La Geografía y la Psicología tienen curiosos puntos de contacto. ¿Quién no conoce hoy a Segismundo Freud, creador de una polémica escuela de pensamiento sicológico basada en el estudio del inconsciente humano? Según Freud, es posible interpretar los sueños para conocer la raíz de ciertos trastornos neuróticos.
La teoría freudiana fue desarrollada a fines del siglo XIX en Viena, la capital de Austria. Y, por tal motivo, sus seguidores fueron conocidos como integrantes del llamado Círculo Sicoanalítico de Viena. Y así, Viena pasó a ser no solo el punto geográfico donde se decidió en 1815 la suerte de Napoleón Bonaparte y la ciudad donde se crearon los famosos valses de Johan Strauss hijo. Viena, además, ha llegado a ser cuna del psicoanálisis, una de las corrientes de pensamiento más fuertes en la Psicología contemporánea.
Otro punto geográfico, pero más cercano a nosotros, también se vincula a la Psicología. En el gran Buenos Aires, capital argentina, existe una zona que tiene la mayor densidad de psicólogos por habitantes de todo el planeta. Con el nombre de Villa Freud, en pleno centro bonaerense, hay un promedio de un psicólogo por cada cien habitantes, verdadero récord mundial.
El siguiente vínculo geográfico-psicológico se relaciona con la violencia. A menudo, la prensa internacional informa acerca de captura de rehenes por diversas razones. Puede ser que, con motivo del asalto a un banco, los ladrones tomen de rehenes a personas inocentes. Con toda lógica habrá escenas de miedo que se agravarán si la policía rodea el lugar y comienzan largas negociaciones con los captores.
Los complejos fenómenos psíquicos que se dan entre los rehenes al prolongarse el confinamiento recibieron un nombre geográfico. Fue en Estocolmo, la capital del Reino de Suecia, donde por primera vez se estudió el comportamiento psíquico de las personas retenidas contra su voluntad por extensos períodos.
De ahí que se denomine Síndrome de Estocolmo, a ciertos efectos psicológicos en rehenes sometidos a un largo secuestro.
Leipzig, ciudad alemana, es reconocida como sinónimo de la Psicología experimental. Allí, a fines del siglo XIX, el científico alemán Wilhem Wundt creó el primer laboratorio de esa especialidad en el mundo para demostrar que el entorno geográfico influye en la percepción psicológica de cada individuo y puede llegar a condicionar sus reacciones psíquicas.
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