Esta vez quiero tratar un tema que, a mi parecer, es de interés para la mayoría de las personas, sobre todo para aquellos que se ocupan del cuidado de su piel. Aproximadamente el 85 % de las mujeres y el 50 % de los hombres utilizan cosméticos para mejorar la piel.
Antes de usar un producto cosmético es importante, ante todo, tener muy clara la respuesta a la siguiente pregunta: ¿Qué es lo que realmente necesita tu piel? Es importante no dejarse llevar por una oferta puntual, por el consejo de una amiga(o) o por los bombardeos publicitarios.
Existen muchos tipos de productos y según nuestra personalidad e inclinaciones nos podemos decidir por unos u otros, pero si no conocemos las necesidades de nuestra piel no solo estaremos malgastando el dinero sino que generaremos alteraciones negativas en la piel al aplicar sustancias que no le favorecen.
Para no asumir riesgos innecesarios vamos a comprender cómo distinguir diferentes signos que hacen referencia a nuestro tipo de piel, de esta forma seremos capaces de escoger el cosmético más adecuado.
No obstante, siempre es recomendable acudir a un profesional del sector estético que dispone de todas las herramientas y conocimientos necesarios para realizar un diagnóstico exhaustivo y determinar qué es lo más conveniente para cada caso en cuanto a producto para higiene diaria y tratamiento.
Una forma sencilla para que puedas conocer más a fondo tu tipo de piel es a través de sus características secretoras, es decir, observar si existe un defecto o un exceso de secreción sebácea (sebo) y acuosa (sudor).
DESCUBRE SI TIENES UNA PIEL MATE
Este tipo de piel no presenta brillo en su superficie. Dentro de dicha clasificación podemos distinguir pieles normales cuando la secreción de agua y grasa se forma correctamente o pieles alipídicas si existe falta de grasa y pieles deshidratadas o secas por falta de agua.
Normales
Se trata de pieles equilibradas en lo referente a la presencia agua-grasa (emulsión hidrolipídica correcta), tienen un color uniforme, aspecto general fresco y luminoso, poros imperceptibles a simple vista, brillo moderado, mate; suave y aterciopelada al tacto, elástica y flexible.
- Broncean moderadamente, realizar exposiciones racionales al sol.
- Resiste factores climáticos (frío, viento…) pero debemos protegerla frente agresiones externas.
- No se descaman debido a la integridad de su capa córnea y sus lípidos cementantes.
- En la higiene diaria toleran bien los jabones.
- Proteger diariamente de la deshidratación con crema específica hidratante.
- Prevenir la formación de arrugas.
Secas alipídicas y deshidratadas
Falta de grasa, secreción sebácea insuficiente, aspecto mate y marchito, tendencia al enrojecimiento, poros nada o poco perceptibles. Presentan descamación, sobre todo en las mejillas. Es áspera al tacto. Al palpar el pliegue cutáneo se nota relativamente delgado (piel fina), sensación de tirantez. Aparición de arrugas alrededor de ojos y boca.
- Broncean con enrojeciendo o no broncean y se queman.
- La falta de protección induce a la deshidratación.
- Soportan mal las inclemencias del tiempo: frío, viento, etc.
- El aire acondicionado las perjudica.
- La higiene diaria resulta mejor con leches o emulsiones. Evitar los jabones, detergentes, lociones alcohólicas, antisépticos, etc…
- El contacto prolongado con el agua agrava la sequedad.
- Hidratar con emulsiones específicas.
- Aportar elementos energéticos, revitalizantes, compensadores de la sequedad.
DESCUBRE SI TIENES UNA PIEL CON BRILLO
Presentan este característico signo debido a que en la parte externa de la piel predomina la secreción sebácea. Podemos clasificar esta alteración en:
Grasa normal
Aumento de la actividad secretora. Frecuente entre los 15 y 20 años, tanto en hombres como mujeres. En ocasiones con exceso de secreción sudoral. Brillo graso, mayormente en la región medio-facial, esta zona está además más engrosada, el poro se hunde y se hace más perceptible, no suele presentar rojeces o descamaciones. Tacto grueso pero suave y oleoso. Al palpar el pliegue cutáneo es grueso como consecuencia del aumento de volumen y de la hiperactividad de la glándula sebácea.
- Gran capacidad defensiva y de recuperación.
- Resiste muy bien al envejecimiento.
- Resiste y se pigmenta bien al sol.
- Tolera bien los jabones en pieles jóvenes.
- No suelen afectarle los cambios bruscos de temperatura, salvo casos extremos.
- Evitar productos excesivamente desengrasantes y productos muy grasos oclusivos —que contengan parafinas o no dejen traspirar la piel— (maquillajes oclusivos, parafinas…).
- La higiene diaria debe de ser adaptada a la piel grasa.
- Usar cosmética baja en contenidos grasos.
Grasa deshidratada
Aumento de la actividad secretora de las glándulas sebáceas. Hay una disminución de líquidos (deshidratación), deficiente protección, aspecto brillante y marchito, poros perceptibles, descamación por zonas —llegando en ocasiones a dermatitis seborreica—, tendencia a enrojecerse o irritarse. Suele ser una piel sensible, áspera al tacto con fina descamación. En las mejillas podemos observar al pliegue pequeñas arrugas, algo gruessa en las zonas seborreicas.
- Poco poder defensivo.
- No toleran los jabones.
- Descaman con facilidad.
- Pigmentan bien al sol pero si son irritables tienden a congestionarse.
- No aplicar cosméticos oclusivos.
- Higiene adaptada sin espumantes, suave y frecuente.
- Utilizar cosméticos de bajo contenido graso.
Grasa ocluida
Aumento de la secreción sebácea que queda retenida en la piel. Formación de comedones (espinillas), sobre todo en las zonas laterales del rostro. En las zonas donde la emulsión no se forma bien tiende a deshidratarse e irritarse por falta de protección. Brillo graso en las zonas seborreicas, poros perceptibles, aspecto mate y marchito en las zonas laterales del rostro (mejillas), aspecto pálido con comedones y quistes de grasa, tendencia a la pigmentación (manchas anormales). Piel algo gruesa a causa de la hipertrofia de la capa cornea (superficial). Tacto acartonado.
- No toleran el jabón ni ciertos cosméticos.
- Se irrita fácilmente con productos astringentes.
- Pigmenta mal al sol, presentando manchas.
- Secreción sebácea solidificada formando quistes y comedones.
- Piel desprotegida con tendencia a deshidratarse en los laterales.
- Tendencia a irritarse y formar granos, cuyo origen es un comedón de grasa enquistada.
- Hidratar con productos no oclusivos.
- Higiene adaptada, aplicarla de forma suave y frecuente.
- Peeling facial y mascarillas adaptadas.
- Evitar productos excesivamente desengrasantes y productos muy grasos oclusivos.
- Uso de cosméticos de bajo contenido graso.
Recuerda que la piel es nuestra protección diaria. Debemos cuidarla y aportarle todo lo necesario para que esté lo más equilibrada posible.
Ahora me despido y le invito a volver a realizar otra Parada con Estilo la próxima semana, para seguir intercambiando sobre belleza, modas y tendencias sin perder de vista nuestra salud y bienestar.
chulina
7/11/18 14:39
Espero publiquen mi comentario.
Me pregunto... ¿Por qué en las imagenes solo poner personas de tez blanca? Tristemente siento que en un pais tan mestizo como el nuestro creo que se debería ser más cuidadoso con ese asunto...
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