Las relaciones sociales, cuando son de signo positivo, tienen un papel evidentemente protector sobre la salud de los seres humanos. Pero a veces, como arma de doble filo, pueden resultar destructivas cuando son persistentemente malsanas.
Las discusiones constantes o las preocupaciones por problemas familiares pueden aumentar el riesgo de fallecer antes de tiempo.
LOS MÁS DESTRUCTIVOS
Las relaciones sociales como causa de estrés en la vida privada se vinculan con un aumento de dos a tres veces de riesgo de una anticipada y definitiva despedida.
Las preocupaciones, las discusiones y las exigencias de hijos y parejas y los conflictos en general son los factores de riesgo de muerte de mayor importancia en la mediana edad.
Como resultado de una investigación científica se conoció que quienes no tenían vínculo laboral fueron particularmente vulnerables al estrés derivado de las relaciones sociales.
POR ORDEN DE FRECUENCIA
Cuando se investigaron grandes grupos de personas entre 36 y 52 años de edad, el 10 por ciento manifestó que sus hijos eran una fuente de excesivas exigencias y preocupaciones. El 9 por ciento, lo atribuyó al cónyuge; el 6 por ciento, a problemas con sus parientes y el 2 por ciento, a vecinos y amigos.
En relación con quienes manifestaron tener siempre o con frecuencia estos conflictos, alrededor del 6 por ciento de los participantes en esta investigación dijeron que los problemas eran con su cónyuge o hijos; el 2 por ciento, con otros parientes, y el 1 por ciento, con amigos o vecinos.
LAS CAUSAS
El estrés social se relacionó con un aumento del riesgo de fallecer por todas las causas más frecuentes.
Entre los fallecidos casi la mitad de las muertes se debieron al cáncer. Las enfermedades cardiacas y el accidente cerebrovascular, la enfermedad del hígado, los accidentes y el suicidio conformaron las demás.
Las frecuentes discusiones con los hijos, la pareja, los parientes, los amigos o los vecinos se asociaron con el doble o el triple de riesgo de muerte por todas estas causas.
Cuando los estresores se incrementaban, como por ejemplo el conflicto doméstico se asociaba a la no vinculación laboral, el riesgo de fallecimiento prematuro también aumentó.
Lo más nocivo de esos tipos de estrés fueron las discusiones.
LAS RAZONES
Existe una interacción entre las situaciones sociales estresantes y el cuerpo humano, la llamada relación mente-cuerpo. Con independencia de otros factores como la genética o los factores socioeconómicos, los conflictos se vinculan a un mayor riesgo de muerte.
Un intenso y constante estado angustioso proveniente de estos conflictos sociales y las preocupaciones derivadas, se conectan con un aumento en la producción de las hormonas del estrés, conducente entre otras cosas indeseables, a la hipertensión arterial.
UN SALUDABLE CONSEJO
Según se plantea por los resultados de esta investigación realizada en más de 10 mil personas desde el año 2000 hasta el año 2011 por la Universidad de Copenhague y publicada en la revista Journal of Epidemiology & Community Health, se debe aprender a manejar los conflictos y el estrés derivado, adquiriendo habilidades para gestionar y modular las preocupaciones y las exigencias de las relaciones sociales cercanas.
De esta manera, la gestión adecuada del conflicto dentro de las parejas y las familias y también en el barrio, se convierte en una estrategia importante para reducir las muertes prematuras.
Solo se trata de aplicar la inteligencia, la experiencia, la serenidad y el buen juicio para llevar una vida feliz, saludable y prolongada.
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