Para saber la fecha que corresponde a una muy vieja y desvencijada Bohemia sin carátula y que le faltan páginas apelé a que trae el horóscopo de la semana del 19 al 25 de agosto de 1951.
En las páginas 28, 29 y 30 de esa revista, publicada hace 64 años (un año antes de que este redactor naciera), empieza un reportaje que para terminar salta a la página 130, y lo escribió Walfredo Vicente, con fotos de Paco Altuna, titulado “¿Por qué son tan caras las frutas cubanas?”.
Este viernes me limito a copiar fragmentos de ese reportaje, y solo aclaro que “cachurrero” le decían en aquel tiempo a las personas que convenientemente aprovisionados de determinados artículos iban por los campos a cambiarlos por productos agrícolas, o los compraban “al barrer” para luego revenderlos.
HE AQUÍ LOS FRAGMENTOS DE LA BOHEMIA
“Es una verdad ya muchas veces repetida que la dieta del cubano necesita ser reforzada por un consumo abundante y regular de fruta, variando así la unilateralización del régimen alimenticio de carnes y cereales que, en definitiva, conduce a una intensa actividad del sistema nervioso simpático y de ciertas glándulas de secreción interna, engendrando enfermedades de un determinado tipo como son la arterioesclerosis, cirrosis, diabetes, reumatismo crónico, gota y ¡hasta el cáncer!...
”No obstante, a las frutas no se les concede en Cuba el valor real que ellas tienen, considerándoseles como algo accesorio e ingiriéndose como postre o como un mero aperitivo...
”Con excepción de una corta temporada —de septiembre a diciembre—, en el resto del año hay en Cuba una rica variedad de frutas que hacen las delicias del paladar más exigente...
”La explotación industrial de las frutas no ha sido todavía preocupación predominante en la política agraria de nuestros gobernantes y ni aun de nuestros hombres de negocio...
”No vamos, desde luego, a entrar en detalles pormenorizados, propios de un informe técnico, de lo que podría hacerse en la explotación industrial de la fruta cubana. Baste señalar, a grosso modo, que a más de consumirse la fruta fresca esta puede utilizarse como materia prima para otras industrias derivadas, tales como la de conservas —al natural o en dulces—, frutas abrillantadas, extracción de jugos, fabricación de helados, confección de ensaladas y “coteles” amén de otros productos obtenidos de su corteza y semillas, como aceites, resinas extractos...
”Es curioso señalar que al negociante no le interesa enviar al mercado TODA LA PRODUCCIÓN FRUTÍCOLA. Su mejor negocio consiste en enviar la fruta “aventurera”, es decir, aquella que está hecha antes de que se sature el mercado, porque de esta manera, en su primera remesa obtiene pingües ganancias que le permiten desechar el resto de la cosecha, ahorrándose el trabajo y las molestias subsecuentes de su recolección y transportación al tiempo que no se expone a obtener menores utilidades...
”Las frutas llegan a los mercados de consumo SIN UNA GARANTÍA QUE AMPARE LA SANIDAD Y CALIDAD DEL PRODUCTO y cada consignatario fija el precio de acuerdo con la escasez o abundancia que haya de la fruta.
”Las frutas que se revenden en los puestos, vendutas o casillas y en las carretillas de mano son adquiridas por cientos o docenas en las tarimas del Mercado, después de que han pasado por una serie de intermediarios cuyas ganancias elevan los precios de venta al público, gravitando sobre ellas los altos fletes pagados por su acarreo.
”Como no existe la industrialización y, por tanto, no hay marcas registradas que amparen la calidad de una fruta, estas se venden seleccionadas por su tamaño y los revendedores, con la sola inversión de tres o cuatro pesos “hacen el día”, es decir, que con esa minúscula inversión obtienen una utilidad que les permite cubrir perfectamente el mantenimiento de toda su familia.
”A simple vista se observa que no hay mejor inversión en el mundo financiero, porque sin riesgos las utilidades oscilan entre un 100 y un 500 por ciento...
”Y a propósito de este problema, permítasenos la siguiente digresión: El fenómeno se produce en tres sectores del comercio. La venta de un solo artículo comestible —carne de res, pescado, pollo y huevos—produce ganancias suficientes para que un individuo viva perfectamente de ese renglón. El abaratamiento de la vida, por tanto, se produciría en Cuba cuando se diversifique notablemente en las barriadas los llamados “grocerys”, que son pequeños mercados operados por particulares. La pequeña utilidad que se obtendría por la venta de cada uno de esos artículos haría una utilidad total que permitiría a su propietario vivir con cierto confort sin gravar el presupuesto doméstico de cada vecino en forma desproporcionada, como viene ocurriendo en la actualidad.
”Este pésimo sistema comercial es, pues, la causa del encarecimiento de muchos artículos de primera necesidad. En lo que respecta a la fruta, podemos resumir su manipulación en la siguiente forma: cachurrero, negociante, consignatario y revendedor. Y a la utilidad de cada uno de ellos hay que agregar los gastos naturales por costo y fletes.
”Analicemos, sin embargo, el problema en función del capital privado y resumamos el enfoque del negocio sobre estas bases:
A- Análisis de las tierras y estudio de las condiciones climáticas de la comarca para determinar qué clase de frutas podrían cultivarse.
B- Cultivo intensivo de frutales mejorando sus cualidades y calidades mediante rigurosos estudios científicos.
C- Amparar la calidad del producto con una marca comercial, acreditándola mediante campañas de anuncios.
D- Establecimiento de cooperativas de producción que solventen desde la explotación agrícola a bajo costo, empacamiento de la fruta, transporte a los mercados consumidores y respaldo de una inspección sanitaria, en todos sus aspectos.
E- Establecimiento de mercados de venta en los que se presenten las frutas de un modo atractivo y se coticen al más bajo precio posible.
”¿Qué sucedería cuando se intensificara científicamente la producción, poniendo al alcance de las clases populares esa rica variedad de frutas que ya quisieran para sí muchos países del mundo?”.
Jorge L Vicente
14/7/16 18:44
Hola Soy sobrino de Walfredo Vicente.El fallecio en 1994 es maestro y periodista milito con Fidel en el Partido Ortodoxo trabajo en el peridoco El Mundo donde publicaba escritos de Fidel antes del triunfo de la revolución, fue muestro famoso en el publo de Madruga y educador de Boris Luis Santacolomax fue redactor de Union Radio bajo la admistracion de Gaspar Pumarejo. Escribio para la revista Bohemia y Carteles. Viajo a EEUU en la delegacion con Fidel a New York al triunfo de la revolución. Sus ultimos años de trabajo los desempeño en la CTC y en reportajes sobre la agricultura junto al fotógrafo Lezcano hermano del que fuera primer secretario del partido en La Habana. Es hijo de el capitan mamby Leandro Leonides Vicente cuyos restos reposan en el mausoleo de los veteranos y martires de la revolución en el Cementerio de Colon. Gano un premio de literatura por su libro Muerte de Marti en Dos Rios presentado por Vicentina Atuña de la sección de literatura de la UNEAC de su familia solo sobrevive una hermana Sara Vicente y tres nietas
Enrique Cruz
31/7/15 14:52
Es una pena que diariamente salga por la TV nacional la necesidad de una dieta saludable, lo cual apruevo y me parece necesario. Pero que hacer cuando nuestro salario es insuficiente ante las demandas de los mercados y los precios tan elevados. Yo tengo una sobrina de apenas 6 meses y mi mayor anelo es que ella conosca frutas como el caimito, la granada, el anon; fruta que han pasado al olvidoy que no se encuentran en ningun lado. Devemos pensar que los consumidores no tenemos culpa que cuando la fruta yegue a los puntos de venta y los carretiyeros tengan tantos intermediarios y entonces elevar los precios es la solucion mas rapida. Luchemos porque los niños de hoy consuman las frutas en su estado natural y dejen un poco esa adiccion por los refrescos quimicos que tanto daño causan a su organismo.
Paloma
8/6/15 13:56
Saludos estimado Chang. En 1959 yo cumplía los 11 años en el pueblecito de Cruces, antigua provincia de Las Villas, cuyo renglón económico era el monocultivo de la caña de azúcar. Parece que lo de Cruces vino porque en ese pueblo confluía el punto desde donde y hacia cualquier dirección se podía ir en ferrocarril. Pues resulta que en el patio de mi casa, que quedaba justo al frente de la terminarl de trenes, había caimito, níspero, chirimoya, tamarindo, güira (que no se come) y en la casa del ferrocarril (quedaba entre la terminal y todas las vías ferreas en donde se enchuchaban los trenes para más tarde cambiar de carril) habían mangos de varios tipos, anón, anoncillo...Qué decir, no había comparación. Recuerdo también a los vendedores. Hubo uno que salía con su yegua y el morral lleno de mandarinas chiquiticas pero dulces como almíbar que las vendía a 5 por un centavo y tenía que caminar como un condenado para lograr venderlas. En fin, no valen comparaciones porque cada tiempo tiene sus particularidades. Hoy estamos a merced de circunstancias multifactoriales en las que el factor subjetivo es determinante en muchas de ellas. Es muy importante la previsión para lograr en el tiempo lo que se pretende, pero a veces no basta y en cuestiones de medio ambiente para nadie es un secreto que el cambio climático plantea retos que no siempre están a nuestro alcance desafiar. Sabe lo que hacemos mi hija y yo? bueno, en casa tenemos una mata de mango y una de aguacate y todos los años sembramos un gran número de sus semillas en bolsitas de yogur y cuando están listas para trasplantar, se las regalamos a los vecinos y amistades. Ella también busca semillas de otras frutas. Ahora tenemos posturas de anón (una rareza, como la mayoría de las frutas cubanas) y limones que ya encontraremos a quien dar o dónde sembrarla.
Esto, por supuesto, no es la solución de la escacez ni mucho menos, pero en casa pensamos que todo lo que esté a nuestro alcance hacer será válido para el futuro. Otros, en otros tiempos, sembraron lo que hoy comemos, entonces nos sentimos con esa deuda.
Cuco
7/6/15 8:00
Amigo chang. ahora si creo en la maquina del tiempo y la teoria de la relatividad se hace tangible . Ese periodista vino aca y vio lo que pasaba y viro para atras y escribio el articulo. Nada es lo que yo digo . el comercio de hoy ni dios lo entiende . Como paloma no me queda otar que decir ¨No coment¨ Chao
Tide
6/6/15 12:18
¿Por qué son tan caras las frutas cubanas? Tiene que ser esta una de las “preguntas de los 64 mil pesos”, no me cabe la menor duda. Creo que aunque abrigamos sospechas, nos dijeron, vimos, imaginamos cosas, y que de bobos no tenemos mucho, no creo haya alguien, de arriba abajo, ni pa’ un lado ni pa’l otro, con la información completa sobre este tema, ni de los que están a su cargo, y sí la tienen, que la “desembuchen” y le den solución, que es lo que hace falta en lugar del blablá.
Hay que desandar, y con gusto lo he hecho, todo lo escrito por el periodista Walfredo Vicente hace ya un paquete de años, que encontraste en una vieja Bohemia sin carátula y faltándole páginas, y que nos traes en este viernes a “El Foro”. Un “cuento” en todo muy parecido a lo que provoca esos altos precios actualmente, para darse una idea, comparando, de las causas que provocan que las antes tan abundantes frutas en casi todas las estaciones, hoy sean un artículo de lujo en las bocas de los cubanos.
La prensa nos dice y nos repite que hay “planes” y cooperativas de frutales, que están (¿?) para darle solución a tan increíble y penosa situación. Confiemos que así sea, aunque será en años, porque la mayoría de los frutales, tal vez los que dan mejores frutos, no crecen en días.
Gracias Chang, por permitirme comentar.
Arturo Chang
6/6/15 15:44
Muy de acuerdo con lo que dices, Tide, lo que hace falta es acabar ya de resolver el asunto, pues los planes no se comen, sino las frutas. En cuanto a permitirle comentar, pues, le invito a continuar escribiendo del asunto, pues quizás el próximo viernes, haga un resumen de todos los comentarios de lectoras y lectores que amablemente invierten su tiempo en este espacio.
Le agradezo su presencia habitual todos los viernes.
Arístides
6/6/15 3:30
Amigo Chang, primero te cuento que Walfredo Vicente, fue un destacado maestro del pueblo donde vi la luz primera: Madruga, en la ahora provincia Mayabeque - antes en La Habana - enclavado alrededor del kilómetro 66 de la Carretera Central. Allí mismo hizo sus primeros pininos periodísticos este maestro de la escuela de varones, porque recuerdo una revista mimeografiada que publicaba “cuando yo era chiquitico y del mamey y del mango me chupaba las semillas” - ya que hablamos de frutas - que nombraba MARCHA, competencia de otra, también mimeografiada, redactada por otro destacado maestro local, Julio Leyva Cepero, y que nombraba ANTORCHA. Papá, amigo de ambos, recibía las dos en casa, lo que me daba la oportunidad de disfrutarlas, Un día Walfredo se nos mudó para la capital y no mucho después, con alegría, porque lo admiraba, vi un artículo suyo en el periódico EL MUNDO. De ahí en lo adelante, dejo la historia a su biógrafo.
Y sobre el “tan viejito” artículo de mi coterráneo Walfredo, me ha dado la impresión que tiene mucho que ver con lo que sucede actualmente con los precios de las frutas, y ni hablo de otras muchas cosas que son casi prohibitivas consumir o disfrutar por muchos de nuestros conciudadanos. Y claro que casi adivino cuáles fueron tus intensiones al darlo a conocer a tus lectores.
En mi terruño natal - algo antes de la fecha de tu arribo a Casilda - cuando ya menda chancleteaba por su vecindad, lo menos que escaseaba eran las frutas. Había tal abundancia que pocas se comercializaban. Y si nos referimos a los mangos, que desde los inicios de la estación de lluvias estaban pululos, mucho más. ¡Un manguero se hubiera muerto de hambre en aquellos tiempos! En las arboledas de mangos, que abundaban en todos los horizontes, se desgranaban, y eran tantos, que los guajiros, que ahora le sacan “astillas” a cualquier cosa, dejaban que los puercos y las gallinas se encargaran de ellos, por lo que no le negaban un saco de mangos a cualquiera que pasara. Parodiando aquel popular son de antaño: “La abundancia, ¿cuándo volverá?” Ese sería, creo yo, el infalible remedio para acabar con los altos precios. ¿Es o no es?
Arturo Chang
6/6/15 15:50
Muchas gracias a Arístides por la informacion sobre el colega Walfredo Vicente, pues no sabía que fuera de Madruga, ni tampoco que hubiera trabajado también en El Mundo, periódico del cual yo también formé parte en 1968.
Muy cierto que no escaseban las frutas en el campo, pero por ejemplo, en el barrio chino de La Habana, concretamente en San Nicolás esquina a Cuchillo, comían los mangos que mi papá les enviaba de Casilda, por lo que llego a la conclusión de que en las ciudades no era tan abundante.
Le agradezco Arístides que se mantenga escribiendo sobre este tema, y dialoguemos entre todos los que leen, pues tal vez el próximo viernes se lo dedique a resumir o extractar lo que se comente en este espacio. O quizás haga transcripciones textuales.
Gracias por ser habitual en este espacio.
Arístides
6/6/15 3:28
Amigo Chang, primero te cuento que Walfredo Vicente, fue un destacado maestro del pueblo donde vi la luz primera: Madruga, en la ahora provincia Mayabeque - antes en La Habana - enclavado alrededor del kilómetro 66 de la Carretera Central. Allí mismo hizo sus primeros pininos periodísticos este maestro de la escuela de varones, porque recuerdo una revista mimeografiada que publicaba “cuando yo era chiquitico y del mamey y del mango me chupaba las semillas” - ya que hablamos de frutas - que nombraba MARCHA, competencia de otra, también mimeografiada, redactada por otro destacado maestro local, Julio Leyva Cepero, y que nombraba ANTORCHA. Papá, amigo de ambos, recibía las dos en casa, lo que me daba la oportunidad de disfrutarlas, Un día Walfredo se nos mudó para la capital y no mucho después, con alegría, porque lo admiraba, vi un artículo suyo en el periódico EL MUNDO. De ahí en lo adelante, dejo la historia a su biógrafo.
Y sobre el “tan viejito” artículo de mi coterráneo Walfredo, me ha dado la impresión que tiene mucho que ver con lo que sucede actualmente con los precios de las frutas, y ni hablo de otras muchas cosas que son casi prohibitivas consumir o disfrutar por muchos de nuestros conciudadanos. Y claro que casi adivino cuáles fueron tus intensiones al darlo a conocer a tus lectores.
En mi terruño natal - algo antes de la fecha de tu arribo a Casilda - cuando ya menda chancleteaba por su vecindad, lo menos que escaseaba eran las frutas. Había tal abundancia que pocas se comercializaban. Y si nos referimos a los mangos, que desde los inicios de la estación de lluvias estaban pululos, mucho más. ¡Un manguero se hubiera muerto de hambre en aquellos tiempos! En las arboledas de mangos, que abundaban en todos los horizontes, se desgranaban, y eran tantos, que los guajiros, que ahora le sacan “astillas” a cualquier cosa, dejaban que los puercos y las gallinas se encargaran de ellos, por lo que no le negaban un saco de mangos a cualquiera que pasara. Parodiando aquel popular son de antaño: “La abundancia, ¿cuándo volverá?” Ese sería, creo yo, el infalible remedio para acabar con los altos precios. ¿Es o no es?
Paloma
5/6/15 9:33
Saludos estimado Chang. SIN COMENTARIO.....
Arturo Chang
6/6/15 15:52
Estimada Paloma cuando usted usa la expresión SIN COMENTARIO... interpreto que admite como yo, que es contundente lo dicho en 1951 y que tiene plena vigencia en nuestros días.
No obstante, la invito a comentar, pues estoy pensando que el próximo viernes pudiera dedicar este espacio a reflejar lo que comenten lectoras y lecotores.
Muchas gracias por su sustemática presencia en El Foro.
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