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sábado, 23 de noviembre de 2024

Curiosidades geográficas

un blog de Alexis Schlachter Antolín

Cubano el primer ferrocarril caribeño

Inaugurado en 1837, antecedió en más de una década al camino de hierro español...

Alexis Schlachter Antolín
en Exclusivo 22/04/2014
7 comentarios
ferrocarril_cuba
La introducción de la locomotora en Cuba tuvo por objetivo multiplicar la producción de azúcar.

Domingo 19 de noviembre de 1837.- Cumpleaños de Su Majestad la Reina Isabel II de España. A pesar de la pertinaz lluvia tropical que cae desde la madrugada y la temperatura inusualmente fría para Cuba, una ansiosa multitud  se arremolina hacia el centro de La Habana, capital del país antillano, más exactamente en la Parada Garcini, para presenciar la salida de la primera locomotora que arrastrará un coche con 70 aturdidos pasajeros, quienes han pagado veinte reales por el inusual viaje y, detrás, un solitario vagón de mercancías. El tramo de vía es de unos 27 km. hasta el pueblo llamado Bejucal.

Día histórico. Cuba se convierte desde este amanecer en la sexta nación del mundo y la primera de Iberoamérica y el Caribe - antes que España incluso- en contar  con un camino de hierro para dar paso a uno de los inventos que mercarán la economía mundial del siglo XIX: la locomotora.

Cuba inaugura su ferrocarril el mismo año que Francia.

Antes, lo han hecho, en orden sucesivo, Gran Bretaña (27 de septiembre de 1825), Francia y Austria (1828), Estados Unidos de América (1830) y Alemania (1835).

Ocho locomotoras de factura inglesa aguardan para ser utilizadas en la futura ampliación de las vías ferroviarias de esta nación antillana. Sus nombres son: Cubana, Habana, Comisión, Villanueva, Herrera, Escobedo, Colón y Cervantes.

Así, posiblemente, narraron los cronistas de la época el comienzo de una nueva era en las comunicaciones dentro de Cuba. Hoy, en el tercer milenio de la humanidad, no pocas personas en Iberoamérica se asombran al comprobar que la colonia caribeña de España se adelantó a la metrópoli en once años (línea de Mataró a Barcelona, sólo a partir del 1848) y muchos se preguntan las razones para semejante hecho aparentemente contradictorio.

El historiador Oscar Zanetti plantea al respecto: “Con el fin de entender la necesidad histórico - económica para que en Cuba surgiera el primer camino de hierro iberoamericano y caribeño -con el consentimiento e impulso de la corona española - hay que buscar antecedentes en el momento en el cual  este archipiélago antillano avanza impetuosamente hasta convertirse en la azucarera del mundo.

La convulsa independencia de las trece colonias inglesas y la Revolución de Haití posibilitaron que Cuba se convirtiera muy rápidamente en la principal proveedora de azúcar de los mercados europeos y del norteamericano; esto, por supuesto, beneficiaba las arcas de España.

Pero en 1826 aparecieron en Francia las primeras grandes industrias productoras de azúcar de remolacha, mucho más barato este último que el tradicional dulce extraído de la caña en el archipiélago caribeño; en consecuencia, la competencia francesa hizo mella en la economía cubana.

¿Cómo abaratar la producción azucarera? Fue divisa de vida o muerte para los hacendados cubanos reunidos en la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Hubo intentos, pero éstos fracasaron hasta que se llegó a la conclusión de que la solución estaría en la introducción del ferrocarril para abaratar costos de transportación, particularmente desde plantaciones lejanas de las costas.

España necesitaba ese medio de transporte con mayor urgencia en Cuba que en el propio reino y, por tal motivo, no hubo dudas ni lamentaciones porque el primer camino de hierro de Iberoamérica naciera en tierras de su última colonia en América”.

CONTRATIEMPOS

En abril de 1835 llegaron a La Habana los ingenieros estadounidenses Alfred Krugery y Benjamín H. Wright para comenzar  la construcción de la primera línea férrea, luego de su aprobación por las autoridades nucleadas en la llamada Junta de Fomento que supervisaría oficialmente la obra.

Se iniciaron los trabajos pero, apenas comenzados, tuvieron que detenerse por un año debido a una orden del gobernador don Miguel Tacón hasta tanto no se variase el trazado del recorrido. Argumentaban los militares que la vía pasaba demasiado cerca de una importante fortaleza habanera conocida por el nombre de Castillo del Príncipe.

No quedó más remedio que obedecer y, finalmente, la Junta de Fomento varió el rumbo del ferrocarril aunque esto encareció la obra respecto a los estimados iniciales.

A la postre, y como consecuencia, dos meses antes de concluir el tramo  La Habana – Bejucal, se acabaron los fondos. Fue necesario entonces un nuevo préstamo del banquero británico Alexander Robertson quien accedió a cambio de elevar las tasas de interés.

A mediados de 1837 comenzaron a desarrollarse aceleradamente los trabajos en las terminales ferrocarrileras, los almacenes y los talleres: fueron contratados maquinistas y operarios británicos así como vigilantes de tramos, guardalmacenes y otros.

Finalmente, y pese a los citados contratiempos, todo quedó terminado en tiempo.

 UNA LUCHA ENTRE INTERESES CONTRAPUESTOS

 La terminación del tramo ferrocarrilero entre la capital cubana y el pequeño pueblo de Bejucal, en las afueras a 29 km, evidenció una sorda lucha de intereses económicos contrapuestos: los de Gran Bretaña y aquellos del naciente poderío de Estados Unidos de América.

La rivalidad se reflejó en los hechos siguientes:

- Las negociaciones iniciales con las autoridades españolas incluyeron ocho locomotoras inglesas a las cuales se calificó posteriormente como inservibles por parte del ingeniero de EUA, Krugery. El gobierno de Su Majestad británica, por su parte, calificó el asunto de sabotaje.

- Con el capital inglés, los dos ingenieros de EUA, al frente de la obra, adquirieron locomotoras Baldwin fabricadas, precisamente, en la patria de Lincoln

- A pesar de todo, los intereses londinenses lograron mantener el control de las líneas férreas en el occidente de Cuba. Su continuidad en el sector durante décadas se debió a la relación con los hacendados cubanos, la deuda bancaria de España con el Reino británico así como el suministro de insumos y maquinarias azucareras facturadas en Gran Bretaña.

El primer ferrocarril iberoamericano y caribeño enfrentó a dos potencias.

LOS ANTECESORES

La primera locomotora fue construída en el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte allá por el lejano año de 1804, obra del ingeniero inglés Richard Trevithick.. Tras el éxito inicial fueron construídos diferentes modelos de ferrocarril, sobre todo para uso en minería, pero con éxito más bien moderado.

No fue sino hasta 1829 cuando apareció en  Gran Bretaña una locomotora capaz de transportar pasajeros y, al mismo tiempo, carga. En aquel año, el Rocket (Cohete), diseñado por el ingeniero George Stephenson ganó un concurso patrocinado por la compañía Liverpool and Manchester Railway.

La nueva máquina fue capaz de arrastrar una carga tres veces su propio peso a 20 km por hora y transportar un vagón lleno de pasajeros a 39 km por hora.

Paralelamente, en la otra orilla del Océano Atlántico, fue probada en Honesdale, estado norteamericano de Pennsylvania, la primera locomotora que funcionó en el hemisferio occidental: la Stourbridge  Lion.

 Era de fabricación inglesa pero apenas un año más tarde comenzaron a construirse en los propios Estados Unidos de América; ocho de tales máquinas fueron, precisamente, las utilizadas más tarde en los primeros tramos ferroviarios de Cuba.


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Alexis Schlachter Antolín

Periodista especializado en Ciencias. Profesor Adjunto del Instituto Superior Pedagógico "Rubén Martínez Villena". Premio a la Obra de la Vida otorgado por el Concurso de Periodismo Científico "Gilberto Caballero" 2012. Autor de libros sobre temática geográfica como "Geografía Sorprendente" y "Trampas Geográficas".

Se han publicado 7 comentarios


juanhelias
 18/11/14 19:03

Muy interesante ver como se cambia la historia , ya que en 1837 Cuba era España y lo correcto seria decir que España sea la sexta nacion en contar con un  camino de hierro.Saludos desde la madre patria de un ferroviario.

senelio ceballos
 1/5/14 8:44

RUBEN..coincido en muchas cosas con su comentario..FUIMOS LOS PRIMEROS EN TENER FF/CC...hoy que?..Ayer quedo inaugurado el tren-rapido subterraneo de Panama..Cuando vamos a construir el METRO del Habana?... Ruben..desde cuando ud no viaja por los trenes provinciales nuestros? ..LLeguese desde la habana hasat Nuevitas...y entonces vera realidades!! el guajiro pasajero del tren SANTA CLARA...Nuevitas

ruben
 22/4/14 17:10

NOS COCIMOS EN CUBA, ENTONCES ERAS PERIODITA DEL GRANMA, ANO 1985-1990, YO ERA EL DIRECTOR DEL ICID DEL INSAC, YO VIVO EN CANADA

RUBEN
 22/4/14 13:27

Si fuimos primero es eso,y en muchas cosas mas, luego acabamos con los ferrocariles. Abandonamos el sistema de operacion Ingles y tomamoes el sovietico y destruimos a los FFCC. Es una gran pena, mi abuelo ponia el reloj por la llegada del tren a su pueblo en Matanzas. Se enviaba carga por el tren y claro no se perdia. Yo viaje mucho en tren, te servian comida. Estudiando en la CUJAE en los anos 72-73 iba en el trem Pionero. Acabamos con el Ferrocarill en Cuba y eso es bueno que lo digamos bien claro si de verdad queremos el progreso de Cuba. Las verdades no se pueden ocultar ni las causas, de lo contrario no hay avance.

Pilongo
 18/1/19 18:41

Desde mi abuelo, cuando joven, comenzó la vinculación de mi familia materna al ferrocarril en la región central de Cuba. Coincido con lo que han opinado que el tiempo demuestra, después de la Revolución hasta ahora, el FFCC es totalmente distinto y no precisamente para bien. Si, el bloqueo nos afecta mucho en el sector, pero la disciplina ferroviaria no es consecuencia del bloqueo. Vivo cerca de la Terminal de Santa Clara y veo las indisciplinas y violaciones de reglamento por los ferroviarios de hoy son diarias, y las que se permiten a los usuarios del servicio y que nadie les llama la atención. Y todo cada vez peor. Las nuevas generaciones no se dan cuenta de lo que hemos perdido en los FFCC. Y la culpa nos es de los soviéticos, pues visite varias veces la URSS y monte en trenes, pero los tiempos de partida, paradas, y llegada eran como ya alguien dijo, a su hora (con minutos), para poner la hora correcta el reloj. Y la atención ni se diga. La ultima vez que monte en un tren a La Habana hace años, la ferromoza dijo su " discurso" al salir el tren de la estación y era un listado de prohibiciones y luego la vi "vender" pasajes a personas coladas. Antes, eso no pasaba. ¿Cuando volveremos a "poner en cintura" de nuevo a ¿nuestro? FFCC en Cuba.

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Arístides
 22/4/14 10:04

Interesante página de la historia de Cuba y del mundo nos regalas esta vez amigo Alexis. Lo de que el proyecto de ferrocarril en nuestro suelo haya provocado la competencia entre dos grandes potencias de entonces (y de ahora) Inglaterra y Estados Unidos, me llega nuevecito. Había leído mucho del hecho en sí, pero de la rivalidad comercial entre ambos países ni lo había notado. ¡Pobre de mí! Es una verdadera pena que el ferrocarril nuestro, con tanta historia, haya sufrido los embates del abandono y tal vez la poca importancia que se le ha dado, aunque no faltaron intereses políticos y económicos, y no en el período revolucionario solamente, porque eso nos llega de mucho más atrás. No se me olvida la gran emoción de niño que me producía el ver pasar el “Tren Central” las veces que lo disfruté, tan majestuoso, veloz, y casi a la misma hora todos los días del año (creo, que nunca se detenía ni se atrasaba por causas mecánicas), con dirección a Santiago de Cuba o hacia La Habana. Ni sé desde cuándo algo así pasó a la historia. Se pueden esgrimir muchos factores que incidieron en esa desaparición, pero ninguna puede justificar el olvido tan grande que ha sufrido este importante y económico medio de transportación. Y pongo tan solo un ejemplo que conozca, pero no creo que haya sido el único. Y lo que más me preocupa es que para resucitarlo y llevarlo a los niveles que nuestra economía necesita, se necesita mucho “money” que ahora no tenemos (esperanza puesta en la inversión foránea), y lo que no se puede pasar por alto: tiempo.

Gerardo López
 22/4/14 9:35

Qué me pueden decir de la locomotora "La Junta" que en mi infancia la conocí en exhibición en la terminal de ferrocarriles de La Habana. Era esta inglesa o norteamericana? Fue realmente la primera?

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