domingo, 22 de septiembre de 2024

Bebedores pasivos

El Dr. Ricardo A. González Menéndez ofrece interesantes análisis sobre quienes rodean a la persona alcohólica...

Alberto Jesús Quirantes Hernández
en Exclusivo 29/05/2017
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Bebedores pasivos, foto blog
La persona embriagada pierde absoluamente todas sus virtudes. (Istock)

Una nueva e instructiva entrevista realizada al Dr. C. Ricardo A. González Menéndez, Profesor Titular y Consultante del Servicio de Atención Integral a las Adicciones del Hospital Psiquiátrico de La Habana. Son criterios con los cuales coincidimos total y absolutamente y posiblemente todos los lectores, alcohólicos incluidos.

—Estimado profesor, ¿qué son los poco conocidos, hasta ahora, bebedores pasivos?

—Antes de entrar de lleno en el tema quiero decir que las persona embriagada (“borracho”, en lenguaje popular) se transforma completamente debido a los efectos del alcohol sobre el cerebro, pierde absolutamente todas sus virtudes, desaparecen y son cambiadas por serios defectos morales y en su propia conducta. En quienes la embriaguez se integra al estilo de vida en forma mantenida, la verdadera y positiva personalidad queda anulada completamente.

“Pero para dar respuesta a tu pregunta, los bebedores pasivos son los familiares del alcohólico, sus seres más queridos, incluidas sus inocentes mascotas, que se percatan de que ‘ese no es su amo’. Todos ellos sin excepción pasan por enormes e inenarrables sufrimientos, daños cercanos a los que produce el humo del tabaco en los fumadores pasivos.

”Quien se acerque peligrosamente al alcohol, más que pensar en sí mismo y en las supuestas ‘alegrías’ de sus atracones alcohólicos, debe tener muy en cuenta a los familiares con quienes convive, como pueden ser hijos, esposa, padres, tíos o sus frágiles abuelitos.

”En los familiares de una persona alcoholizada, además de sus actos violentos y abusos de todo tipo, también se deben analizar las consecuencias del estrés sufrido y mantenido en el tiempo por estos familiares.

”La tormentosa pregunta diaria de esos seres inocentes de “¿cómo vendrá?” constituye un estrés crónico y de los grandes”.

—¿Y qué es el estrés crónico, profesor?

—Por todos es conocido como el estrés cuando se prolonga y mantiene actúa de forma maligna en el organismo humano, provocando variadas y muchas veces graves enfermedades. Entre ellas se encuentra la hipertensión arterial, los infartos cardiacos, los accidentes cerebrovasculares, los tumores cancerosos, la diabetes mellitus y hasta trastornos mentales derivados del sufrimiento permanente.

“En esas inocentes personas que tanto lo quieren, esos llamados bebedores pasivos, el alcohólico, perverso y peligroso, debido a su adicción, les provoca enfermedades capaces de amargarles su calidad y duración feliz de sus vidas”.

—¿Es como un infierno en el hogar provocado por el alcohólico?

—En muy poco tiempo, el bebedor social pasa a bebedor de riesgo y después a enfermo alcohólico. Cuando se incorporan las bebidas alcohólicas al estilo de vida se afectan y enferman muchos órganos internos, pero se daña también la personalidad, la conciencia y la conducta.

“Pero el futuro bebedor, antes de comenzar su descenso hacia el infierno, debe tener muy en cuenta cómo las mismas amistades que no criticaron su embriaguez inicial ni fueron capaces de dar un buen consejo al respecto, después lo rechazan de plano al considerarlo como ‘borracho perdido’, capaz de afectar el prestigio de esos antiguos conocidos y de sus familias”.

—¿Entonces solo queda sufrir debido al alcoholismo de ese familiar?

—Los alcohólicos modifican en alto grado su comportamiento. Se transforman y en sus hogares pueden escucharse palabras obscenas, escándalos, riñas y conductas vandálicas provocadas por el “borracho”, una persona que sin reconocerlo ha perdido su dignidad.

“El consumo indebido de alcohol los pone violentos y les hace perder ‘hasta la vergüenza’. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada persona adicta tiene como promedio a cuatro bebedores pasivos. Y dentro de cada uno de esos grupos familiares hay al menos uno de ellos cuyo sufrimiento es tal que alcanza el tope de la angustia. A su permanente tormento se añade su deseo de proteger, supervisar y controlar el consumo alcohólico del enfermo adicto, hasta el punto de convertirse en la misión más importante, angustiosa y desgraciadamente poco exitosa de su vida. Este es el conocido a nivel internacional como codependiente”.

—¿Pero al enfermo alcohólico puede esperarlo un camino luminoso?

—La única posibilidad de rehabilitación es lograr la abstinencia total, y para ello muchas veces se debe buscar ayuda.

“En sus momentos de lucidez, el alcohólico debe desear con todas sus fuerzas eliminar una adicción que está acabando, moral, económica y físicamente con él y con su seres más queridos. Una vez que esa idea penetra de manera permanente en la mente del enfermo, la ayuda aparece en forma de un amigo, una definida creencia religiosa, un libro de autoayuda, una asociación contra el alcoholismo o varios de estos factores actuando al unísono.

”Solo se trata de empezar, sin detenerse, a dar los primeros pasos por ese camino luminoso y muy gratificante de la rehabilitación total”.

—Profesor, si fuera a dar un solo consejo al respecto ¿cuál sería?

—Pero por encima de todo esto, el mejor consejo es no comenzar, no probar jamás las bebidas alcohólicas antes de tener 18 años. Para divertirse y en grande no hace falta beber.


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Alberto Jesús Quirantes Hernández

Profesor Consultante y Jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Docente Dr. Salvador Allende en La Habana, Cuba.


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