miércoles, 24 de abril de 2024

Así hablamos (XXXII)

Del latín al cubiche, la constitución...

Haroldo Miguel Luis Castro
en Exclusivo 23/02/2019
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Hablando en Cubiche
Mi gente tiene una lengua... (Alfredo Lorenzo Martirena Hernández / Cubahora)

Hasta ocho definiciones ha llegado a albergar el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española para referirse a uno de los vocablos más antiguos y a la vez importantes en el decursar de la humanidad: constitución.

El término proviene del latín, específicamente de las palabras constitutio/ constitutionis que derivan del verbo constituere (establecer), formado por el prefijo cum- y el también verbo statuere. El concepto de constitución, entendido ya como sistema de gobierno de unidad política, lo podemos encontrar desde el período histórico denominado Antigüedad Clásica. Los griegos nombraban con la voz politeia las regulaciones concernientes al Estado, aunque no redactaban sus leyes en documentos.

Los romanos, en su afán de “innovar” sobre lo creado, dieron una nueva interpretación y por eso, entre los siglos II y III de nuestra era popularizaron la expresión "Constitutio Principes", es decir, lo que emperador establece por decreto. 

Durante la Edad Media, con la aparición de las ciudades, se utiliza para designar los instrumentos de carácter legislativos por los cuales los reyes otorgaban privilegios a los individuos de una comunidad política. 

Su significado actual lo estableció el jurista suizo Emer de Vattel quien su obra El Derecho de Gentes, lo entendió como “el reglamento fundamental que determina la forma en que la autoridad pública debe ser ejercida”. El primer texto de este tipo escrito en la historia fue la promulgada en Francia en 1791 y contenía la reforma del Estado francés.

A lo largo del tiempo, varias constituciones, algunas mejores que otras, han regido o intentado regir la vida de nuestro país. Desde aquella nacida al calor de la lucha por la independencia del colonialismo español el 10 de abril de 1869 en Guáimaro, pasando por las instauradas en 1901 y 1940, hasta llegar a la de 1976, expresión del pensamiento democrático y socialista del proceso político iniciado en 1959.

A estos sofisticados textos, también se les llama Carta Magna, una designación poco empleada en el día a día del cubano. Pues en definitiva, más importante que nombrarla de una forma u otra resulta su contenido, ese que irremediablemente debe ir encaminado a nuestro crecimiento como sociedad.

 


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Haroldo Miguel Luis Castro

Periodista y podcaster


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