La adicción al alcohol, se produce principalmente por una falla del equilibro de determinadas sustancias químicas del cerebro inducida por esta droga. Sobre todo por aquellas que intervienen en el sistema de la sensación de recompensa del ser humano. La ingestión de alcohol es un intento equivocado, inútil y dañino donde se aspira a reparar este angustiante desequilibrio bioquímico.
LA PERSONA SANA
Un cuerpo en perfecto estado de salud produce una adecuada y equilibrada cantidad de neurotransmisores. Entre ellos se encuentran las llamadas serotonina, dopamina, GABA, glutamato, acetilcolina y endorfinas.
Un buen equilibrio en sus proporciones químicas es fundamental para mantener funciones cognitivas saludables, bienestar general, una precisa regulación del humor y de sentimientos de dolor y también de placer, ansiedad, depresión y nerviosismo ante determinadas situaciones.
QUÉ SON NUESTROS ESENCIALES NEUROTRANSMISORES
Un neurotransmisor, también llamado neuromediador, es una molécula biológica encargada de transmitir información de una neurona a otra neurona consecutiva, unidas mediante una conexión llamada sinapsis.
El neurotransmisor se libera por vesículas o bolsitas en la extremidad de la neurona transmisora durante la propagación del impulso nervioso, atraviesa el espacio de conexión existente con su neurona contigua y actúa cambiando el potencial de acción en su vecina al fijarse o adherirse en puntos precisos de su membrana celular.
DIFERENCIAS ENTRE NEUROTRANSMISORES Y HORMONAS
Cuando se libera un neurotransmisor solo puede llegar con su mensaje a una célula o neurona cercana mediante la sinapsis. Cada neurona se comunica con muchas otras al mismo tiempo y son capaces de enviar estímulos a través de los neurotransmisores varias veces por segundo.
El neurotransmisor habitualmente es considerado una forma de comunicación celular distinto de las hormonas, aunque la distinción entre uno y otro es a veces imprecisa pues algunos neurotransmisores suelen actuar como hormonas. Una hormona es cualquier sustancia liberada por una célula capaz de actuar sobre otra célula, tanto cercana como lejana y sin tener en cuenta la vía utilizada para su transporte.
RECOMPENSAS QUÍMICAS
Uno de los caminos más importantes en el desarrollo de la adicción es la llamada vía de la recompensa.
Funciona al hacer que nos sintamos bien cuando nos involucramos en el comportamiento de determinadas acciones como hacer un favor, alcanzar un triunfo, acariciar una mascota, comer, beber agua, practicar el sexo o la crianza de los hijos.
La liberación de neurotransmisores por parte del cerebro es responsable de estos sentimientos de felicidad. El circuito de recompensa del cerebro, donde entra en juego el neurotransmisor dopamina, nos hace repetir esta conducta que nos ha hecho sentir bien. Por diversas vías se conecta con la memoria para reforzar este comportamiento. Se le ordena al cerebro recordar algo capaz de producir un bienestar.
De esta forma se repite ese proceder donde se vuelve a experimenta ese placer a través de determinadas acciones previamente aprendidas y recordadas de nuevo, sin la necesidad de pensar demasiado en ello.
ALCOHOL Y NEUROTRANSMISORES
El alcohol estimula el cerebro para liberar excesivas cantidades de dopamina, provocando un placer intenso. El bebedor se siente engañosamente muy bien y feliz a través de un estímulo ilegítimo de la verdadera felicidad.
El alcohol también estimula la liberación excesiva de otros neurotransmisores, como la serotonina, GABA y las endorfinas.
El cerebro del bebedor se va adaptando a estos fuertes aumentos repentinos en sus neurotransmisores y comienza una regulación negativa de los receptores propios provocando una menor producción de dopamina por su propio cerebro.
Al faltar el alcohol se van diluyendo los sentimientos de felicidad y los instantes de elevado placer. Por otra parte, el centro de la memoria en el cerebro asocia el alcohol con un deleite intenso y surge una fuerte motivación para tratar de sentir otra vez el mismo nivel de recompensa o grato sentir.
En los adictos alcohólicos, con sus propios receptores ya insensibilizados al convertirse el alcohol en el estimulante principal de los neurotransmisores del placer, no se disfruta de las cosas normales antes buscadas y repetidas. El adicto se siente sin vida y muy deprimido al faltar el estímulo alcohólico y tiende a repetir cada vez más frecuentemente la ingestión etílica buscando una falsa y artificial felicidad.
Y por supuesto, con el tiempo se va a requiriendo más alcohol en la búsqueda de placer. Finalmente, el cerebro pierde su capacidad para producir neurotransmisores sin la ayuda de alcohol y aparece una fuerte adicción a las bebidas alcohólicas. Con el tiempo, otros circuitos los cerebros implicados en la memoria, el juicio, el autocontrol y el aprendizaje también se deterioran en demasía.
Por lo tanto, en relación a las bebidas alcohólicas, las mayores precauciones contra tan engañosa y destructiva compañía, nunca estarán de más.
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