Cuando yo nací —más o menos cuando la toma de San Cristóbal de La Habana por ingleses— ya era habitual que en el ambiente barriotero, en lo que Don Fernando Ortiz nombró “la mala vida”, se escuchase gritar:
—¡Conmigo no te metas! ¡Porque te voy a meter una guantamera!.
El asunto venía de un par de años antes, de 1943.
Pero enseguida nos ocuparemos de los detalles.
El personaje
En el populachero, ebullecente, problemático barrio habanero de Los Sitios, el 5 de septiembre de 1908, viene al mundo en humildísimo hogar quien sería bautizado como José Fernández Díaz.
Habida cuenta de cuán precaria es la economía familiar, será vendedor de periódicos o de billetes de la Lotería, o zapatero remendón.
“Yo soy nacido y criado
con infinita pobreza
pero jamás mi cabeza
por deshonor he inclinado”.
Pero la música le anda martirizando el tímpano del oído, y ya en 1940 es artista exclusivo de la RCA Víctor.
A partir de 1943 participó en el circuito CMQ de un programa radial llamado “El suceso del día”, donde con la guajira-son La Guantanamera narra, como un cronista, los hechos de la página roja, género que —aunque algunos se empecinen en despreciarlo— fue uno de los capítulos más brillantes de nuestro periodismo. El espacio se mantendría en el aire a lo largo catorce años. A la una de la tarde, cotidianamente, la nación se paraliza, para escuchar el programa.
Cuando llega 1963 ocurre un milagro. El cantante estadounidense Pete Seeger, durante un concierto en el Carnegie Hall de Nueva York, crea una increíble concurrencia: a la pegajosa melodía de La guantanamera une los versos de El Homagno, del cubano mayúsculo, de José Julián Martí y Pérez. (1)
Alguna vez Joseíto se definió como un “cubano hasta los tuétanos”. Consecuente, jamás aceptó salir del territorio nacional. Quizás el corazón cubiche se le hubiese marchitado por pasar unos días a miles de millas de su casita de Gervasio número 658, entre Estrella y Maloja.
El 11 de octubre de 1979, con 71 años de vida y 59 de desempeño artístico, El Rey de la Melodía dice adiós a este mundo tridimensional. Poco antes, había improvisado una décima, que es como su artículo de fe en cuanto a bonhomía:
“Siempre sencillo, decente,
atento con todo el mundo
y aún con dolor profundo
siempre he sido complaciente.
No he tenido un gesto hiriente
ni con un niño siquiera,
porque siempre en mi carrera
he pensado como humano
que el que es cruel y tirano
es preferible que muera”.
Nota:
(1)Se dice que quien primero incorpora los versos sencillos martianos a La Guantanamera fue el compositor y pianista asturiano-cubano Julián Orbón (1925-1991).
Miguel Ojeda Vila
1/9/23 19:17
RECUERDO A" mi "Joseíto, al " mío" . Esta llamada telefónica reverdece en mí imágenes y sonidos que atesoro de este Rey. Me reclaman para que abra el pedazo de mi corazón donde EL REY DE LA MELODÍA me habita. Tendré que evocar la fraternidad de mi padre Miguel Ojeda hacia este Rey, el encuentro profético de ambos en Cárdenas cuando mi viejo soñaba laúdes y novias mientras Joseíto le invitaba a descubrir arcoiris en la capital . No podré olvidar que , ya en la ciudad prometida, El Rey ayudó en aquellos difíciles pasos iniciales hacia el horizonte y que , jocosamente, pipo le pagaba siempre una tazita de café al terminar ambos de grabar algún programa radial o televisivo de la época. Si yo aceptara la invitación recibida , tendré que recordar visitas extraprofesionales en las que ellos hablaban de familias, el folklor campesino, La Guajira Guantanamera, la radio y televisión , deidades afines y , claro , el café criollo que ahora ofrecía El Rey. La Crónica Roja , modismo radial de entonces, figuraba en los quehaceres de ellos dos y mi viejuco la revestía con décimas que Joseíto cantaba, encantaba y echaba a volar. ¡ Ay, esta llamada que me hace evocar tantas brisas del alma ! Tampoco podré olvidar que, en los espacios radiales que dirigí en mi vida , Joseíto estaba con presencia justificada. ¿ Cómo ignorarlo si se iba a hablar de identidad, cubanía, patriotismo y futuro? Habrá algo de lo que no pienso testimoniar sobre él porque...erigido sobre su muerte, EL REY DE LA MELODÍA está en esa dimensión poética de " estar más allá de la presencia física y el.olvido" . Una Casa De Cultura, discos del ayer tan cercano, voz que se multiplica en Los Sitios y en las gargantas de jóvenes, su modesta Casa Museo, efemérides y trinos de aves en la campiña cubana no podrán abarcar del todo a este Rey que deambula misteriosamente por la barriada de Los Sitios. Bien, me parece que aceptaré la invitación de Raima y Osmar, del Municipio De Cultura en Centro Habana y me decidiré a escribir algo sobre " mi " Joseíto. Ahora...necesito un café. Miguel Ojeda. Distinción Por La Cultura Cubana. Laureado de la cultura. Artista De Mérito del ICRT. Miembro de La UNEAC. Sello Centenario de la Radio Cubana.
billjobs
12/10/14 12:28
Canción cubana muy popular interpretada por Tito Puente el cual aquí en México se escuchaba con frecuencia en la radio de los años sesenta pasando a formar parte del repertorio musical de todo aquel que se interesaba en aprender instrumentos musicales como la guitarra. En mi niñez inocentemente la tarareábamos como "juan Tanamera" porque asi nos parecía escuchar la letra como pasaba con otras canciones. Mis respetos para este gran músico compositor.
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