuarto tiene toda una colección, bastante amplia, de cremas. Me comenta incluso que se echa cualquiera pues, a fin de cuentas, lo de ella es sentir que tiene crema sobre la piel para que, según dice, a las arrugas ni se les ocurra aparecer.
Soy un fiel defensor de las conductas en pro de cultivar nuestra belleza natural pero la esta no es un concepto aislado encerrado simplemente en la frialdad de la apariencia. La belleza natural es resultado de toda una armonía, no solo física sino mental y espiritual.
La adicción desmedida a los productos cosméticos deviene en una patología como sucede con todas las adicciones. Claro que es normal y necesario preocuparnos por el cuidado personal, siempre y cuando nos mantengamos vigilantes con respecto a nuestra conducta.
Si nos descubrimos comprando una cantidad exagerada de productos cosméticos que vamos acumulando en cuartos y baños como si fuera una perfumería; o en pleno desespero por comprar cada crema nueva que vemos; o descargando de internet aplicaciones y más aplicaciones de belleza y cuidados estéticos; si hacemos uso desmedido de dichos productos, entonces deberíamos entrar en estado de alerta, hacer un stop y revisarnos.
Con frecuencia ese tipo de conducta es el resultado de una situación subjetiva interior muy vinculada, casi siempre, a nuestra autoestima y estado emocional o anímico. Es cierto que estamos constantemente bombardeados por las etiquetas, las promociones y las idílicas promesas del mercado de la cosmética y los servicios de belleza, pero no podemos permitir que esa trampa sutil se adueñe de nuestra vida y esclavice nuestro poder de decisión.
Debemos revisar los ideales de belleza propios o aquellos que cada época o mensaje publicitario nos quiere inducir; analizar la postura que asumimos con respecto a procesos tan naturales como la vejez; considerar lo que pensamos de nosotros mismos cuando nos miramos al espejo y, más importante aún, debemos meditar lo que nos decimos.
Debemos mirar y preguntarnos qué, de lo que tenemos o compramos en materia de cosméticos, es lo que realmente necesitamos. Para eso hay que informarse y buscar asesoría con un profesional de la belleza bien preparado que sea capaz de explicarnos lo que nos resulta útil en verdad; un profesional que nos ayude a descubrir cómo mantener nuestra piel o cabello en buen estado sin necesidad de tantos productos.
Amiga y amigo, recuerde que la función de la cosmética es servirle como ayuda en su empeño de cuidar su belleza y bienestar. No deje que su relación con ella se torne obsesiva o perderá usted la hermosa libertad de decidir con claridad.
Continuemos pues dando pasos en la dirección y el sentido que cada quien ha escogido para su vida, sin olvidar que el peregrino sabio, de vez en cuando, hace una parada en su camino para retroalimentarse y poder continuar porque sabe que de ello depende el poder llegar a su meta. Le invito entonces a que aprendamos de él y cada semana hagamos, al menos, una Parada con Estilo para retroalimentarnos de las bendiciones que siempre surgen cuando se habla de belleza, conocimiento y bienestar. Gracias y hasta pronto.
Yai
11/3/19 10:04
Hola Luis Manuel. Nuevamente muy acertada tu opinión y sugerencias en cuanto al tema. Soy de la opinión que cuidarnos, respetarnos y querer sentirnos bellas (y bellos) no tiene por qué ser directamente proporcional a la cantidad de maquillaje que lleves, o de productos que tengas en casa. Descubrir los adecuados para cada persona es esencial, y en esto no s ayudas mucho cada semana con este blog, que sigo creyendo es una suerte para todos tus lectores. Muchísimas gracias por el tema y por tu entrega cada lunes. Muchas cosas buenas para ti y los lectores esta semana, de tu fiel seguidora, yai.
capitalinadeapie
11/3/19 9:15
Buenos días, gracias por la sección, quisiera su criterio especializado acerca de dos dudas que tengo:
1. me puede orientar como quitar los puntos negros de la cara
2. Que jabón utilizar en un cutis delicado, puedo utilizar jabón infantil
Gracias
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